jueves, 19 de febrero de 2015

EL GOLPE FUE DEVELADO PERO EL VIENTO QUE LO MOVÍA SIGUE SOPLANDO

Por Toby Valderrama y Antonio Aponte

   El Presidente Maduro, en un acto por el día de la juventud, anuncia al país la gravedad de que un golpe ha sido develado. Se ratifica así lo que las circunstancias mostraban y mucha gente había alertado: estamos en tiempos de golpe, atravesamos turbulencia política, hay inestabilidad. Sin dudas, el anuncio cambia el paisaje político, ya no se trata de posibilidades, ya el monstruo se hizo visible para todos. Si seguimos sólo atendiendo sus manifestaciones superficiales, si no corregimos las causas que originan el fenómeno, entonces estaremos entregando el gobierno en bandeja de plata. Veamos.

Un golpe no es un hecho aislado de la sociedad, no se trata de unos dementes a los que un día se les ocurre irrumpir contra el Estado. Al contrario, es una manifestación clara de que las reglas políticas no son capaces ya de controlar las tensiones sociales, de que la situación reclama cambios profundos, hay una crisis.

El golpe que anuncia el Presidente Maduro advierte una profunda crisis en la sociedad, la Revolución debe atenderla en sus raíces.

La primera medida que debe tomar el gobierno es un riguroso y descarnado estudio de la situación. No se puede seguir trabajando con espejismos, con categorías fantasiosas que no ayudan a comprender la realidad. Sólo del realismo riguroso y de la autocrítica descarnada saldrá la solución.

Es necesario reconocer con valentía que la política desarrollada en estos dos años no ha dado el resultado esperado. Es urgente, de vida o muerte, reconocer que el llamado "plan temir" fue un fracaso: el pragmatismo, el maridaje con la burguesía, la disminución del mensaje y la imagen de Chávez nos han conducido a este laberinto. La burguesía no construye Socialismo, siempre lo adversa, los dólares que se le dieron para "elevar las fuerzas productivas" los usó para tumbar al gobierno. Y la incoherencia del discurso con la práctica, la inconsecuencia con el legado del Comandante, usarlo sólo para adornar los actos y los discursos, aplastó la conciencia del deber social soporte del Socialismo, la espiritualidad heredada del Comandante.

Al despojar del alma el legado de Chávez, dejar sólo la forma, apartarnos del Plan de la Patria, de su espíritu, transformarlo en cascarón vacío, inocuo, la Revolución perdió sus raíces en el corazón de la masa humilde, dejó de ser redención y pasó a ser distribuidor, proveedor, esa es la medida del apoyo.

Estos y otros errores más crearon las circunstancias para que el golpe dejara de ser una quimera y pasara a ser una atrayente posibilidad.

La respuesta del gobierno al golpe es pedante, soberbia, da por descontado el apoyo de la masa, piensa que dos órdenes y un decreto son suficientes. De esta manera, no le da razones sagradas para salir a la calle a defender lo que debería entender como suyo, a correr riesgo por lo colectivo. Al no ser autocrítico, no se da cuenta de que la política errada en estos dos últimos años le disminuyó el apoyo popular, redujo el fervor revolucionario, este es el principal problema que nos muestra el golpe. Es necesario que el gobierno, la Revolución, vuelva a conectarse con el alma popular, no vincularse sólo por la compensación material.

Son momentos de profunda autocrítica, de regresar al punto donde se extravío el camino. Ahora podemos ver claro el que primer paso de este plan golpista fue el ¡asesinato de Chávez! Y que el primer error de este gobierno fue no entenderlo como un acto de agresión política, despojarlo de su carga revolucionaria, no darle orientación revolucionaria a aquel pueblo que lloraba a su líder y pedía dirección para seguir su obra, cambiar el ímpetu revolucionario por la parsimonia de la conciliación.

Reiteramos nuestro apoyo al mandato de Chávez: apoyo a Maduro, al Socialismo y horror al reformismo; alrededor de estos tres puntos, Unidad.

En Venezuela, hoy, el 13 de abril debe anteceder al 11 de abril.

elaradoyelmar.blogspot.com

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