Pascualina Curcio
Fortalecer el bolívar y evitar que terceros manipulen políticamente su valor, pasa entre otros aspectos, por recuperar las reservas internacionales y mantenerlas permanentemente en niveles altos.
Se contabilizan como reservas internacionales el dólar, el euro, el yuan, la libra esterlina, el yen y el oro.
Nosotros, los venezolanos, tenemos una condición envidiable para la mayoría de los países del mundo: Con 4130 toneladas certificadas, tenemos la cuarta reserva de oro más grande a nivel planetario. Vamos en vía de ser la primera luego de certificar 3000 toneladas más.
Con solo llevar una partecita del oro que se encuentra en las minas hasta las bóvedas del BCV podemos aumentar nuestras reservas sin tener que entregar, a diferencia de otros países, nuestras divisas.
Este procedimiento requiere la extracción del oro, su certificación en función de los niveles de pureza y su posterior monetización. Cada 5 toneladas que llevemos mensualmente a las bóvedas equivale, al precio internacional actual, a US$ 2.500 millones anuales.
Mientras mayor cantidad de oro llegue mensualmente a la esquina de Carmelita, más rápido aumentarán las reservas. Disciplinémonos con este asunto. Es estratégico en estos momentos de guerra ecómomica. En nuestras bóvedas, el oro no podrán bloquearlo, está seguro. Cuando se requiera puede ser rápidamente convertido en divisas.
Hacer un buen uso de las divisas que, en 95% ingresan por concepto de exportación de petróleo, así como evitar su fuga es un requisito para la recuperación de las reservas internacionales.
Esta fuga, no casual, ha sido una práctica de neocolonización que históricamente ha buscado mantener a nuestros países de venas abiertas, con mínimos niveles de reservas para perpetuar la dependencia económica, y por lo tanto política, a través de la deuda externa.
Crear una ley orgánica de administración y uso de las divisas, en la que anualmente se establezcan las cantidades a usar y el organismo responsable de su ejecución para someterlo a su posterior contraloría, contribuiría al uso transparente de estos recursos. Una ley que permita a todos los venezolanos conocer cuántas divisas ingresarán, a quiénes se les adjudicarán y para qué las usará.
Implementar un sistema automatizado e integrado que permita de manera pública hacer seguimiento de las divisas desde su asignación hasta la llegada del bien es impostergable. Ordenemos este asunto.
Mientras más rápido, mejor.
Tomado de: 15yultimo.com
Se contabilizan como reservas internacionales el dólar, el euro, el yuan, la libra esterlina, el yen y el oro.
Nosotros, los venezolanos, tenemos una condición envidiable para la mayoría de los países del mundo: Con 4130 toneladas certificadas, tenemos la cuarta reserva de oro más grande a nivel planetario. Vamos en vía de ser la primera luego de certificar 3000 toneladas más.
Con solo llevar una partecita del oro que se encuentra en las minas hasta las bóvedas del BCV podemos aumentar nuestras reservas sin tener que entregar, a diferencia de otros países, nuestras divisas.
Este procedimiento requiere la extracción del oro, su certificación en función de los niveles de pureza y su posterior monetización. Cada 5 toneladas que llevemos mensualmente a las bóvedas equivale, al precio internacional actual, a US$ 2.500 millones anuales.
Mientras mayor cantidad de oro llegue mensualmente a la esquina de Carmelita, más rápido aumentarán las reservas. Disciplinémonos con este asunto. Es estratégico en estos momentos de guerra ecómomica. En nuestras bóvedas, el oro no podrán bloquearlo, está seguro. Cuando se requiera puede ser rápidamente convertido en divisas.
Hacer un buen uso de las divisas que, en 95% ingresan por concepto de exportación de petróleo, así como evitar su fuga es un requisito para la recuperación de las reservas internacionales.
Esta fuga, no casual, ha sido una práctica de neocolonización que históricamente ha buscado mantener a nuestros países de venas abiertas, con mínimos niveles de reservas para perpetuar la dependencia económica, y por lo tanto política, a través de la deuda externa.
Crear una ley orgánica de administración y uso de las divisas, en la que anualmente se establezcan las cantidades a usar y el organismo responsable de su ejecución para someterlo a su posterior contraloría, contribuiría al uso transparente de estos recursos. Una ley que permita a todos los venezolanos conocer cuántas divisas ingresarán, a quiénes se les adjudicarán y para qué las usará.
Implementar un sistema automatizado e integrado que permita de manera pública hacer seguimiento de las divisas desde su asignación hasta la llegada del bien es impostergable. Ordenemos este asunto.
Mientras más rápido, mejor.
Tomado de: 15yultimo.com
Economista.
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