martes, 12 de enero de 2016

Venezuela/Ministro caré malandro

Carola Chávez.


Carola Chávez
La cara de Luís Salas es la del 90 % de los venezolanos, aún así, los indignados con Lorenzo prefieren una faz europea, aunque los esquilme.
¡Luís Salas, con esa cara de malandro y es ministro de economía! -Vocifereban unos con la misma cara de Salas pero cubierta por unos Ray Ban que les daban cierta distancia y categoría. La cara de Salas es la cara del 90% de los venezolanos, con o sin Ray Ban, pero a los que se maquillan con logotipos y marcas, convencidos de que son despreciablemente inferiores por su piel tostada, por el pelo rizado a punto de chicarrón, prefieren para ministro, y así lo expresan, a alguien de rasgos Europeos y apellidos impronunciables. Un ministro que hable inglés -of course-, egresado de alguna universidad del Norte, aunque sea una universidad majunche de Boca Ratón, no importa, cualquier cosa es mejor que la U-U-UCV de donde salieron Luís Salas y los indignados con Ray Ban que despreciándolo se auto desprecian.
Les gustaría, uno como Prat Gay, el recién estrenado ministro de hacienda y finanzas argentino, el que llegó con el cambio y liberó los precios de la carne, la leche, el trigo, cuidando, eso sí, que el vino y el fernet queden protegidos dentro de la cesta básica. Uno que aumente impuestos a los que menos tienen, para que “paguen con alegría” y exima de sus compromisos fiscales a las grandes fortunas para que sean más alegres todavía. Uno que traduzca a pizzas que no te vas a poder comer los aumentos de los servicios que en campaña prometió no aumentar. Uno que diga: “Cada gremio sabrá hasta dónde arriesgar empleos a cambio de salarios”, así que no pidan porque los botamos, miren que en dos semanas ya hemos botado a diez mil pedigüeños. Uno así sería lindo para los indignados con Ray Ban, quienes no solo no se reconocen como care’ pueblo, sino que tampoco se reconocen como trabajadores asalariados.
Es así como, además de querer un ministro blanquísimo de apellidos impronunciables y graduado en USA, quieren uno que defienda los intereses de quienes les pagan el sueldo con el que compran sus Ray Ban. Es que la teoría del goteo les permeó el cerebro y están convencidos de que si a Lorenzo le va bien, a ellos también. Así como si al final del año, el dueño los va a invitar a su casa a tomarse unos tragos y a repartir las ganancias entre todos sus empleados, eso sí, exceptuando a los tierrúos que van al trabajo en camionetica, sin Ray Ban y, por ende, sí tienen cara de malandros como el ministro Salas.
Entonces van más allá de la piel y medio entran en el discurso del nuevo ministro para sufrir una pataleta hurribli porque Luís Salas habla de especulación, atentando contra el derecho de los ricos a exprimir a los pobres y peor, atentando contra los sueños de los eternos aspirantes que afirman que mientras haya ricos ellos puede aspirar a serlo también… Y así, entre pataletas, autodesprecios y aspiraciones frustradas, se les va la vida en un apartamento de El Cafetal.

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