lunes, 18 de noviembre de 2024

Psicosoma | La gratitud

 Para el filósofo Deepak Chopra, la gratitud "es una fuerza inmensamente poderosa que podemos usar para expandir nuestra felicidad, crear relaciones de amistad e incluso mejorar nuestra salud física y psicoemocional".

En las intervenciones de psicoterapia, en procesos como el de duelo, se promueve integrar la gratitud como parte de la personalidad. Se trata de un rasgo psicológico que se debería desarrollar desde la primera infancia y reforzarse con las interacciones sociales.

Es innegable el beneficio de la gratitud para el bienestar del individuo y de la sociedad.

Las sociedades orientales, como las de la India, practican ritos y ejercicios para incrementar las potencialidades, como los ejercicios de la risa en las cárceles, que ayudan a reducir los niveles de violencia.

Hablar de gratitud parece simple y muchos incluso la tildan de una acción inútil, burlándose hasta de rituales o terapias como la del bosque, el espejo o el silencio. Creen que los problemas geopolíticos nada tienen que ver con la gratitud, aunque la paz de los pueblos esté en comunión con el estado de alegría y felicidad. No estoy hablando desde una psicología positiva que solo percibe individuos "superhéroes" o "mujeres maravilla".

Ante la avalancha de la comunicación digital, nos hemos convertido en datos voraces, nutridos por la "servidumbre digital" autoimpuesta. Mostramos aparentes realidades dictadas por "sueños de libertad", o la más burda tontería de trabajar para un mundo prefabricado y sin posibilidad de conectarnos con la capacidad de escuchar, el silencio y la intimidad. Nunca se tiene tiempo para uno mismo.

Los jóvenes y adultos se creen merecedores de todo lo que les rodea; es cotidiano para ellos que nunca les falten la luz solar, la casa, las pertenencias y los animales. Agradecer les suena a "estado terminal", a religión o pago de promesas. Prefieren la comunicación distante y evitan el contacto presencial, el mirar a los ojos, la expresión corporal. Como manifiesta Byung-Chul Han, "el orden terreno está siendo sustituido por el orden digital".

El sistema neoliberal ha secuestrado el fuego de la imaginación y las esperanzas, ralentizando y revolucionando a la vez los estados y aprendizajes de gratitud nacidos del alma. Estudios científicos en neurociencias han comprobado cómo la plasticidad del cerebro se reprograma y el sistema nervioso central produce neurotransmisores como la oxitocina y la dopamina, que reducirían las crisis neuróticas y psicóticas, así como la pérdida del sentido de la vida y la desidentificación.

Existe un punto de resistencia mental para la supervivencia ante la enajenación y cosificación. Nos hacemos más humanos al compartir en grupos con potencialidades diversas que suman esperanzas. En realidad, la gratitud es un pilar que nos sustenta y nos permite confrontar el narcisismo y el materialismo.

En las culturas ancestrales, las festividades y rituales son expresiones de conexión terrenal y espiritual con la madre naturaleza. El ayni es la gratitud del mundo inca, que aún se mantiene en los pueblos andinos. El amanecer es una fiesta con los rayos del taita Inti (sol), la madre agua, la luna, el rayo, los ríos y los vientos habladores. Se mantiene la alerta ante los olores del viento, las terribles heladas y el cuidado de los animales. Recuerdo a mi abuelo Sebastián cuando salió de madrugada a soltar a los animales y, golpeándose con una roca, encontró su fin.

La gratitud hacia la Pachamama es recíproca en las festividades. Nada es casual en sus ritos con los famosos carguyoc, quienes brindan alimento y cuidado a la Pacha para sanar al pueblo, evitando que se convierta en un Comala, como en Pedro Páramo. Esta es todavía la resistencia de la sierra profunda del paisano José María Arguedas.

La gratitud tiene que ver con la memoria del corazón a través de acciones concretas e implica trabajar en colectivo, compartiendo recuerdos dolorosos y alegres. La gratitud se emparenta con la resiliencia, acortando el tiempo del proceso de duelo.

El filósofo Nietzsche señala en De la gaya ciencia que

... la gratitud se derrama continuamente, como si lo inesperado acabara de suceder —la gratitud de un convaleciente—; la convalecencia fue inesperada… El regocijo de la fuerza que regresa de un despertar en una mañana, y en la mañana siguiente, el sentido repentino y la anticipación de un futuro lleno de aventuras inminentes, de mares que están abiertos de nuevo.

 

Rosa Anca



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