miércoles, 3 de febrero de 2016

Joy (2015) El triunfo de la voluntad

Si Joy Mangano no fuese una mujer de carne, hueso y proveniente de la realidad, quizás la recién estrenada película protagonizada por Jennifer Lawrence no tendría el impacto que posee. Y no porque ella no realice una buena interpretación –ella brilla siempre- o porque Robert De Niro, Bradley Cooper, Isabella Rossellini y Edgar Ramírez no estén en el tono exacto de sus roles, sino porque en ocasiones la cinta se pierde queriendo mostrar un coctel de situaciones absurdas que llegan a lucir un poquito fuera de foco.
Nada muy grave, porque además Joy es real y anda por ahí observando como su poderosa historia de éxito esta a punto de hacerle ganar el Óscar por segunda vez a Jennifer Lawrence, por esta cinta sobre la importancia de tener una buena idea y llevarla a cabo.

Una idea es la base de la que todo proyecto parte: proyecto de vida, amoroso, empresarial, económico. Sin una buena idea, un concepto, una visión, no hay proyecto que logré concretarse y lo que es más importante sobrevivir. Muchos comienzan, pero pocos permanecen. Muchos quieren obtener resultados sin pagar el precio.
¿Fácil? Nada es fácil en la vida porque si la mayoría de las circunstancias fueran fáciles todos las llevarían a cabo.
Joy, una chica para nada común, tuvo desde niña una visión, una idea, un concepto de como sería su vida, en el camino todo se torció, pero ella intentará retomar sus sueños y convertirlos en realidad. Para ello, actitud, carácter y habilidades le sobran.
La cinta dirigida por David O. Russell juega con escenas metafóricas y oníricas donde la principal protagonista es Lawrence, en quien recae todo el peso de la historia, no porque el resto de los actores no den la talla, sino porque cada escena parece pensada para mostrar sus niveles de interpretación.
Las relaciones familiares -a veces conflictivas, problemáticas, ruines pero también amorosas- y el modo en que realmente puede afectarte –positiva o negativamente- la fe –o su ausencia- de otros en ti, son parte fundamental de la historia, que aunque basada en una persona real, se toma varias licencias que enriquecen la trama. Como por ejemplo, que el personaje de Edgar Ramírez es venezolano y no de origen italiano como el verdadero esposo de la real Joy: “Yo quería que el personaje fuera hispano porque me encanta su cultura, la cercanía que expresan en bodas, en funerales, algo que va mucho con la historia que cuento. Varios de mis primos se han casado con puertorriqueñas o dominicanas y soy un verdadero enamorado de cómo funcionan en la familia” explicó el director en una entrevista en El País.

Muy bonita fotografía, mejores actuaciones y una historia poderosa sobre como es muy cierta aquella frase que se le adjudica a Albert Einstein: “Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”.
Me gusta creer en esa frase.
DesdeLaPlaz.acom / Luisa Ugueto L
@Luisauguetol

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