viernes, 22 de noviembre de 2024

¿Y para qué preguntarnos?

 

CAROLYS HELENA PÉREZ GONZÁLEZ

En la vida del espíritu, Hannah Arendt, una de las filósofas políticas más influyentes del siglo XX, nos invita a un profundo viaje introspectivo. Dividida en tres partes principales —Pensamiento, Voluntad y Juicio— esta obra busca comprender las actividades fundamentales del espíritu humano que trascienden la mera existencia biológica.

Partiendo del viaje que supone el diálogo interior, Arendt inicia su exploración con el acto de pensar. Para ella, pensar no es un proceso solitario y aislado, sino un diálogo interno que nos conecta con una humanidad más amplia. Al pensar, nos abrimos a múltiples perspectivas y cuestionamos nuestras propias creencias.

Este diálogo interno, lejos de ser un ejercicio meramente intelectual, es una condición esencial para la libertad y la acción humana, ahí entra esa bendita incomodidad que nos hace replantearnos todo y a ella es que hoy le dedico este espacio, a la incómoda, a veces ruidosa, incomodidad.

Si bien este es un espacio para el desarrollo del pensamiento político, creo profundamente que si bien toda escritura es búsqueda, toda lectura es hallazgo. Sin embargo, más allá de ser el Juancito pregúntón de Alí Primera que “con el primer año de escuela ya se ha vuelto intelectual”, considero que el cuestionamiento es una vía, no una meta, en tanto pasa por el reconocimiento de lo que se desconoce, aunque esto suponga desvelar nuestra propia inopia intelectual y consigo venga la desnudez, la vulnerabilidad que expone que somos un pasito entre la multitud.

Especialmente en días como estos, en los que el nous aristotélico está tan cercano, como darle click o double tap a una pantalla esta renovada e hipercambante ágora se ha vuelto una sentencia perspectivada que omite la existencia de la otredad, llevándonos a sentenciar aquello que era cuestionable, donde podríamos expresar el “me parece que” o el “depende” para ajustar como respuesta inmediata el “esto es así”.

Entonces, de ahí esta búsqueda insaciable por preguntarnos cosas, como Arendt, en su búsqueda por manifestar desde dónde va la existencia humana en esta constante indagación por respondernos cosas desde nuestras dimensiones más internas, es decir, definir las infinitas capacidades humanas de orientarse en un mundo plural y diverso que nos invita en la inmensidad a plantarnos frente a las perspectivas universales para alcanzar la plena orientación, entonces estaría bueno autoconvocarnos a la pregunta incómoda que lo movilizará todo.

¡Venceremos, palabra de mujer!

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