martes, 26 de enero de 2016

COP21 : ¿Falló el acuerdo de la última oportunidad?


Asma Mechakra

Las negociaciones sobre el clima organizadas en el marco de las Naciones Unidas en París (COP 21) concluyeron con un nuevo acuerdo el sábado 12 de diciembre de 2015. Luego de dos largas semanas y de una serie de modificaciones, el acuerdo fue aprobado por unanimidad por los 195 Estados participantes. Festejado por unos (políticos y medios) y denostado por otros, el acuerdo está lejos de concitar la unanimidad.



Definido como “histórica y jurídicamente vinculante”, ¿aporta realmente este acuerdo de la COP21 una solución al problema del cambio climático? Al concretarse el acuerdo una gran cantidad de militantes del mundo entero desafiaron en París la prohibición de manifestarse cerca del Arco de Triunfo expresando su disconformidad. Muchos movimientos por la justicia climática estiman que este acuerdo constituye una pena de muerte para millones de personas y los motivos de ese “pesimismo” son muchos:

1) El acuerdo oculta deliberadamente el origen del cambio climático, es decir, el sistema capitalista basado en las energías fósiles. Algo que el presidente boliviano no dejó de mencionar en el discurso que pronunció en la COP 21: “…la Madre Tierra se está aproximando peligrosamente al crepúsculo de su ciclo vital debido a causas estructurales y responsabilidades atribuibles al sistema capitalista. Este sistema ha desencadenado muy rápidamente en nombre del libre comercio, de la libre competencia y de los derechos humanos una fuerza irresistible y destructora… (Este sistema) se ha dedicado a producir un enorme cantidad de bienes de consumo desechables, que actualmente están destruyendo la naturaleza, degradando el trabajo, que se traducen en conquistas y están destruyendo la vida del conjunto de la humanidad”.

2) El acuerdo fija un objetivo pero no define los mecanismos ni los modos precisos de intervenir y se basa en la voluntad de los países signatarios. Antes de concluir las negociaciones el secretario de Estado estadounidense John Kerry lo dijo explícitamente al Financial Times: todo el acuerdo firmado en París “no sería en realidad un tratado” no existen “objetivos de reducción jurídicamente obligatorios como los hubo en Tokio” (1). En el segundo artículo, el acuerdo plantea limitar la elevación de la temperatura media mundial en menos de 2°C, con el objetivo de 1,5°C en el horizonte de 2020. Este punto ausente del temario en el comienzo de las negociaciones fue luego considerado a causa de la encarnizada lucha planteada por los países más vulnerables. Es sabido, unánime y científicamente comprobado que sobrepasándolo el planeta llegaría a un punto climático de no retorno. Para llegar a ese límite sería imperativo reducir un 80%. Las emisiones de gases que producen el efecto invernadero (GES). De modo que la efectiva aplicación de este acuerdo marcaría el fin de la era de las energías fósiles. Pues bien, ese compromiso no aparece en el texto del acuerdo ni en las contribuciones previstas y determinadas en los niveles nacionales (CPDNN, que son 119). Según Kevin Anderson, director adjunto del Tyndall Centre para la investigación sobre el cambio climático de la Universidad de Manchester en Gran Bretaña, de modo que se producirían aumentos de la temperatura de entre 3° y 4 °C Según él estar por debajo de los 2°C requeriría drásticas reducciones de las emisiones, muy lejos de lo que se discutió en las negociaciones de París. Por otra parte existe un fraude científico en el cálculo de las emisiones GES consistente en haber excluido las grandes emisiones procedentes de los transportes aéreos y marítimos. Todo control del cambio climático relacionado con los calculados 2°C será tramposo.

3) El acuerdo relega a un segundo plano “…los derechos de los pueblos autóctonos, de las comunidades locales, de los migrantes, de los niños, de las personas minusválidas y de las personas vulnerables (…) como también la igualdad entre los sexos, la autonomía de las mujeres y la equidad generacional”. Las personas y las colectividades más afectadas que se movilizaron fuertemente contra el cambio climático no aparecen en los artículos del acuerdo, tan solo en el preámbulo, y sus reivindicaciones más importantes se han ignorado. Kandi Mossett, militante autóctona de Dakota del Norte y organizadora de una amplia red de movimientos y de organizaciones de los pueblos autóctonos de EE.UU. (Indigenous environmental Network), expresó su descontento con oportunidad de la oración simbólica organizada en Paris al finalizar las negociaciones, “En la COP 21 han propuesto falsas soluciones a la crisis climática, proponen una mercantilización de lo sagrado, quieren poner precio al aire que respiramos. Quieren ir a otros países, desplazando a nuestros hermanos y hermanas autóctonos para seguir matando (Estados Unidos) a nuestro pueblo. Nosotros estamos en primera línea, somos las líneas rojas” (3).

Las cuestiones de la igualdad de sexos y la de los niños no han recibido la atención necesaria siendo que las mujeres y los niños son, por diversos motivos, las personas más vulnerables al cambio climático. Primero porque los que más sufren los efectos del cambio climático son los países tropicales y los del hemisferio sur y las personas más pobres son las más afectadas. Pues bien, en los países en desarrollo el 70% de la población que vive bajo el umbral de pobreza está formado por mujeres (4). Se considera además que las mujeres y los niños están más expuestos que los hombres a morir en caso de catástrofes (5) y existen numerosos ejemplos: el ciclón de Bangladesh de 1991, la canícula que afectó a Europa en 2003 y el tsunami que se abatió sobre Indonesia y Sri Lanka en 2006 (6). Además son las mujeres las que alimentan al mundo, producen hasta el 80% de los alimentos básicos en el África subsahariana y en el Caribe y proveen entre el 50% y el 90% de la mano de obra en los cultivos de arroz en Asia (7). Por otra parte es en la agricultura donde trabajan los niños (el 60% de los chicos que trabajan son explotados en ese sector). Se estima un número de 100 millones de chicos y chicas (8).

4) La agroecología se ha marginado aunque constituye una solución al problema del recalentamiento climático. Según la activista india Vandana Shiva, “La agricultura ecológica es la única opción frente a los daños causados por la era de las energía fósiles. El objetivo de reducir las temperaturas hasta el 2020 en 2°C, mediante la retención de 10 gigatoneladas de carbono atmosférico, podría lograrse obteniendo carbono del suelo mediante la agricultura biológica y ecológica que utiliza semillas autóctonas resistentes al clima […]. Para que eso sea posible es primordial conservar las semillas” (9). No haber mencionado la agricultura y los suelos en el acuerdo final no ha sido inocente, es el resultado del lobbing ejercido por Monsanto & cia. por medio de sus representantes políticos de alto nivel para influir sobre los delegados de EE.UU. y de las Naciones Unidas en la COP21 (10).

5) Los signatarios no deberán reducir sus emisiones militares, aunque este sector sea un importante contribuyente al cambio climático a causa de las astronómicas cantidades de energía y de materiales que consume (11).

Derek Mattheus, exmarine y veterano de las guerras de Irán y Afganistán estuvo presente en las manifestaciones de París: “el acuerdo no considera para nada la contaminación militar, especialmente la de EE.UU. Sin embargo la vinculación entre el cambio climático y el sector militar es múltiple, los militares y la policía militarizada son los grandes medios de los que disponen las empresas para acaparar tierras y poner en marcha industrias extractivas contra la voluntad de las comunidades locales. Es importante destacar que la sociedad civil que llegó de los cuatro puntos cardinales del planeta se reunió en la COP21 con el objeto de encontrar alternativas a los problemas climáticos. La más reiterada amenaza de su éxito fue la brutal intervención de la policía. Por otra parte las guerras tienen efectos devastadores. Hemos visto destruidas ciudades enteras. La contaminación no procede solamente de los vehículos bélicos, también producen contaminación el fósforo blanco y el uranio empobrecido que destruyen regiones enteras. Los veteranos de guerra de Irak y Afganistán han sufrido cánceres de pulmón a causa de sus quemaduras”. Además de los militares, el uso de estos agentes fuertemente mutagénicos conduce a la contaminación de los suelos y de las personas. Uno de los ejemplos más evidente es el de Falluja, una ciudad iraquí que tenía 300.000 habitantes, fue totalmente destruida en 2004 por los ataques estadounidenses. Además de municiones con uranio se usaron armas químicas, incluidas bombas que contenían fósforo blanco (cuya utilización está prohibida por el derecho internacional que rige a los conflictos armados) (12). Los escombros de los edificios demolidos se han acumulado a orillas del río Eufrates, principal fuente de agua potable de sus habitantes. Un estudio publicado por The International Journal of Environment Research and Public Health muestra que la mortalidad infantil se multiplicó en los años siguientes a los bombardeos, se cuadriplicó la presencia de cáncer y la cantidad de leucemias se multiplicó por 40 (13).

Por todas estas razones el acuerdo COP21 no logrará frenar el cambio climático. Acabar con las energías fósiles es necesario pero el cambio no lo impulsarán los grandes contaminadores que hacen todo lo posible por mantener este sistema. ¿Cómo explicar de otro modo la hipocresía de los países que por un lado firman este acuerdo y por el otro se vinculan mediante otros acuerdos comerciales dañinos para el ambiente como la Asociación Transpacífico (14) y el Tratado Transatlántico de Libre Comercio (15)? Millones de personas se encuentran ya dramáticamente afectadas por los acontecimientos naturales extremos debidos al cambio climático inducido por el hombre. El aumento de las temperaturas más allá de 2°C conducirá irreversiblemente a una tierra inhabitable para las generaciones futuras. La única esperanza que queda es la presión que ejerza la sociedad civil en los países, especialmente en aquellos que más contaminan, para enmarcar sus CPDNN en el objetivo de los 2°C y concretarlos en textos de leyes jurídicamente obligatorias.

Notas :

(1) Paris climate deal will not be a legally binding treaty - FT.com.

(2) Top Climate Expert: Crisis is Worse Than We Think & Scientists Are Self-Censoring to Downplay Risk. Democracy Now!

(3) Indigenous Peoples Take Lead at D12 Day of Action in Paris – Official response to COP21 agreement. Indigenous Rising.

(4) A Huge Challenge and a Narrow Discourse.

(5) Gender and climate change: mapping the linkages. A scoping study on knowledge and gaps. Eldis.

(6) Araujo, A., Quesada-Aguilar, A., Aguilar, L., Pearl, R. Gender Equality and Adaptation. (2008).

(7) Food for all - World food summit - Agricultural machinery worldwide.

(8) Le travail des enfants dans l’agriculture .->http://www.fao.org/resources/infographics/infographics-details/fr/c/293547/

(9) La sécurité alimentaire de l’Algérie est en jeu!, http://www.liberte-algerie.com/contributions/la-securite-alimentaire-de-lalgerie-est-en-jeu-238152

(10) Vandana Shiva, Agri-Corporations Attempt to Hijack COP21.

(11) Branagan, M. Global Warming, Militarism and Non violence : The Art of Active Resistance. (Palgrave Macmillan, 2013).

(12)Body count, Casualty figures after 10 years of the ‘War on Terror’, Iraq, Afghanistan, Pakistan. (Physicians for global survival. IPPNW Germany, 2015).

(13) Busby, C., Hamdan, M. & Ariabi, E. Cancer, Infant Mortality and Birth Sex-Ratio in Fallujah, Iraq 2005–2009. Int. J. Environ. Res. Public. Health 7, 2828–2837 (2010).

(14) SierraClub. TPP Text Analysis : The TPP Would Increase Risks to Our Air, Water, and Climate.

(15) DePillis, L. A leaked document shows just how much the EU wants a piece of America’s fracking boom. The Washington Post (2014).

Traducido del francés para Rebelión por Susana Merino

Fuente: Investig’Action

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