martes, 2 de septiembre de 2014

LA ADEQUIZACIÓN DE LA REVOLUCIÓN.

Por Toby Valderrama y Antonio Aponte

El reformismo es el principal enemigo de la Revolución, siempre acude para sofocar cualquier intento de rebelión de los desposeídos. Se puede decir que las Revoluciones han sucumbido frente al reformismo más que ante la agresión directa del capitalismo franco. Estar alerta contra el reformismo, tanto como frente a la amenaza capitalista directa, es deber de las Revoluciones.
En Venezuela el reformismo se llama adequismo, es "acción democrática" su más conspicuo representante. La Revolución debe conocer a su más peligroso enemigo, aprender su modus operandi, estar alerta a su labor de zapa, recordar que actúa desde adentro de los procesos revolucionarios. El primer paso en este enfrentamiento es conocer al adequismo, al reformismo venezolano.
Si estudiamos el discurso adeco de un vocero destacado de ese partido, rápidamente advertiremos la similitud con ciertas posiciones de personeros de la Revolución. Veamos.
"Hemos tenido una democracia política, no una democracia económica. El gran reto de Acción democrática es echar las bases de la democracia económica en los años que faltan para que concluya el presente siglo. Nuestro esfuerzo debe privilegiar la necesidad de darle efectividad y validez a los principios básicos de libertad, igualdad y solidaridad de la socialdemocracia. Hay que conciliar el crecimiento productivo y el equilibrio de las variables macroeconómicas"
"Una verdadera política social (...) no se limita a hacer más llevadera la pobreza sino que tiene que ofrecer a todos los ciudadanos protección básica en educación, sanidad, vivienda, empleo, seguridad social, seguridad personal y servicios públicos en general."

Los párrafos anteriores son extraídos de un escrito de canache mata, destacado adeco, para la revista Gumilla. El parecido con el discurso de dirigentes revolucionarios es evidente. No hay dudas, el reformismo ronda a la Revolución desde adentro. Pero alguien podría concluir: el reformismo, el adequismo, no es malo; ofrecer protección básica, educación, sanidad, vivienda, etc. no es malo. Surge, entonces, la pregunta crucial: en qué, en dónde, cómo se diferencian el Reformismo y la Revolución.
La Revolución ofrece empleo, seguridad, servicios públicos, educación, igual que el adequismo, pero sabe que para cumplir ese ofrecimiento debe superar al capitalismo, sabe que para superarlo debe hacer hegemónica la propiedad social de los medios de producción y elevar la conciencia del deber social, el sentido de pertenencia a la sociedad, en resumen, enfrentar a la burguesía.
Entonces, la diferencia entre reformismo y Revolución está muy clara: el reformismo promete lo que no puede cumplir dentro del capitalismo, y al mismo tiempo lo protege. La Revolución promete un nuevo mundo con la mayor suma de felicidad posible y simultáneamente supera al capitalismo que impide la concreción de ese mundo, avanza hacia el Socialismo verdadero, supera la retórica de la demagogia.
Mientras la Revolución viva en el coqueteo con la burguesía, la convoque para elevar las fuerzas productivas, plantee que la etapa de transición duraría siglos, que no es para esta generación, y olvide el mandato de Chávez de llegar al punto de no retorno rápido, mientras las palabras se divorcien de la realidad y tomen el vuelo de los espejismo, entonces no habrá superado el campo del reformismo. Estará en peligro de pasar a la historia como un sarcasmo de Socialismo, una nueva frustración para los humildes, un nuevo triunfo del adequismo. Por ese camino terminaremos en ese bodrio, refugio del reformismo internacional, que es la internacional socialista, seremos uno más de la estafa a la humanidad

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