Por Toby Valderrama y Antonio Aponte
El
Presidente Maduro, en un acto por el día de la juventud, anuncia al país
la gravedad de que un golpe ha sido develado. Se ratifica así lo que
las circunstancias mostraban y mucha gente había alertado: estamos en tiempos de golpe, atravesamos turbulencia política, hay inestabilidad. Sin
dudas, el anuncio cambia el paisaje político, ya no se trata de
posibilidades, ya el monstruo se hizo visible para todos. Si seguimos
sólo atendiendo sus manifestaciones superficiales, si no corregimos las
causas que originan el fenómeno, entonces estaremos entregando el
gobierno en bandeja de plata. Veamos.
Un
golpe no es un hecho aislado de la sociedad, no se trata de unos
dementes a los que un día se les ocurre irrumpir contra el Estado. Al
contrario, es una manifestación clara de que las reglas políticas no son
capaces ya de controlar las tensiones sociales, de que la situación
reclama cambios profundos, hay una crisis.
El
golpe que anuncia el Presidente Maduro advierte una profunda crisis en
la sociedad, la Revolución debe atenderla en sus raíces.
La
primera medida que debe tomar el gobierno es un riguroso y descarnado
estudio de la situación. No se puede seguir trabajando con espejismos,
con categorías fantasiosas que no ayudan a comprender la realidad. Sólo
del realismo riguroso y de la autocrítica descarnada saldrá la solución.
Es
necesario reconocer con valentía que la política desarrollada en estos
dos años no ha dado el resultado esperado. Es urgente, de vida o muerte,
reconocer que el llamado "plan temir" fue un fracaso: el pragmatismo,
el maridaje con la burguesía, la disminución del mensaje y la imagen de
Chávez nos han conducido a este laberinto. La
burguesía no construye Socialismo, siempre lo adversa, los dólares que
se le dieron para "elevar las fuerzas productivas" los usó para tumbar
al gobierno. Y la incoherencia del discurso con la práctica, la
inconsecuencia con el legado del Comandante, usarlo sólo para adornar
los actos y los discursos, aplastó la conciencia del deber social
soporte del Socialismo, la espiritualidad heredada del Comandante.
Al
despojar del alma el legado de Chávez, dejar sólo la forma, apartarnos
del Plan de la Patria, de su espíritu, transformarlo en cascarón vacío,
inocuo, la Revolución perdió sus raíces en el corazón de la masa
humilde, dejó de ser redención y pasó a ser distribuidor, proveedor, esa
es la medida del apoyo.
Estos
y otros errores más crearon las circunstancias para que el golpe dejara
de ser una quimera y pasara a ser una atrayente posibilidad.
La
respuesta del gobierno al golpe es pedante, soberbia, da por descontado
el apoyo de la masa, piensa que dos órdenes y un decreto son
suficientes. De esta manera, no le da razones sagradas para salir a la
calle a defender lo que debería entender como suyo, a correr riesgo por
lo colectivo. Al no ser autocrítico, no se da cuenta de que la política
errada en estos dos últimos años le disminuyó el apoyo popular, redujo
el fervor revolucionario, este es el principal problema que nos muestra
el golpe. Es necesario que el gobierno, la Revolución, vuelva a
conectarse con el alma popular, no vincularse sólo por la compensación
material.
Son
momentos de profunda autocrítica, de regresar al punto donde se
extravío el camino. Ahora podemos ver claro el que primer paso de este
plan golpista fue el ¡asesinato de Chávez! Y
que el primer error de este gobierno fue no entenderlo como un acto de
agresión política, despojarlo de su carga revolucionaria, no darle
orientación revolucionaria a aquel pueblo que lloraba a su líder y pedía
dirección para seguir su obra, cambiar el ímpetu revolucionario por la
parsimonia de la conciliación.
Reiteramos
nuestro apoyo al mandato de Chávez: apoyo a Maduro, al Socialismo y
horror al reformismo; alrededor de estos tres puntos, Unidad.
En Venezuela, hoy, el 13 de abril debe anteceder al 11 de abril.
elaradoyelmar.blogspot.com
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