miércoles, 24 de junio de 2009

El fascismo no pudo repetir en Venezuela la operación Peter Pan


Hernán Mena Cifuentes


Arrebatarle un hijo a sus padres es uno de los crímenes más infames que pueda cometerse, por lo que quien comete o intente perpetrar ese delito no puede ser considerado humano, como no lo es esa gente que en su demencial empeño por destruir a la revolución bolivariana pretendía sacar bajo engaño del país a miles de niños venezolanos desatando para ello una campaña de terror mediático. Afortunadamente, la conjura fascista, según la cual el Estado adelantaba un proyecto de ley orientado a arrebatarle a los padres la patria potestad de sus hijos, fue descubierta y desbaratada a tiempo, pues se trataba de una mentira similar a la que hace medio siglo propaló la CIA y la Iglesia católica a través de la Operación Peter Pan que provocó el éxodo masivo de 14 mil menores cubanos hacia Estados Unidos (EEUU), muchos de los cuales jamás volvieron a ver a sus padres. Fue hace algunas semanas que se vino a conocer de la siniestra Conexión Miami-Valencia, integrada por un grupo de reconocidos apátridas establecidos en la ciudad estadounidense que, en complicidad con otros golpistas criollos de la capital carabobeña, desplegaron la Operación Peter Pan II, siguiendo el mismo guión del proyecto ejecutado a principios de los años 60 del pasado siglo contra la entonces recién triunfante revolución cubana, liderada por el comandante Fidel Castro. Pero si en aquel entonces la conjura triunfó al establecer un puente aéreo a través del cual sacaron de la isla a miles de niños y adolescentes, tras desatar el pánico entre la población asegurando que el Estado comunista se los quitaría a sus padres para adoctrinarlos, en Venezuela la maniobra fracasó, gracias a la enérgica reacción del ministro de Educación, Héctor Navarro, quien al denunciarla evitó que aquí se repitiera esa tragedia humana. La avalancha de mentiras desplegada por los conjurados tuvo, como es práctica común en todas las conspiraciones de la CIA y sus secuaces, el apoyo de los medios mercenarios, los que presentaban como un hecho cierto el contenido de la operación Peter Pan II, para lo cual contaron con la logística y abundantes recursos financieros, lo que permitió que la operación se extendiera hacia Maracaibo y otras ciudades del país. Una de las tácticas perversas de la Operación Peter Pan II fue la consigna Con mis hijos no se metan, usada en mensajes goebelianos difundidos por algunas emisoras radiales de la ciudad de Miami, desde donde un locutor apátrida y traidor, con cinismo exacerbado, en una actuación teatral bien ensayada al referirse al inventado proyecto de ley, expresaba descaradamente: “El artículo 3 reza lo siguiente: A partir de la vigencia de la presente ley, la patria potestad de las personas menores de veinte años será ejercida por el Estado a través de las personas u organizaciones en que éste relegue facultad”, y para que no quedara la menor duda al oyente sobre lo que estaba diciendo el locutor releía el falso artículo, poniendo cada vez que lo hacía mayor énfasis en su actuación. A continuación, el presentador, asalariado del Imperio, con el mayor desparpajo asumía a la vez el papel de crítico, diciendo:“Escuchen el artículo 4 que están introduciendo estos canallas del régimen comunista de Hugo Chávez en el Congreso, en la Asamblea Nacional,” pasando de inmediato a leer aparentemente conmovido e indignado otro de los artículos de la inventada ley, diciendo: “El artículo 4 dice Todo menor de edad permanecerá, -escúchelo bien, yo me quedé realmente atónito con esto- al cuido o al cuidado de sus padres hasta tanto cumpla la edad de tres años, pasados los cuales deberá ser confiado para su educación física y mental, así como para capacidad cívica, a la Organización de Círculos Infantiles, organismo que por esta ley queda facultado para disponer la guardia y cuidado de la persona en el ejercicio de patria potestad de estos menores”. Pero su mentira, como el resto de las falacias de la Operación Peter Pan, se desmoronó como castillo de arena derribada por la verdad, pues bastó que se conociera el contenido verdadero del proyecto de ley que elabora la Asamblea Nacional de Venezuela, en cuyos artículos 3 y 4 no se mencionan para nada el tema de la patria potestad y mucho menos que en ellos se le otorgue al Estado ese derecho inalienable de los padres a tener bajo su cuidado y custodia a sus hijos. Y es que el artículo 3 del citado proyecto dice textualmente:“La educación es un derecho inalienable e irrenunciable, integral y permanente. Bajo su suprema orientación el Estado, como garante de los Derechos Humanos, la asume como función indeclinable y de máximo interés con la participación de las familias y la sociedad. Toda persona tiene derecho a la educación en igualdad de condiciones y oportunidades. Para ello el Estado garantizará que la educación se realice de manera democrática, gratuita, continua, integral, intercultural y de calidad, desde la educación inicial hasta el pregrado universitario inclusive. La educación será obligatoria desde el nivel de educación inicial hasta el nivel de educación media diversificada y profesional, inclusive'. Artículo 4:'La educación es un deber social fundamental bajo la suprema orientación del Estado. Toda persona tiene el deber de participar activamente en la promoción del proceso de formación ciudadana y en la difusión del derecho humano de la educación de todos los ciudadanos y ciudadanas a incorporarse al proceso educativo, a los efectos de su desarrollo personal para el pleno ejercicio de sus derechos y responsabilidades sociales'. ¿Cómo pudieron ser tan desalmados y a la vez tan estúpidos los fascistas autores de esa maniobra para tergiversar la letra y el espíritu de dos artículos de una ley de tan elevado contenido humanista y social, como todos los instrumentos jurídicos que emanan de la Asamblea legislativa de la República Bolivariana de Venezuela, Estado cuyo norte es el bienestar y felicidad del pueblo'. Sólo en mentes desquiciadas por el odio, la maldad y la envidia como la de los fascistas puede caber tanta miseria humana que los lleve al extremo de conspirar contra una revolución que es sinónimo de solidaridad, humanismo, amor y que tiene como meta la felicidad de todos los venezolanos, venezolanas y de sus hijos, los hombres y mujeres del futuro. Por eso el fracaso de la Operación Peter Pan II, otro de los planes que a lo largo de los últimos diez años viene desplegando Washington para destruir un proceso inédito y pacífico y a su indiscutible líder, el presidente Hugo Chávez Frías, recurriendo a los medios más siniestros, como pretender desprestigiar sus instituciones, sus leyes y cuantos proyectos económicos, políticos y sociales que, como muy pocos países en el mundo, adelanta en Venezuela la revolución bolivariana. Y fracasaron en este nuevo intento, pues advertidos como están todos los revolucionarios y revolucionarias de la patria de Bolívar, veteranos de mil batallas libradas contra el Imperio y sus secuaces los golpistas criollos, la Operación Peter Pan fue descubierta y desmantelada a tiempo, evitando así que en Venezuela se repitiera la dolorosa historia que vivieron 14 mil niños cubanos y sus padres hace medio siglo. Fue el titular Educación quien denunció ante el país y el mundo la maniobra imperialista originada en los albañales de Miami, donde pululan esas criaturas que han perdido su condición de humanos y su identidad de venezolanos para convertirse en lacayos de Washington que les ordenó reeditar en Venezuela la Operación Peter Pan, ignorando que los tiempos han cambiado y que a los pueblos ya no se les engaña como antes y mucho menos al pueblo venezolano. Navarro puso al descubierto el plan, adoptando al mismo tiempo medidas para impedir que se siga propagando esa falacia exportada desde Miami a Valencia y desde allí a otras ciudades venezolanas, donde comenzaba a tomar cuerpo la conspiración que fue aplastada totalmente y los sospechosos de ser sus agentes hoy son objeto de una exhaustiva investigación que deberá conducir a los “cerebros” de la misma, quienes deberán pagar por su delito. Como era de esperarse la prensa mercenaria silenció la denuncia en vano intento por evadir responsabilidades tras haberse constituido en vehículos de difusión de la campaña que apoyó la fracasada conspiración, la cual quedó al descubierto y desmantelada gracias también a la acción de los medios oficiales y alternativos defensores del proceso revolucionario que hicieron posible que en Venezuela y el resto del mundo se conociera la acusación del ministro. Pero no faltaron, eso sí, en los espacios de la prensa escrita, radio y televisión los columnistas y moderadores, quienes protestaron la presencia de una comisión del Ministerio de Educación, especialmente designada para investigar los planteles presuntamente involucrados en la conjura, entre estos un exclusivo colegio católico de Caracas. De acuerdo con denuncias de algunos padres y representantes, los educadores y directivos del plantel se dedicaban a crear el pánico y el temor entre los alumnos, diciéndoles que iban a ser secuestrados por el Estado, mientras simultáneamente difundían los panfletos Con mis niños no te metas. Pretenden los críticos de la medida oficial ocultar el hecho de que el colegio de marras era uno los centros difusores del mensaje conspirativo desde el cual se propalaba la falsa especie de que “los menores serían entregados en custodia a los Círculos Infantiles, organismos del Estado comunista donde se les lavaría el cerebro,” vieja práctica del fascismo utilizada contra Cuba y la URSS en el siglo XX. Por su parte, el jefe del Estado venezolano, Hugo Chávez Frías, al abordar el tema de la Operación Peter Pan II durante la segunda emisión de su programa radiotelevisivo Aló, Presidente Teórico, declaró que “esa es una estrategia política de la oposición para desestabilizar al gobierno y crear nerviosismo en la población”. “Quien le quita los niños a los padres es el capitalismo que con sus políticas económicas separa familias e impide el progreso y la educación de los infantes. Lo que nosotros queremos es que sus hijos tengan patria, que sean hombres y mujeres libres, que no sean esclavos como hemos sido nosotros, presos de un sistema capitalista que nos mantenía en la ignorancia, y ese es el llamado que yo te hago a ti para que luchemos por lograr esa patria”, indicó en ese momento. Y este domingo el mandatario, en su columna de opinión titulada Las líneas de Chávez, volvió a denunciar la campaña de terror mediático de la Operación Peter Pan, preguntando:'¿Cómo pretenden declararse independientes los medios privados cuando la agenda belicista escala a los niveles de irresponsabilidad y engaño de ahora'. Nos acusan, sin fundamento alguno, de invadir la patria potestad, de secuestrar a los niños y de disolver a la familia venezolana”. “Y qué podemos decir de la basura audiovisual y escrita que invade y secuestra la subjetividad de esos niños que pretenden defender. Qué decir del verdadero discurso de fondo, como lo es la preservación para la dominación, de formar a nuestras niñas y niños para ser propietarios y explotadores. Qué dicen del estrago cultural que provocan todos los días', agregó. También dijo:“Queremos un proyecto educativo para hacer patria no para entregarla ni venderla al mejor postor. Fomentar el pánico como vía de dominación, administrar la ignorancia:He ahí lo que no ha dejado de hacer la oligarquía. Bien lo dijo en reciente artículo Roberto Hernández Montoya con el tono que lo caracteriza:' 'Esta ridiculez la profirieron ya cuando la Revolución Rusa, la Revolución Española y la Revolución Cubana. Ella condujo en Cuba a una solución no sólo falsa sino monstruosa: una operación masiva dirigida por la CIA para sacar de la isla y de sus familias a más de 14 mil niños que hoy son adultos sumidos en un limbo de identidad, porque no son cubanos ni gringos ni tienen familia ni nada y con un trauma irreversible. Para no perder a sus hijos perdieron a sus hijos. El pánico embrutece'. Las declaraciones del Presidente venezolano y la denuncia del ministro Navarro fueron un golpe demoledor, una bofetada en pleno rostro para los golpistas y sus amos de Washington que acabaron silenciando su mensaje conspirativo, convencidos de que en Venezuela no podrá repetirse jamás la macabra historia de la Operación Peter Pan escrita con letras de odio y revanchismo hace medio siglo en Cuba.

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