Miguel Rodríguez Torres.
RODTOR
(Este era mi seudónimo en la cárcel)
(Este era mi seudónimo en la cárcel)
El 4 de febrero es sin duda alguna un hito importante en la historia de Venezuela y día para la reflexión pausada y racional sobre los avances y letargos de nuestro proceso revolucionario.
Hoy inicio un periplo por el mundo de la
producción de trabajos y su publicación por la vía digital, de manera
de compartir con los lectores las inquietudes, preocupaciones y logros
que son indudables e innegables en los primeros quince años de gobierno
revolucionario. Siempre será válida la crítica y la autocrítica, de los
errores cometidos, las omisiones, y en ocasiones, la negativa a
rectificar sobre las anteriores.
He querido publicar algunos fragmentos de un documento que publicamos el 24 de junio de 1992, día del Ejército venezolano, desde las cárceles donde purgamos nuestro valor de poner fin a un gobierno
que se arrodilló ante el poder económico mundial sin importarle las
consecuencias de su actitud entreguista y más que a un gobierno, a un
modelo que estuvo siempre al servicio de los poderosos, de los dueños
del capital, que como sanguijuelas crecieron siempre aferrados al estado
venezolano.
El documento en cuestión, llamado POR QUÉ INSURGIMOS, señala en el párrafo Nro. 1: “Nosotros, los abajo firmantes…”
Y quise iniciar con la aclaración de que
nuestra acción la hicimos desde nuestra condición de soldados, desde
una obligación moral y ética de blandir nuestras espadas para ponerlas
al servicio del bienestar común, de luchar denodadamente por los más
necesitados, los excluidos, los que nunca pudieron disfrutar ni de la
más mínima migaja de las ingentes riquezas nacionales.
Esa condición aún está viva en
nuestros corazones, aún palpita en nuestra mente, nuestro código de
honor, nuestro juramento militar y sigue estando nuestro sable al
servicio de la causa del pueblo.
Es muy interesante el párrafo 5 del documento que dice: “cabe pues la pregunta, cuáles son esos fines últimos del estado…”
En aquellos duros momentos analizábamos a
la luz de diversos autores y experiencias del mundo, cuál era el rol
del estado, cómo hacer para transformar el que teníamos asumiendo como
premisa aquel famoso “o inventamos o erramos” de Robinson, raíz
primigenia de nuestra organización. Surge allí la propuesta sabia del
Cmdte de nuestra revolución, Hugo Chávez, LA ASAMBLEA NACIONAL CONSTITUYENTE,
como primer paso vital e histórico para derrumbar lo existente y abrir
los causes a la democracia nueva, a la democracia participativa y
protagónica, que es sin duda la que garantiza que sea el pueblo, quien
con sus fuerzas creadoras, productivas, transformadoras, dibuje el
futuro de la patria, y el gobierno aprenda cada día más a gobernar
obedeciendo. En este terreno es muy grande lo logrado, como nunca en
nuestro país, el pueblo ha logrado elevados niveles de participación
política que le han ayudado a su vez a desarrollar un nivel de
conciencia que se yergue como una barrera infranqueable a las
pretensiones de volver al pasado que tanto desea la derecha venezolana.
Particularmente soy un convencido que la participación popular, en todos
los estratos de la sociedad, es el camino correcto y más sólido para
encontrar las soluciones a los más complejos problemas que hoy
enfrentamos, ej: la seguridad ciudadana, la producción nacional de bienes y servicios, la corrupción y la consolidación de un sistema de salud y educación que dispare nuestro potencial de desarrollo aún adormecido en algunos de estos campos.
Esta parte del documento fue sin duda
una de las motivaciones por la que cientos de profesionales militares
decidieron aquel día poner en riesgo su futuro y hasta sus vidas, se
pretendía entregar nuestra soberanía ya no solo en el discurso, entregar
NUESTRO TERRITORIO Y NUESTRAS RIQUEZAS, de manera
caprichosa, arbitraria y sin atender en lo más mínimo el clamor del
pueblo. Muchas conjeturas pueden hacerse hoy sobre el tema de nuestra
deuda, sin embargo Venezuela ha asumido una posición digna y soberana a
la hora de recurrir a la banca internacional para apalancar sus
proyectos actuales, no aceptamos ni aceptaremos condicionamientos
expoliadores de quienes han visto siempre a nuestra patria como un patio
trasero repleto de riquezas.
Para fortalecer esta posición soberana, Chávez
se convirtió en el adalid de la lucha contra la tesis del mundo
unipolar y desplegó gran cantidad de esfuerzo en la construcción de un
mundo multipolar, donde la balanza no esté en manos de una sola
potencia, que vaya poco a poco desarrollando nuevas formas de
relacionamiento entre las naciones donde sea una condición vital el
respeto mutuo, indiferentemente del tamaño del país.
Es importante resaltar que en
nuestro histórico documento hicimos severas críticas a la actitud
violadora de los DD.HH que caracterizó a la Cuarta República y sus
dirigentes.
En nuestros tiempos han querido
desplegar una campaña que posicione una matriz tendenciosa que nos
equipare a las barbaridades de aquella época. ¿Quién puede olvidar lo
ocurrido en caño Las Coloradas?, ¿Quién olvidaría las marchas de
nuestros abuelos pensionados, de hambre brutalmente reprimidos por el
hoy Alcalde Mayor?, ¿Acaso se nos olvida la brutalidad
del 27F, la fosa común, las órdenes directas de disparar y luego
indagar? ¿No recordamos el autobús de estudiantes de la UCV
abaleado de la manera más bárbara en la bajada de Tazón? En fin,
Cantaura, Yumare y sabe Dios cuántos casos más que sería muy largo aquí
sacar de la memoria, y jamás un preso por tales aberraciones.
A la Revolución Bolivariana
no faltan agoreros que pretenden enlodarla con la supuesta violación de
los derechos humanos, sin embargo, podemos mostrar listas de
funcionarios que están detenidos y enfrentando a la justicia por cometer
excesos en el cumplimiento de sus atribuciones, no se oculta a nada ni a
nadie y aquí radica la gran diferencia: nuestra revolución ha sido una
adalid de la justicia y no podemos desmayar en ese fin.
Sirva esta vía para seguir manteniendo despierta la conciencia de los venezolanos y venezolanas que quieren construir con su esfuerzo colectivo una nación fuerte, de progreso, de igualdad y de paz.
Consciente estoy de que aún falta mucho
por hacer, errores por enmendar, ideas por desarrollar y sobre todo
abrir cauces para que todos los patriotas, nacionalistas y bolivarianos
de esta patria puedan dar sus aportes para solventar esta y cualquier
otra coyuntura que se nos presente.
FIRMARON EL DOCUMENTO:
NOTA: PRÓXIMAMENTE IRÉ PUBLICANDO EXTRACTOS DE LAS CARTAS COMPARTIDAS CON NUESTRO COMANDANTE CHÁVEZ DESDE LAS CÁRCELES.
UN ABRAZO GRANDE A TODOS Y FELIZ 4 DE FEBRERO
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