Si solo nos refiriéramos a la democracia, como concepto político tropezaríamos en la práctica
Luisa Estela Morales Lamuño.- A veces en política –tomada esta como una ciencia- es tan importante la definición, la conceptualización, que lo que en su esencia se estableció como fin, para no confundir el medio con el fin, termina el medio imponiéndose definitivamente.
Si solo nos refiriéramos a la democracia, como concepto político tropezaríamos en la práctica con que tal concepto se tornó en la palabra más ambigua y confusa de la ciencia política. Sobre todo cuando en nombre de la “democracia” se asumen posiciones hegemónicas como por ejemplo en Venezuela, en donde en nombre de la democracia y por la libertad, un individuo respaldado por los mas extraños y variopintos gobernantes y hegemón, se autoproclama presidente, olvidando (o ignorando) ex profeso, el medio establecido en la democracia, que es la elección popular de sus connacionales para ejercer la máxima autoridad de una nación.
Podría tratarse de un joven afectado de paranoia o un mitómano, pero lo que desdibuja –hablando en términos de las ciencias políticas- el concepto de la democracia, y lo hace ambiguo tanto en lo nacional como en lo internacional, es ver y oír a los representantes de altos organismos que se presentan como “guardianes de la paz mundial”, confundir los medios con el fin, al punto de colocar en entredicho tan importante concepto.
Creo, humildemente, que debemos comenzar por el principio: el concepto de Estado fallido desvirtúa el fin del Estado y lo ubica en el mundo mercantil capitalista. La pregunta lógica es entonces ¿el fin del Estado no es garantizar a una nación, sobre un territorio de manera soberana el desarrollo de una vida en paz?
Es allí donde los conceptos primarios de la política –como ciencia- se vuelven ambiguos e ininteligibles, entonces, otros conceptos políticos ameritan reflexiones.
Si hoy la bolsa de valores de Shanghai ha tenido la mayor alza de su historia, luego del lanzamiento de los contratos a futuro en YuanOro, es lógico pensar que la caída hegemónica del dólar es estruendosa y, por ende, es lógico preguntar, ¿y ahora qué?
Sin duda hay un cambio de paradigma mundial y Dios permita que se desarrolle en paz, porque Venezuela, está en el ojo del huracán.
Luisa Estela Morales Lamuño
Magistrada Emérito del TSJ
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