Por Ayelen Correa
El 4 de febrero de 2014 había sido el intento de violación de una estudiante de la Universidad de Los Andes (ULA), esa fue la excusa para atacar una y otra vez la Residencia de Gobernadores, en el sector de Barrio Obrero del municipio San Cristóbal. Así estuvieron el 5, el 6 y el 7; después vinieron las guarimbas asesinas, el paro forzoso de transporte, el incendio de un centenar de vehículos oficiales, transporte público y privado, los ataques y destrucción total de la Corporación Tachirense del Turismo, del Ministerio del Poder Popular para el Ambiente, de la Universidad Experimental Politécnica de la Fuerza Armada Nacional (UNEFA), entre otros 30 inmuebles. Vinieron las muertes evitables, accidentales todas, con excepción de un muerto de bala que continúa sin esclarecerse, Daniel Tinoco.
Más de un año pasó de aquello, aún no hay estudiante ni denuncia ni violación. ¿Pero quién se acuerda de eso ahora? Son pequeños episodios los que se necesitan para encender la mecha, así lo explicó Chávez, el Golpe tipo Mecha Lenta: “quieren prender la mecha, para que la mecha vaya alargándose, hasta que un evento cualquiera, en cualquier momento, haga detonar la carga explosiva”.
Aun sin estudiante y sin violación, este 4 de febrero hicieron un llamado a la movilización, al cumplirse un año de aquel hecho nebuloso (¿existió? No importa, el hecho objetivo no permanece), sin embargo no se logró trascender en la cantidad ni en la intensidad de la convocatoria.
El 10 de febrero usaron a un joven herido por funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), en el marco de protestas en la Universidad Católica del Táchira (UCAT), pero tampoco lograron acumular fuerza.
El 12, Día de la Juventud, volvieron a marchar por los jóvenes y “los presos políticos”, no trascendieron.
El 18, al cumplirse un año de que Leopoldo López, el dirigente de la organización de extrema derecha Voluntad Popular, esté preso por llamar públicamente a “salir del gobierno”, ocuparon otra vez las calles pero tampoco trascendieron.
Quisieron usar la desaparición de un estudiante de la Universidad Nacional Experimental del Táchira (UNET), Jhon Helbert Barreto Ramírez, para continuar con el calentamiento de calle, pero tampoco les salió. El joven apareció muerto días atrás por una supuesta interna entre bandas de delincuentes.
Como la muerte de cualquier hombre y cualquier mujer nos disminuye, porque somos parte de esta humanidad; también nos vuelve un poco menos la muerte este martes, del joven Kluibert Roa Núñez de 14 años, con un balazo en la cabeza en las adyacencias, otra vez, de la Universidad Católica del Táchira (UCAT). Es que esta sede de la UCAT en Barrio Obrero se encuentra a pocas cuadras de la Residencia de Gobernadores, en un sector comercial y de consumo, en la Parroquia Pedro María Morantes (que se encuentra entre las 10 menos pobres del país, de un total de mil). Según las fuentes oficiales, Roa Núñez participaba de los disturbios (que se dan cotidianamente en ese sector) cuando fue atrapado por la bala que lo mató camino al hospital.
El día continuó con paranoia, rumores de más muertos y disturbios en distintos puntos de la ciudad, alterando las vías de conexión con el área metropolitana del municipio. El transporte se terminó sin previo aviso y los comercios bajaron las persianas.
Lo que queda
El objeto no tiene ninguna relevancia, cualquiera sea el caso, lo que se necesita es una excusa para el calentamiento de calle. Puede ser una fecha simbólica, una medida del gobierno, una imagen circulando en las redes sociales, un desaparecido o hasta un muerto. El objeto poco interesa pero algo queda. Eso han estado haciendo desde el 20 de enero en la capital del estado Táchira, grupos de jóvenes vinculados a instituciones educativas secundarias y universitarias.
Aunque San Cristóbal no es representativo de todo el país –tiene el 1% de la población nacional-, posee características que lo configuran como un territorio globo de ensayo para una desestabilización de la Revolución desde la frontera colombo venezolana: se encuentra entre los 10 municipios menos pobres del país, el último proceso electoral lo ganó la oposición más radical con el 80% de los votos, su ex alcalde se encuentra preso desde Marzo del año pasado por ser cómplice de la desestabilización y es uno de los líderes de la oposición radical en Táchira. Además, San Cristóbal tiene conexión por tierra con Colombia y su frontera es la más dinámica de América Latina.
Respecto de 2014 hay algunas diferencias: en primer lugar, la respuesta oficial del gobierno chavista del Táchira, que aplica tolerancia cero a los disturbios y manifestaciones violentas. Segundo, que el calentamiento de calle no ha logrado incluir a otros sectores sociales a las manifestaciones, perdiendo legitimidad. Del mismo modo, los municipios metropolitanos, todos con alcaldías en manos de la oposición no se han sumado a la violencia de la capital. Sobre estas variables descansan las hipótesis de cómo puedan sucederse los próximos días en Táchira y en el resto del país.
correayelen@gmail.com / San Cristóbal, Táchira
http://corresponsalesdelpueblo.bligoo.com/ayelen-correa-despues-de-roa-nunez-que
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