Douglas Bolívar
Casi todo lo que ha venido ocurriendo en el país ha estado definido por la guerra intestina permanente en el antichavismo. Para resumir: la guarimba fue un desafío de una corriente facha a otra igual de facha que pretendía atornillarse en el “liderazgo” antichavista a partir de unas primarias que se habían hecho para una coyuntura muy específica: enfrentarse a Chávez en octubre de 2012.
Las dentelladas de estas dos corrientes fachas fueron públicas. Una se quería mostrar ultra radical en verdad no para tumbar al Gobierno, pues no tenía cómo: el chavismo venía de arrasar las municipales. Los otros fachos apostaban por un desgaste social, teniendo en mente una muy bien planificada guerra económica. Este plan fue reconocido públicamente por el fascista portavoz.
El desempeño de este guerrita estaba siendo milimétricamente vigilada no tanto por el Gobierno como por Ramos Allup, el verdadero verdugo del fascismo amateur y que hoy, quitando las guirnaldas y bambalinas, emerge desde su escenario soñado como una amenaza definitiva contra el “liderazgo” de los pichones y sus amos.
En 2011, cuando estaba la discutidera en el antichavismo sobre quién enfrentaría a Chávez, Ramos Allup dijo públicamente que aspiraba a ser él.
Ramos debe estar entre el grupito de políticos venezolanos que no da medio paso si las encuestas no se lo autorizan. Luego de dejar saber que se veía instalado en Miraflores, no se cayó a pasiones y se lanzó una gira de aproximadamente seis meses por los rincones del país para averiguar si su nombre sacaba chispas entre la población.
Al culminar la parte inicial de su plan, el espejito le dijo con franqueza que no ganaba ni en su casa: así lo aceptó y echó a la basura su idea presidencial. Quedó atrapado en la agonía de tener que apoyar una candidatura extra partido sin tener a quién: de manotazo se adhirió a la de Pablo Pérez.
Dándose el resultado favorable a una sección nacional del fascismo, los adecos fueron apartados hasta del saludo y ellos, días antes de las elecciones de octubre, respondieron el agravio llevando a su fiesta aniversario al candidato del antichavismo en versión cartón. Total, tal como habían concebido y a pesar de que públicamente decían lo contrario, no sufragaron a favor del jovenzuelo facho. Hacerlo era un acto contra sí mismos.
Por regla esencial de sobrevivencia: ayudar a derrotar al chavismo implicaba entregarle el garrote a la oligarquía por 100 años, tiempo suficiente para desaparecer a los adecos a punta de garrotazos. Los adecos fueron fustigados hasta no hace mucho por el nuevo fascismo nacional como la muestra de lo que no había que hacer, como muestra de la ignominia.
Sigue siendo memorable el episodio aquel en que Ramos los llamó lechuguinos, efebos… pero hay otro capítulo que significó la verdadera explosión de la declaración de guerra.
En las parlamentarias del 2000 AD obtuvo una cantidad parecida de curules a las que tiene en este 2015. Ello fue posible por medio de un truco de magia de Ramos en despecho del fascismo. Trasladarse quince años en el tiempo de manera invicta entre una oposición que los despreciaba, es algo que hay que destacarle a los adecos.
A las veintitantas curules adecos del 2000 les correspondía medirse en 2005…las encuestas le dijeron a Ramos que invariablemente las veintitantos se reducirían a dos o una, y que de las pocas que se pronosticaba para el antichavismo, serían capitalizadas por el fascismo. Una auténtica muerte política que ni el chavismo había podido.
Orientado por las mismas encuestas, realizó una jugada fantástica: jugó posición adelantada y comunicó ante los medios que AD se apartaba de las elecciones porque el CNE tal y cual. Se valió del clima de opinión antichavista y metió al fascismo en esta jugarreta con la que les hundió la daga en los colmillos. Las víctimas de esta maniobra se han lamentado cansada y públicamente de esta vileza con la que Ramos detuvo la nueva correlación de fuerzas del antichavismo y trasladó la misma del 2000 al 2010, y de allá para acá. Hasta ponerse hoy en el trono inimaginable para desempolvar en grande su idea de 2011.
Por eso hace lo hace, con piquete a dos bandas: convertirse en el oscuro deseo del chavismo (por defecto) y metérselo con vaselina al fascismo, que todos los días se levanta preocupado ya no por lo que hace o deja de hacer la Revolución sino por las travesuras de Henry.
El fascismo contemporáneo lo sabe capaz de cualquier añagaza (¡válgame Dios qué expresión tan adeca¡): entenderse políticamente. Luis Emilio Rondón junior y en ese mismo tiempo el TSJ son muestras recientes: el joven facho tronó a través del Twitter exigiendo cuentas: ¿Eso se acordó en nombre de la MUD o a título privado? Fue en diciembre de 2014 y Ramos ni se molestó en enterarse de la alharaca: estaba como todos los diciembres con su blonda esposa al pie de la Torre Eiffel.
Una vez la Revolución pagó los costos de tirarse una parada histórica, se inició una guerra entre Ramos y Borges por presidir la AN. No era un detalle menor, porque la escogencia iba a decidir los ritmos e 2016.
Todos los días por email cada bando mandaba notas de apoyos de gremios en favor de sus candidaturas. Henry hasta planeó y logró hacerse tendencia en la red social, mientras que su rival creía contar con suficiente mayoría por efecto del recelo hacia el dinosaurio.
El dinosaurio sabía que su truco de esta ocasión consistía en saber imponer el método para escoger la presidencia: directa y secreta entre los electos. Conquistada esta meta, pactó con la otra corriente facha: en una primera conversa los llenó de caramelos y apenas al instalarse en el trono les lanzó una bistec para que lo mastiquen durante seis meses: toda una vida para erigirse en dueño y señor del antichavismo y decidir él mismo todo lo que haya que decidir.
Por cierto, una vez que una de las corrientes fachas supo que la otra había pactado con Ramos, salió el efebo a decir que la “salida” debía anotarse en los anales como uno de los grandes errores. Añadió: no vamos a consentir su reedición. Suponía así que ese era el compromiso de Ramos a cambio de la presidencia de la AN.
Nada de eso: Ramos ralentizará a la oposición por dentro… porque es lo que le conviene a él y a su AD… al menos por seis meses, en los que la única estrella ha de ser él: quiere morirse llevándose la gloria de haber sacado del ataúd al partido de Rómulo, a quien aspira a irle a llevar esta novedad.
Un plan delirante, porque en verdad el fascismo es mentecato pero tiene controladas estructuras claves y a través de ellas se retorcerá contra la maniobra. Pero cuentan todos los expedientes en los que Ramos lo ha enyucado. Los rookies fachos acaban de entrar al hibernadero mediático y dentro de la MUD durante un largo semestre, a partir del cual Ramos solo los pondrá a hablar de las elecciones de diciembre de 2016.
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