Zonia Linares.
Es muy difícil poder entender las situaciones diversas que vivimos en Venezuela, los anuncios que permanentemente hace el gobierno en defensa del pueblo, queda anulado ante la realidad a la que nos tenemos que enfrentar día a día. Como ejemplo tenemos la educación, hoy como nunca antes en la historia podemos tener acceso a un buen colegio público, liceo o universidad, lo que antes se llamaba población flotante, que eran decenas de jóvenes con aspiraciones profesionales sin cupo, porque no eran hijos de.. Amigos de tal…o parientes de aquel… Ellos hoy se convirtieron en egresados y egresadas de instituciones públicas con diferentes carreras profesionales, ahora bien el problema que se le presenta a esos jóvenes ya no es un cupo estudiantil, ahora la tranca en el camino son los cuadernos, útiles y demás material educativo. Cuando nos tenemos que enfrentar a que una libreta de 6 materias cuesta quinientos mil bolívares, o una simple cartulina tiene el escandaloso precio de cien mil bolívares, donde hay dos o más niños o jóvenes estudiando ¿Cuánto nos cuesta un año de colegio? Podrá un padre o madre darle educación a sus tres hijos, que dan útiles escolares, sí, es cierto nos ahorramos los libros, pero no todo lo demás. El problema no es cuántos beneficios recibimos, que si llegan al estudiantado, el problema es el seguimiento que deben hacerle a librerías y demás distribuidoras de útiles escolares, todos estamos centrados en lo que son alimentos y productos de primera necesidad, mientras por otro lado le quitan a los jóvenes los sueños de poder asistir dignamente a las aulas de clase con lo necesario en sus morrales, los especuladores escolares, no saben de Moral y Luces, sólo saben de cuánto pueden hacer crecer su cuenta bancaria y nadie le está haciendo seguimiento a esa situación.
Por otro lado tenemos el Metro de Caracas, aquel que utiliza el eslogan de "La gran solución para Caracas" tal vez en otros tiempos, porque en estos momentos es los dolores de cabeza para los usuarios. No podemos entender como un servicio tan cotizado y útil pueda estar prácticamente en la desidia y el abandono. Es normal ver las taquillas de los operadores vacías, no hay quien de información de nada, los torniquetas libres, ¡Por Dios! Que servicio, que institución funciona en esas condiciones. Un ticket cuesta el mísero monto de cuatro bolívares, cuando lo puedes comprar y con el se puede viajar de punta a punta y todavía hay quienes vulgarmente se saltan los torniquetes para no pagarlo, no hay sanción ninguna, porque simplemente no existen los operadores de vigilancia, dentro del metro se han suscitado robos a mano armada, arrebatones, enfrentamientos que han acabado con la vida de personas inocentes, ha habido heridos y la policía nacional brilla por su ausencia, mientras el metro siga siendo gratuito este medio de transporte irá en decadencia, ¿Existe un presidente del metro? ¿Qué función tiene? ¿Acaso no le llegan los reportes de las fallas que tiene? Cuál es la mano peluda que hay dentro del metro que está llevando está vieja institución, de más de 35 años de servicio al pueblo caraqueño al colapso. Un transporte que sea gratis no funciona porque está bien, quieren solidarizarse con el bolsillo del usuario ¿Pero 4 Bs? Y ahorita gratis, los torniquetes libres, las escaleras inútiles, los vagones sin aire y la Operación Morrocoy al servicio del pueblo ¿Dónde y contra quién va el enemigo?
Necesitamos que Maduro mueva esa mata durísimo, porque desde adentro están buscando moverlo a él.
Nos colocan musiquita revolucionaria y cuñas del gobierno, audios de nuestro comandante, mientras la espera se hace interminable en los andenes, y la molestia entre los usuarios crece y despotrican del metro y del gobierno. Y cuando por fin logras entrar al vagón entre empujones y apretones, te consigues con la desagradable sorpresa que no tiene aire. Los desmayos a la orden del día y a esperar que atiendan la emergencia en la siguiente estación, porque no llevan en la cabina del operador un maletín de primeros auxilios, ni personal capacitado para este tipo de eventos de contingencia.
Viajar en metro se ha convertido en una especie de suerte, en la que no sabes cual será tu destino al momento de tomarlo como opción de viaje.
Nací con corazón revolucionario. Chavista desde 1992. Creo en Dios, mi patria sigo y seguiré los sueños de mi comandante eterno.
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