Zulika King
Lo que ha ocurrido con PDVSA es imperdonable. Actualmente, los niveles de producción retrotraen a la única empresa que mantiene viva a Venezuela a los años 40 del siglo XX.
En 2014, cuando Rafael Ramírez todavía era presidente de PDVSA, el volumen de producción era de más de tres millones de barriles diarios. Hoy por hoy, finalizando 2018, el volumen de producción se ubica en poco más de un millón.
PDVSA es la única empresa que mantiene viva a Venezuela porque es la única empresa que genera divisas al país por sus actividades de exportación. El resto de todas las demás empresas, grandes, medianas y pequeñas, tanto del sector privado como del sector público, aportan a la oferta del mercado cambiario nacional alrededor de 5% solamente. El 95% restante, en promedio, lo aporta PDVSA. Una sola empresa. Por cierto, del sector público.
Esto indica que, literalmente, PDVSA es la "gallinita de los huevos de oro" de nuestra economía y, por ende, de nuestra sociedad y de nuestra viabilidad como estado-nación.
Todos los empresarios del país, tanto nacionales como transnacionales, producen en función de los niveles de la renta petrolera que genera PDVSA. En las épocas en que dicho ingreso de divisas es distribuido a manos llenas en la economía, sea cual sea el sistema cambiario imperante, tanto de libertad de mercado absoluta como de férreo control de cambio, las empresas adquieren muchas divisas baratas (lo que suele denominarse en economía "sobrevaluación del bolívar") y, tras descontar un estimado de 70% de todas las divisas así obtenidas por concepto de fuga de capitales pura y dura, el restante 30% aproximadamente se destina para la importación de bienes de consumo final y materias primas intermedias para la producción "nacional".
Pero, cuando la renta petrolera generada por PDVSA e inyectada por el Estado a la economía se reduce considerablemente, tal y como es el caso en la actualidad, entonces las empresas no logran adquirir sino una muy poca cantidad de divisas baratas que en su casi totalidad son destinadas a la fuga de capitales, como prioridad histórica del empresariado en Venezuela. Quedando por ende muy pocas divisas disponibles para la importación de bienes de consumo final y materias primas intermedias. Es esta la causa del desabastecimiento y, en consecuencia, de la inflación en nuestra economía.
Es por esto que PDVSA es tan importante para la economía venezolana, adquiriendo con ello la cualidad de único factor determinante del ciclo económico de nuestro país. Casi nada. No es el ahorro en bolívares, ni son las ventajas competitivas que tenemos como nación, ni es la política económica que estimule las inversiones, los factores determinantes de la oferta de bienes y servicios en Venezuela (en su mayoría conformada por importaciones, dado que la producción "nacional" depende en un elevado porcentaje de materias primas importadas).
Es evidente, entonces, que la única preocupación que debería tener el gobierno en este momento es PDVSA. Recuperar los volúmenes de producción y fomentar la subida de los precios del petróleo en los mercados internacionales.
El Presidente Maduro tendría que dedicar el 100% de su tiempo y su toma de decisiones, así como destinar todos los recursos del Estado, al fin único de rescatar PDVSA, como en su momento lo hizo nuestro Comandante Eterno.
Después de todo, la actual debacle de PDVSA, porque no tiene otro nombre, es responsabilidad exclusiva e indeclinable de la Administración Maduro, ya que el hecho cierto y absolutamente incuestionable es que hasta la Administración Chávez PDVSA estaba produciendo mucho más de tres millones de barriles diarios. Y, otro hecho incontrovertible es que quien estuvo al frente de PDVSA manteniendo esos volúmenes de producción durante 12 años, fue Rafael Ramírez.
A partir de su salida de PDVSA en 2014 y posterior persecución por parte del Estado por su participación en grandes actos de corrupción, el hecho cierto, claro, meridiano, pleno como la Luna Llena, es que la Administración Maduro designó como presidentes al frente de la "gallinita de los huevos de oro" de todos nosotros, a dos mafiosos corruptos, piratas, negligentes y mediocres, Del Pino y Martínez. Una locura. Quiere decir que nadie se imaginó en el alto gobierno que ambos eran corruptos e incompetentes, nadie tuvo esa intuición…
Pues la triste y patética realidad es que destruyeron PDVSA, actualmente al borde de la quiebra o de la paralización de la producción.
Cuando a finales de la década de los 90 del siglo XX, los gobiernos entreguistas de la época habían llevado a PDVSA al punto de tener que privatizarla, quien salvó a Venezuela de esa catástrofe fue nuestro Comandante Eterno.
Ahora, casi 20 años después, y tras el gigantesco legado de Hugo Chávez, PDVSA se encuentra peor que en aquel momento, y hasta el propio Elías Jaua Milano, quien obviamente comparte la responsabilidad de toda la debacle que ha ocurrido en el país, por haber formado parte de los más altos tomadores de decisiones en el gobierno actual, ha escrito recientemente un artículo de opinión, donde sin ambages de ningún tipo alerta a la nación de los planes que existen en el alto gobierno de conducir un proceso de entrega de la soberanía nacional a los grandes capitales financieros extranjeros a lo largo del próximo año 2019. Obviamente no hay que ser muy avezado para intuir que ese plan deberá coronarse con la gran joya final: PDVSA.
Afirma Jaua que hay miembros del alto gobierno actualmente que con desparpajo exclaman que "tenemos que abrirnos de piernas"… porque no nos queda otra.
Definitivamente. Lo que ha ocurrido con PDVSA es imperdonable y, si lo que afirma Jaua es cierto e incluye a PDVSA, no solo se habrá perdido por completo e irremediablemente la Revolución Bolivariana, sino que la misma habrá postrado a Venezuela de manera servil e irremediable ante el imperialismo mundial, perdiendo nuestra gallinita de los huevos de oro y sin perspectivas de ninguna otra alternativa. Sería, sin lugar a dudas el crimen y la traición política más grave de nuestra historia republicana.
Ojalá y Elías Jaua, conocedor estrecho y consumado del alto gobierno bolivariano, se equivoque o esté exagerando o esté inventando eso para hacerse el héroe y captar para sí mismo el capital político del descontento, que va in crescendo en el país.
¡Chávez vivirá mientras el pueblo luche! ¡El que tenga ojos que lea y el que tenga entendimiento que analice! ¡Amanecerá y veremos!
Coordinadora General del Movimiento de Batalla Social Punta de Lanza. Presidenta de la Fundación Punta de Lanza. Coproductora del Programa Radial "Trinchera del Poder Popular".
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