viernes, 26 de junio de 2009

La otra historia de Peter Pan.


Iris Lander


Resulta impresionante ver la manera como los grupos opositores en nuestro país originan de forma casi secuencial matrices de opinión, en su desesperación por desvirtuar las políticas socialistas que adelanta el gobierno bolivariano. Han sido muchos los frentes atacados por estos modernos estrategas de la guerra mediática; la propiedad privada, la libertad de expresión, el control de cambios, el nuevo currículo bolivariano, sólo por nombrar algunos. Las continuas derrotas que han recibido por el desmontaje mediático de sus falsas campañas, han acrecentado su angustia al igual que su ira, esto hace que cada vez inventen planteamientos más absurdos e inverosímiles de creer. Más de lo mismo es la intención que llevan las últimas informaciones relativas a un supuesto proyecto de ley que eliminaría la patria potestad ejercida por los padres sobre sus hijos, y mediante el cual ésta sería traspasada al Gobierno Nacional, quien ejercería el total derecho sobre ellos. Cabe entender, que esta “infantil” matriz mediática, traída por los pelos por donde se le mire, no busca otra cosa que causar miedo en la población y evitar de algún modo que la Asamblea Nacional apruebe la propuesta de una nueva Ley Orgánica de Educación, o en su defecto el nuevo currículo bolivariano que tanta polémica ha despertado. Y ¿Será que esta oposición todavía piensa que aún el pueblo bolivariano es capaz de creerse cualquier mentira mediática? ¿Hasta cuando tendremos que aguantar el bombardeo de informaciones tergiversadas, producto de mentes fascistas ya casi sin recursos creativos, pero sí con trasnacionales de la información dispuestos a entregar grandes cantidades de dinero gringo, sólo con el propósito de favorecer ideologías capitalistas neoliberales extranjeras con apoyo de las locales?Recordar que una mentira, mientras más se repite puede convertirse en verdad, los mueve en su afán de acabar con Chávez, y es por ello que hacen uso de cualquier recurso, por absurdo que resulte. Sería bueno que los medios oficialistas emprendieran con la misma rapidez e intensidad el desmontaje de ésta campaña tan lejos de la verdad y la realidad, explicando o aclarando que una matriz de opinión parecida fue utilizada como una de las más siniestras operaciones encubiertas y de guerra psicológica ejecutadas por los servicios secretos estadounidenses con la ayuda de un sacerdote católico llamado Bryan Walsh, al final de los años 60, denominada “Operación Peter Pan”, donde 14 mil niños cubanos fueron separados de sus hogares, utilizando el engaño como herramienta, y trasladados a Estados Unidos, los medios perversos fabricaron y difundieron profusamente el rumor de que el Gobierno Revolucionario de Cuba retiraría la patria potestad a los padres con relación a la educación y cuidado de sus hijos. Repartieron fragmentos de una falsa Ley de Patria Potestad que hasta nuestros días nunca ha sido aplicada, el impacto de la campaña estuvo centrado en el miedo infundado a las familias cubanas de perder a sus hijos; obligándolas así a entregar los niños a grupos coordinados por el padre Walsh quien los llevaba a Miami, Florida, como lo reseña Arturo Chang en su libro: Un Crimen contra la Infancia Cubana. Al no reunirse jamás con sus padres, los infantes tuvieron que ser colocados en orfelinatos, arrimados a familias por todo el país, para que luego fueran adoptados. Es esta triste historia la que pretenden reeditar los mismos grupos de ultraderecha, tomando el miedo como punta de lanza y cuyos voceros son los mismos maestros de las escuelas, más llenos de vocación política que de mística pedagógica, defendiendo un sistema educativo que en la actualidad no está formando ciudadanos integralmente preparados para el aprendizaje o el desarrollo de sus personalidades, ni para que sean aptos para la vida, el trabajo, el fomento cultural, y mucho menos con espíritu de solidaridad humana como reza la Constitución Bolivariana Entonces, en vez de estar por allí vociferando ¡Con mis hijos no te metas¡ deberían estar diciendo: ¡Ayúdenme con mis hijos¡ a educarlos mejor, a que obtengan igualdad de oportunidades y se conviertan en ciudadanos humanos, llenos de amor a su patria y al mundo que los rodea.

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