En los registros históricos ocultos o desconocidos quedan archivos o documentos que nutren los conocimientos poco divulgados sobre lo ocurrido el 23 de enero de 1958.
¿Por qué es necesario conocer detalles de ese evento histórico?
En la relación diplomática entre Estados Unidos, Venezuela y el resto de los países de América latina, se produjeron escenarios y eventos que ratificaban un vínculo de dominador-dominado, que favorece ventajosamente a la potencia del norte en términos económicos, energéticos y, en especial, comerciales.
Una vez que asumió el poder Hugo Chávez, ese relacionamiento se quebró y Estados Unidos comenzó una ofensiva política, económica y militar para defenestrar la Revolución Bolivariana y minar el desarrollo de esta sociedad. Esa es la misma sociedad que se ha planteado nuevos paradigmas sociales y culturales y que irrumpió frente al modelo de dominación capitalista monopolista.
Durante los años finales de la década del cincuenta del siglo XX, que derivó en los eventos del 23 de enero de 1958, ocurrieron algunos hechos que hemos clasificado en tres momentos: lo previo, lo intermedio y lo posterior a ese hito histórico.
Primero, ante la presión que mantenía en la comunidad internacional, la política exterior de Estados Unidos se manifestó en una esquizofrenia anticomunista contra el bloque socialista liderado por la Unión Soviética y el fenómeno de la Guerra Fría, que generó un impacto en los liderazgos socialdemócratas o liberales de América Latina.
En este primer momento, como antecedente al 23 de enero, el gobierno de Pérez Jiménez se bajó los pantalones ante las presiones que ejercían las compañías petroleras norteamericanas por nuevas concesiones y precios ventajosos del barril de petróleo.
Así lo testimonia una carta del embajador norteamericano en Venezuela (McIntosh), en Caracas, el 17 de mayo de 1957. Las autoridades estadounidenses se reunieron con el dictador Marcos Pérez Jiménez, quien nerviosamente se dirigió a los norteamericanos para "reafirmar la amistad entre Venezuela y Estados Unidos y la importancia de Venezuela para Estados Unidos y el mundo libre como fuente de materiales estratégicos y como mercado para los productos estadounidenses".
El dictador se aflojó el cinturón para expresar lo que los gringos querían oír de Pérez Jiménez: "Reafirmó la postura anticomunista de Venezuela y el apoyo a los esfuerzos de Estados Unidos contra el comunismo internacional". Lo mismo hizo Betancourt antes y después del 23 de enero de 1958.
Para cerrar la conversación, el mandatario venezolano señaló que:
Venezuela prefiere obtener sus requerimientos de equipamiento militar en EE. UU. y seguirá buscando su equipamiento allí. Sin embargo, Venezuela ha tenido numerosas dificultades y retrasos en la obtención de equipos estadounidenses. Dejo en claro que si el equipo militar deseado por Venezuela no está disponible fácilmente en Estados Unidos, se comprará en otro lugar.
Del mismo modo, lo hizo Rómulo Betancourt siendo presidente.
Ya para esa fecha, se había producido la reunión que promovió Nelson Rockefeller en Nueva York, organizada por el italoamericano Serafino Romualdi, el colombiano Germán Arciniegas y el cubano Diego Cisneros, asistentes políticos y económicos de Rockefeller en asuntos de América Latina, para asegurar que sus negocios en Venezuela quedarían en buenas manos. Así, congregaron a Rómulo Betancourt, Caldera y Jóvito Villalba. Era el pacto de Nueva York y el plan que duró hasta 1998, cuando llegó Chávez al poder con el pueblo venezolano y terminó con el Pacto de Punto Fijo.
El gobierno del país del norte y las empresas petroleras, ante la "amenaza comunista" en la región, se aseguraron de que la transición de la dictadura a la democracia liberal burguesa proyectada en Venezuela tuviera el mejor destino para sus intereses. Así lo reconoce un editorial desclasificado del Departamento de Estado en 1958:
Como resultado de acontecimientos generalmente favorables a los comunistas latinoamericanos durante 1957 y principios de 1958 —Sputnik soviéticos, dificultades económicas latinoamericanas y preparativos en varios países para elecciones nacionales—, la actividad política y propagandística comunista soviética aumentó en partes del área. Se observó un énfasis en temas ultranacionalistas y antiestadounidenses, programas acelerados de intercambio cultural y un mayor uso de tácticas y alianzas del Frente de Liberación Nacional.
Desde el 21 hasta el 23 de enero, las movilizaciones populares provocaron la desmembración definitiva de las Fuerzas Armadas y el desconocimiento de los altos mandos y del mismo liderazgo del general Marcos Pérez Jiménez en sus cuadros de orden militar. Las restricciones de importaciones de petróleo venezolano por parte del gobierno de Estados Unidos fueron un aporte de Nelson Rockefeller para lograr desestabilizar el gobierno del dictador. No lo hizo por ser buen demócrata, sino por el interés en lograr mayores y mejores beneficios para sus negocios petroleros, como efectivamente lo logró con el gobierno de Betancourt y sus sucesores, hasta que llegó Chávez y lo cambió a partir de 1998.
Aldemaro Barrios Romero
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