*JUAN MARTORANO.
Aunque para algunos no les
agrade, quiero como introducción antes de entrar en materia, hacer una última
aclaratoria con respecto a mi más reciente artículo. Siempre he escrito no para
complacer las opiniones, sino obedeciendo los dictados de mi razón y de mi
conciencia, y expresando verdades que otros prefieren no tratar, por eso fue
que escribí lo que escribí, con un título fuerte, porque lo que uno vive en la
cotidianidad es fuerte.
Y, de hecho, uno siente mucha
molestia, porque en estos días he vivido en toda su crudeza lo que muchos
ciudadanos y ciudadanas de a pie viven. Las dificultades para el acceso a las
medicinas, a alimentos, y no por uno en lo personal, ya que me considero un
guerrero, sino por las personas que uno tiene en su entorno. Y uno puede
constatar de todo.
Una de las cosas más sencillas, y
hasta recomendaciones dadas por el propio Presidente Nicolás Maduro y otros
integrantes del alto mando político y militar de la Revolución es la de
denunciar a las autoridades. Eso está muy bien, pero ¿Qué hacer cuando estas
autoridades solo toman nota, no hacen nada, o te “pelotean”? o peor aún ¿Y si
estas autoridades están directamente implicadas y actúan en complicidad y
coordinación con las mafias y mercenarios que hemos estado denunciando? Ahí está
planteado un verdadero problema y dilema para muchos y muchas. Algo de eso
habló nada más y nada menos que el propio Contralor General de la República,
Dr. Manuel Galindo Ballesteros, por lo que urge una depuración y una revolución
moral en todas las instituciones del Estado venezolano.
Pero, no es menos cierto también que
debemos enfrentar un terrible problema espiritual, moral, ético y hasta
cultural en nuestra población. Y no lo expresó como simpatizante de izquierda o
“chavista” para los que pretendan tratar de descalificarme. Lo expreso desde la
racionalidad de los que creemos en la coexistencia y convivencia entre seres
humanos, aunque pensemos distinto y tengamos diversos puntos de vista. Pero,
resulta inverosímil e inconcebible como la misma gente observa como se le
vulneran sus derechos, y algunos tratamos de no calarnos esos abusos y de
reaccionar, y la misma ciudadanía casi te lincha por “rebelarte” al orden
establecido, y a no aceptar la caridad de los bandidos y mafiosos. Si bien es
cierto que se requiere la depuración y adecentamiento institucional, también como
ciudadanas y ciudadanos debemos revisarnos todos y todas y por mucha necesidad
que tengamos, no consentir ni aceptar abusos ni la vulneración de nuestros más básicos
y elementales derechos humanos.
Quiero dejar claro lo siguiente. Pese
a mis fuertes críticas y señalamientos a ciertas prácticas y ejecutorias que la
dirección política revolucionaria pueda tener, no le hago el juego a la
burguesía ni la haré el juego a la derecha. Mi identificación con la izquierda
y mi reconocimiento al liderazgo de Nicolás Maduro jamás entrará en duda. Solo que,
como el mismo Hugo Chávez nos lo enseñó, soy irreverente en la discusión, pero
leal en la acción. Para aquellos que puedan pensar que mis críticas pueden ser
en contra del modelo de inclusión contenido en la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela.
Luego de esta introducción
necesaria, y que permita ubicarnos en contexto, ahora si entraré en la materia
objeto del artículo de opinión con el que he titulado estas líneas.
Cada
vez que escribo un artículo que genera algún tipo de impacto, los laboratorios
de la derecha (tal vez del Mossad y de la CIA) pensando que pueden amedrentarme
y que me voy a esconder, bombardean mis correos electrónicos con una serie de
descalificaciones y epítetos que no voy a reproducir por aquí. Lo cierto del
caso es que, pese a todo ello, uno de esos “lectores” de derecha, que se identificó
con el nombre (o seudónimo) de Daniel Hernández, me formuló, luego del artículo
que precede a este, lo siguiente: “interesante
conocer su opinión de ¨izquierda¨ sobre la salvajada de haber torturado,
asfixiado y lanzado a un opositor desde un décimo piso de los
calabozos del Sebin
Ojalá tenga el valor de escribir un artículo condenando este
crímen.....
que horror lo que sucede en Venezuela. Es peor que la peor de
las dictaduras de derecha....”
Pues
bien, querido Daniel, si es así como realmente te llamas, gracias por darme
ideas para escribir, y por eso este artículo constituye una respuesta a tus
interrogantes.
Realmente
me sorprende la precisión con la que aseguras que el concejal de Primero
Justicia del municipio bolivariano Libertador del Distrito Capital implicado en
el magnicidio en grado de frustración del pasado 4 de agosto de 2018, Fernando
Albàn, asegures de una manera tan simplista que fue “torturado, asfixiado y
lanzado desde un décimo piso de los calabozos del SEBIN”, me gustaría, de
manera responsable, que mostrases las pruebas sobre las cuales sustentas la
afirmación que señalas.
Como ser
humano y de izquierda, a diferencia de ustedes, no me alegra en lo absoluto la
muerte de ningún ser humano, ni simpatizante a mis ideas, ni a los que me
adversan, así abracen el fascismo como forma de vida. Pero las verdades deben
ser expresadas, de la manera más objetiva, con comprobación de hechos, más allá
de sesgos políticos e ideológicos.
¿No sé si
sabes Daniel que la confesión en nuestro ordenamiento jurídico tiene valor de
plena prueba? Y tengo entendido que el concejal Albán, horas antes de su
lamentable muerte, hizo importantes revelaciones a los organismos de
inteligencia de nuestro país, sobre las implicaciones y la autoría intelectual
del dirigente de Primero Justicia, Julio Borges, en los hechos del magnicidio en
grado de frustración ocurrido en agosto de 2018, como ya te he señalado.
Una de
las cosas que aprendí en el estudio de la carrera del Derecho, es a usar la
lógica, y aquí cabría hacerse una interrogante: ¿A quién beneficia la muerte
del concejal Albán? ¿A cuál sector le interesaba que este no hablase, si es que
estuvo implicado en alguna acción en contra del Estado venezolano? Son por lo
menos dos preguntas que cualquier persona sensata se haría en estos momentos.
Una de
las cosas que no se pueden obviar es que nuestra Fuerza Armada Nacional
Bolivariana, nuestros cuerpos policiales y efectivos de organismos de
inteligencia, sin dejar de ser profesionales en su rama, no dejan de ser seres
humanos. Con ello, no todos los que trabajan en esos cuerpos armados o de
seguridad profesan la ideología socialista, sino que también hay dentro de los
mismos, gente que puede simpatizar con las ideas de la derecha, pese a la
depuración que se ha venido haciendo de los mismos. En caso de que la muerte
del concejal Albán hubiese sido producto de un crimen planificado: ¿Quién me
dice a mí que pudo ser ejecutada ciertamente por efectivos del SEBIN, pero que
pudieran haber sido captados por la derecha, a fin de responsabilizar al
Gobierno de tal crimen?
No
olvidemos el contexto en el que se da la lamentable muerte de este concejal,
cuando los Estados Unidos busca impulsar y generar todas las condiciones para
justificar una acción armada contra Venezuela y concretar un cambio de régimen
en el país. Y este hecho les puede servir como anillo al dedo para estos
inconfesables propósitos.
Igualmente,
tampoco podemos olvidar que luego de la captura del hoy ex diputado (también militante
de Primero Justicia) Juan Requesens, implicado en el magnicidio en grado de
frustración, fue difundido un video en el momento en que a este se le hacía el
reconocimiento médico forense antes de ingresarlo a la sede del SEBIN, y
producto de los nervios, relajo esfínteres y se muestra su ropa interior llena
de excrementos, lo cual como activista de Derechos Humanos, e independientemente
que Requesens no me caiga bien, lo condeno por tratarse esto de un trato
humillante y degradante a la condición humana. Pero, tampoco puedo dejar de
lado las consideraciones realizadas por el Fiscal General de la República,
Tarek William Saab, al señalar que la divulgación de este video era para
desviar el interés de la opinión sobre los resultados de la investigación de
los hechos y del crimen de la Avenida Bolívar de Caracas del pasado 4 de agosto
del presente año.
Ya en las
autopsias develadas, se confirma que la muerte del concejal Albán fue producto
de los traumatismos producto de la caída. Incluso su propio abogado señaló que
los baños y calabozos del SEBIN que poseen ventanas, se encuentran totalmente
cerrados. Lo que echa por tierra algunas
tesis lanzadas por operadores comunicacionales y mediáticos vinculados con
grupos y sectores de la oposición en nuestro país.
Asimismo,
no se puede obviar que el propio M/G y ministro del Poder Popular para
Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Néstor Luis Reverol Torres, a través de
las redes sociales digitales y medios de comunicación convencionales, señaló
que se investigarían las causas de la muerte del concejal Albán. Es lo que un
gobierno serio y que respeta los Derechos Humanos hace.
Pero es
que también este hecho pretende incorporarse dentro de la batalla
comunicacional y simbólica bajo la égida de la promoción de los Derechos
Humano, pero a conveniencia y no como verdadera praxis de vida. Resulta inverosímil
pensar, y hasta comparar como ya lo han hecho algunos “analistas”, la muerte de
Fernando Albán, con la ocurrida con el ex parlamentario de izquierda Fabricio
Ojeda, en 1966. Pero es que ni le llega de cerca, porque los contextos, la
forma de ejecución, pero, sobre todo, la determinación de responsabilidades y
las sanciones no tienen en lo absoluto puntos de aproximación.
Evidentemente
ante la falta de ideas, de propuestas por parte de los sectores de derecha en
el país para poder acceder al poder por la vía electoral, requieren de un hecho
desencadenante, con el fin de tomarlo como “bandera” para poder acumular
fuerzas y poder activar movilizaciones, con el fin de poder impulsar y
desarrollar un accionar subversivo como parte de la conformación de un frente
interno, que se articule con las presiones internacionales, para lograr el
derrocamiento del actual Primer Mandatario Nacional, Nicolás Maduro Moros.
Si algo
tengo claro, es que al presidente Maduro se le puede acusar y criticar de todo,
menos de que es una persona autoritaria y que apoye la violación de Derechos
Humanos en el país. No se hizo durante el gobierno del Comandante Chávez, y no se
ha hecho, se hace ni hará durante la gestión del Presidente Obrero, más allá de
las responsabilidades individuales de algunos funcionarios de la FANB o de
cuerpos de seguridad e inteligencia que puedan cometer crímenes de esas
características, pero jamás como una política de Estado en materia de seguridad.
Esa es
pues, mi opinión y mi pronunciamiento con respecto a la muerte del concejal
Fernando Albán.
¡Bolívar y Chávez viven! ¡Y sus
luchas y la Patria que nos legaron siguen!
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Independencia y Patria
Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!
*Abogado y Analista Político, defensor de Derechos Humanos. Miembro de
la Red Nacional de Tuiter@s Socialistas (RENTSOC). www.juanmartorano.blogspot.com, www.juanmartorano.wordpress.com . @juanmartorano. Facebook: Juan Martorano
Castillo, IG: @juanmartorano. jmartoranooster@gmail.com, j_martorano@hotmail.com y juan_martoranocastillo@yahoo.com.ar
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