Marbelys Mavárez (*).
Lo que a continuación escribo lo hago a propósito del nuevo programa de Venezolana de Televisión, conducido por William Castillo. En el primer programa se desarrolla el tema del racismo, el cual me atrae, seduce e interesa. No hay duda, pues he escuchado con cierta frecuencia que esta forma de segregación no existe en nuestro país, el caso es que la realidad nos confirma lo contrario, para dejar sin validez la sentencia anterior. Primero abordaré una forma particular de discriminación, cual es el racismo femenino y cómo se ha hecho manifiesto históricamente. En sucesivos escritos desarrollaré lo concerniente a otras formas de segregación.La mujer negra en la historiaInvisible. Así ha quedado la mujer negra -y los temas en torno a ella- en los anaqueles donde se colocan libros. En particular, textos de historia. El resultado ha sido ese, ya lo hemos dicho: invisibilizada, neutralizada, ignorada, borrada... Y como los temas de la negritud y mujer nos interesan, hemos incorporado la frase "mujer negra". ¡Claro¡, en google. La inmensa expectativa por encontrar una página especializada no se hace esperar. Tampoco la turbulenta inquietud. El primer vínculo refiere o, mejor aún, sugiere la compra de una novela, Mujer desnuda, mujer negra. Uno de los temas, el erotismo de una mujer negra camerunesa. Por cierto, se trata de un erotismo vital, como si esto fuera común a todos los negros y negras. Como si también fuera común, por interpretación en contrario, la dulzura y fragilidad de los blancos. El segundo vínculo sólo dice: "quiero hacerle el amor a una mujer negra hermosa". Lo primero que pensamos, ante la verdad expuesta por google, es que no sólo exioste racismo, sino que la mujer negra es relacionada con asuntos de erotismo, sexo, morbo. Pero otro pensamiento, menos gratificante que el anterior fue el que sigue: Google es un buscador a disposición de los más de ciento noventa países del mundo, del cual pueden hacer uso, si se lo proponen, los más de seis mil millones de habitantes de este planeta azul. ¿Cómo no pensar lo anterior, cómo no insistir en nuestras sospechas, cómo callar? Con toda la rabia que nos sobreviene, seguimos en la búsqueda. Pero ya no en el buscador del ciberespacio.Preferimos buscar en los más recónditos lugares de la verdad, en la vida misma, en las existencias de no pocos. Allí hay, no hay duda, el material necesario para generar la reflexión necesaria y con ésta la inherente transformación.Pues bien, podemos decir que, bajo esa "triunfante noción de lo que es la mujer negra", sus fortalezas radicarían en su inagotable erotismo, evidente sensualidad y una sexualidad cobijada de insaciable deseo. Visto así, no hay tal invisibilidad en la historia de la mujer negra. Veamos: ¿Acaso Juana Inés, esposa del negro Liberto Julián Cayetano recurrió a las triquiñuelas de la gran feladora, Cleopatra, para hacer historia? Probablemente algunos expresen que los métodos utilizados para tal fin, en cada caso, son disímiles. Pero no por ésto dejan de ser válidos. Y a lo mejor esta posición sea francamente irrevocable. El asunto es que Cleopatra, a quien se le ha atribuido una hermosura sui géneris en los libros del arte (a pesar de quienes afirman que era petisa, poco agraciada y gorda, características que dan al traste con su imagen, arquetípicamente construida) se encuentra hasta en los peores pasquines de la historia. No ocurre lo mismo con la negra Juana Inés, coautora de una sedición para lograr justas reivindicaciones.Por tanto, el rol histórico de las mujeres negras ha quedado soterrado. Su papel, en momentos determinantes para las causas de la época de la colonia, ha sido ocultado, enterrado. Olvidado. Los libros de historia, las crónicas, los relatos, escritos generalmente por hombres poco o nada mencionan sobre la ideología de la mujer negra de la época de la colonia, su entereza, valentía, pensamientos, acciones.La historia sólo ha revelado la dinámica de las negras, atribuida por accidente, al llegar a estas tierras. Así Ermila Troconis de Veracoechea señala que en la Venezuela colonial, hubo un predominio de mujeres negras en el servicio doméstico, principalmente en las ciudades, específicamente en centros urbanos como Caracas, Mérida, Coro, Maracaibo, San Felipe, Valencia, Maracay, La Victoria, San Sebastián de Los Reyes, Angostura y Barcelona. El destino de las negras se confinaba a la cocina, a lavar, planchar y fungir de ayas de los niños blancos. (Ramos: 2001; 53). Sería interesante escudriñar sobre el rol subversivo de estas mujeres, mal llamadas "de color". Por ejemplo, de qué forma colaboró Guiomar, esposa del negro Miguel, en la primera revuelta de negros conocida en nuestro país en el año 1553.
(*) Periodista. Trabajadora Social.Profesora de la Universidad Bolivariana de Venezuela marbemavarez@yahoo.es
lunes, 28 de julio de 2008
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