Elías Jaua.
En ocasiones, me he encontrado a personas opositoras, bien intencionadas, que me dicen, “los venezolanos tenemos que volver a unirnos, como siempre estuvimos”. Esta frase connota la idea, que con la llegada de la revolución bolivariana llegó el odio y la división entre los venezolanos. La frase, forma parte de la laboriosa campaña ideologizante de la burguesía y sus medios para hacernos creer que Venezuela, a pesar de ser de los países con mayor desigualdad social en América Latina durante las últimas décadas del siglo XX, éramos un país unido que vivía en Santa Paz y quien sembró el odio y la violencia fue el Comandante Chávez.
Es por ello, que a las personas que me plantean ese tema, siempre les respondo, que sí, que debemos ser unidos en la igualdad y la justicia y luego los llamo a la reflexión sobre los sucesos del 27 F de 1989 y días siguientes. ¿Fue la rebelión popular una muestra de que el país estaba unido? ¿Fue la masacre ordenada por la burguesía una demostración de amor o de odio entre los venezolanos? ¿Fue el Comandante Chávez el causante del 27 F, o ese día se evidenció la profunda división de la sociedad venezolana? ¿Cuál es el origen de esa división entre los venezolanos?
El origen, viene de lejos y el odio social tiene un rostro definido: la burguesía. Sólo un odio como el de la burguesía venezolana por nosotras y nosotros el pueblo, explica los niveles de humillación, explotación y masacre que ésta ha desatado sobre el pueblo venezolano.
Sólo el odio de la burguesía venezolana, permite comprender el parricidio contra el Libertador Simón Bolívar y el posterior ensañamiento contra los soldados libertadores, mediante el despojo de sus tierras, violación de sus mujeres, recluta de sus niños para matar a sus propios padres.
Sólo el odio de la burguesía, explica la orgía de sangre que fue la Guerra Federal y la frase de regocijo, ante la muerte de Zamora, “Bendita sea la bala”.
Sólo el odio de la burguesía, entonces ya aliada con el odio mayor por la humanidad que expresa el imperialismo yanqui, permite entender el horror de la cárcel La Rotunda, los grillos en los tobillos de los estudiantes y las comidas con vidrio molido para los guerrilleros, durante los 27 años de la dictadura de Juan Vicente Gómez, El César de la burguesía venezolana, quien convirtió a Venezuela en una factoría petrolera de los yanquis.
Sólo el odio de la burguesía, hizo posible el horror en los calabozos de la Seguridad Nacional de Pérez Jiménez. Sólo el odio de la burguesía, logró que Venezuela tenga el dudoso honor, de haber inaugurado, durante el Pacto de Punto Fijo, la figura del desaparecido político, el lanzamiento de prisioneros vivos desde helicópteros, entre otras atrocidades.
Asesinar estudiantes adolescentes que protestaban en las calles, simular enfrentamientos con fuerzas guerrilleras, para justificar masacres como las de El Amparo, en los años noventa, sólo se explican si se conoce del profundo odio de la burguesía por nosotras y nosotros, el resto de los venezolanos.
La burguesía para poder hacernos tanto daño, sin remordimiento cristiano, tuvo que deshumanizarnos, invisibilizarnos y por eso nos llamaron, e hicieron que nosotros mismos nos llamáramos, desde siempre, chusma, salvajes, hordas y más recientes bandoleros, tierruos, niches, malandros, chavurros, toripollos y plomo con nosotros y nosotras. Total, no somos seres humanos.
Más reciente, en los 90, el odio por nosotros y nosotras los llevó a la conclusión, que no teníamos derecho a educarnos, a la salud, a un salario, a alimentarnos y nos metieron un paquetazo neoliberal, y hasta ahí aguantamos, y entonces sí que sentimos el odio profundo de quien nos golpeaba. Pero no hay pueblo vencido y mucho menos el venezolano.
Comenzamos a resistir y en la resistencia, insurgió la corriente militar bolivariana con Chávez al frente, como un rayo que iluminó el horizonte de la Patria. Y desde ese día, 4 de febrero de 1992, comenzamos a andar de victoria en victoria bajo el liderazgo del Comandante Chávez.
El Comandante Chávez logró encausar la ira popular, porque ya nos estábamos cansando de poner la mejilla una y otra vez, en un proyecto revolucionario, pacífico y democrático que nos uniera de verdad en la justicia y en la igualdad, que nuestra bandera nos arropara a todos y todas. Y allí está el legado que nos deja Chávez, uno de los países menos desiguales de América latina y del mundo, con un índice de desarrollo humano alto, un país alfabetizado y sin hambre, un pueblo unido en la dignidad. Sólo posible en Socialismo.
Nada de eso le gustó a la burguesía, y entonces personalizó su odio por nosotros y nosotras, en Hugo Chávez, y aún lo persiguen, hasta más allá de la muerte. El Candidato del odio, ese mismo odio que viene de atrás, Henrique Capriles Radonsky dice que él nunca ofendió al Presidente Chávez. Fariseo, están frescas sus afrentas en la campaña del 2012, “el otro candidato, el viejo, el gordo, el enfermo” y su miserable expresión del 10 de marzo de este año, cuando oficializó, otra vez su candidatura, “Chávez se murió y nadie se los va a devolver”.
Pero Chávez otra vez los venció, el 7 de octubre de 2012, le propinó una derrota al candidato del odio, con una ventaja de doce puntos, doce, no cuatro puntos, doce puntos, una pela, y nos condujo a una nueva victoria contra la burguesía.
Hoy el odio de la burguesía está a flor de piel, sus herederos y fieles representantes de hoy, Julio Borges, Leopoldo López Mendoza, el banquero García Mendoza, María Corina Machado Parisca, Henrique Capriles Radonsky, alentados por los agentes imperiales Roger Noriega, Álvaro Uribe, incitan y provocan la confrontación para poder desatar su ira sobre nosotros y nosotras, como lo hicieron el 11 y 12 de abril de 2012, hace 11 años exactos.
No dejemos que nos inoculen el odio, como nos lo ha pedido el Compañero Presidente Nicolás Maduro. Respondamos con el amor por nuestra Patria, por nosotras y nosotros mismos como pueblo, como nos enseñó el Comandante Supremo Hugo Chávez.
El odio de clase de la burguesía y su candidato, lo confrontaremos con conciencia de clase, organización, unidad, lucha, batalla y victoria en cualquier terreno que ellos quieran.
Capriles, candidato burgués del odio, la próxima cita es el 14 de abril de 2013. Nos vemos en Santa Inés. Quien ganará será el amor, para seguir construyendo la verdadera unidad nacional, en la justicia y en la igualdad, en la Patria Socialista.
Como Cristo, hoy domingo santo, somos un pueblo resucitado por el Comandante Supremo Hugo Chávez, por nuestra conciencia y más nunca volveremos a las catacumbas.
¡CONTRA EL ODIO, CHAVEZ TE LO JURO, MI VOTO ES POR MADURO!
Es por ello, que a las personas que me plantean ese tema, siempre les respondo, que sí, que debemos ser unidos en la igualdad y la justicia y luego los llamo a la reflexión sobre los sucesos del 27 F de 1989 y días siguientes. ¿Fue la rebelión popular una muestra de que el país estaba unido? ¿Fue la masacre ordenada por la burguesía una demostración de amor o de odio entre los venezolanos? ¿Fue el Comandante Chávez el causante del 27 F, o ese día se evidenció la profunda división de la sociedad venezolana? ¿Cuál es el origen de esa división entre los venezolanos?
El origen, viene de lejos y el odio social tiene un rostro definido: la burguesía. Sólo un odio como el de la burguesía venezolana por nosotras y nosotros el pueblo, explica los niveles de humillación, explotación y masacre que ésta ha desatado sobre el pueblo venezolano.
Sólo el odio de la burguesía venezolana, permite comprender el parricidio contra el Libertador Simón Bolívar y el posterior ensañamiento contra los soldados libertadores, mediante el despojo de sus tierras, violación de sus mujeres, recluta de sus niños para matar a sus propios padres.
Sólo el odio de la burguesía, explica la orgía de sangre que fue la Guerra Federal y la frase de regocijo, ante la muerte de Zamora, “Bendita sea la bala”.
Sólo el odio de la burguesía, entonces ya aliada con el odio mayor por la humanidad que expresa el imperialismo yanqui, permite entender el horror de la cárcel La Rotunda, los grillos en los tobillos de los estudiantes y las comidas con vidrio molido para los guerrilleros, durante los 27 años de la dictadura de Juan Vicente Gómez, El César de la burguesía venezolana, quien convirtió a Venezuela en una factoría petrolera de los yanquis.
Sólo el odio de la burguesía, hizo posible el horror en los calabozos de la Seguridad Nacional de Pérez Jiménez. Sólo el odio de la burguesía, logró que Venezuela tenga el dudoso honor, de haber inaugurado, durante el Pacto de Punto Fijo, la figura del desaparecido político, el lanzamiento de prisioneros vivos desde helicópteros, entre otras atrocidades.
Asesinar estudiantes adolescentes que protestaban en las calles, simular enfrentamientos con fuerzas guerrilleras, para justificar masacres como las de El Amparo, en los años noventa, sólo se explican si se conoce del profundo odio de la burguesía por nosotras y nosotros, el resto de los venezolanos.
La burguesía para poder hacernos tanto daño, sin remordimiento cristiano, tuvo que deshumanizarnos, invisibilizarnos y por eso nos llamaron, e hicieron que nosotros mismos nos llamáramos, desde siempre, chusma, salvajes, hordas y más recientes bandoleros, tierruos, niches, malandros, chavurros, toripollos y plomo con nosotros y nosotras. Total, no somos seres humanos.
Más reciente, en los 90, el odio por nosotros y nosotras los llevó a la conclusión, que no teníamos derecho a educarnos, a la salud, a un salario, a alimentarnos y nos metieron un paquetazo neoliberal, y hasta ahí aguantamos, y entonces sí que sentimos el odio profundo de quien nos golpeaba. Pero no hay pueblo vencido y mucho menos el venezolano.
Comenzamos a resistir y en la resistencia, insurgió la corriente militar bolivariana con Chávez al frente, como un rayo que iluminó el horizonte de la Patria. Y desde ese día, 4 de febrero de 1992, comenzamos a andar de victoria en victoria bajo el liderazgo del Comandante Chávez.
El Comandante Chávez logró encausar la ira popular, porque ya nos estábamos cansando de poner la mejilla una y otra vez, en un proyecto revolucionario, pacífico y democrático que nos uniera de verdad en la justicia y en la igualdad, que nuestra bandera nos arropara a todos y todas. Y allí está el legado que nos deja Chávez, uno de los países menos desiguales de América latina y del mundo, con un índice de desarrollo humano alto, un país alfabetizado y sin hambre, un pueblo unido en la dignidad. Sólo posible en Socialismo.
Nada de eso le gustó a la burguesía, y entonces personalizó su odio por nosotros y nosotras, en Hugo Chávez, y aún lo persiguen, hasta más allá de la muerte. El Candidato del odio, ese mismo odio que viene de atrás, Henrique Capriles Radonsky dice que él nunca ofendió al Presidente Chávez. Fariseo, están frescas sus afrentas en la campaña del 2012, “el otro candidato, el viejo, el gordo, el enfermo” y su miserable expresión del 10 de marzo de este año, cuando oficializó, otra vez su candidatura, “Chávez se murió y nadie se los va a devolver”.
Pero Chávez otra vez los venció, el 7 de octubre de 2012, le propinó una derrota al candidato del odio, con una ventaja de doce puntos, doce, no cuatro puntos, doce puntos, una pela, y nos condujo a una nueva victoria contra la burguesía.
Hoy el odio de la burguesía está a flor de piel, sus herederos y fieles representantes de hoy, Julio Borges, Leopoldo López Mendoza, el banquero García Mendoza, María Corina Machado Parisca, Henrique Capriles Radonsky, alentados por los agentes imperiales Roger Noriega, Álvaro Uribe, incitan y provocan la confrontación para poder desatar su ira sobre nosotros y nosotras, como lo hicieron el 11 y 12 de abril de 2012, hace 11 años exactos.
No dejemos que nos inoculen el odio, como nos lo ha pedido el Compañero Presidente Nicolás Maduro. Respondamos con el amor por nuestra Patria, por nosotras y nosotros mismos como pueblo, como nos enseñó el Comandante Supremo Hugo Chávez.
El odio de clase de la burguesía y su candidato, lo confrontaremos con conciencia de clase, organización, unidad, lucha, batalla y victoria en cualquier terreno que ellos quieran.
Capriles, candidato burgués del odio, la próxima cita es el 14 de abril de 2013. Nos vemos en Santa Inés. Quien ganará será el amor, para seguir construyendo la verdadera unidad nacional, en la justicia y en la igualdad, en la Patria Socialista.
Como Cristo, hoy domingo santo, somos un pueblo resucitado por el Comandante Supremo Hugo Chávez, por nuestra conciencia y más nunca volveremos a las catacumbas.
¡CONTRA EL ODIO, CHAVEZ TE LO JURO, MI VOTO ES POR MADURO!
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