La carta anónima sobre la caída de la producción de derivados lácteos y carne que hoy publica en su columna dominical de Últimas Noticias el profesor Eleazar Díaz Rangel, parece tener como propósito justificar la privatización de hecho y sin marco legal que se viene realizando en las instalaciones de Lácteos Los Andes durante los últimos meses y en hatos ganaderos adquiridos por el Estado durante el mandato de Chávez.
En primer lugar hay que precisar que las plantas y otros activos no fueron “tomados” sino expropiados y pagados a satisfacción de los propietarios en líneas generales. (Valga recordar que los accionistas de Lácteos Los Andes pagaron entre 10 y 25 millones de dólares en comisiones a Nervis Villalobos, asesor del presidente de Pdvsa, para aumentar el precio, que finalmente superó los 200 millones de dólares).
En segundo lugar hay que señalar que las expropiaciones no fueron una política de Estado sino que fueron motivadas por acciones empresariales que habían puesto en riesgo la producción y los puestos de trabajo. Y eso incluye los casos en que los patrones y sus administradores abandonaron los centros industriales.
Eso pasó y (específicamente) con el sector alimentos hace cerca de una década ya.
En ese lapso hubo aciertos enormes como los del sector de aceites con el fortalecimiento de Industrias Diana o la misma expansión de mercado de Lácteos Los Andes. Pero es evidente que algunos años después pasó algo que echó por tierra los avances.
Usar hoy cifras de hace 10 años para comparar con la paralización real de la mayoría de las plantas lácteas, implica una simplificación extrema que ignora interesadamente un proceso complejo en el que puede conseguirse las explicaciones a lo bueno y a lo muy malo.
Efectivamente las plantas receptoras de leche tienen unos dos años (o poco menos ) cerradas y eso ha ocurrido ante la vista de todos.
Las preguntas que habría que hacer hoy es con qué criterio o bajo la administración de quién se decidió cerrar.
¿A que sectores favoreció el cierre?
Sin duda a productores de queso que han comenzado a tener una posición de mercado ventajosa tanto para adquirir la leche en el campo como para vender sus derivados en los centros de consumo.
Pero adicionalmente ha favorecido a un bloque que busca la reversión de las nacionalizaciones de Chávez con el alegato de la ineficiencia e incapacidad del Estado y de la sociedad.
La paradoja es que quienes ahora impulsan las privatizaciones (por medio de alianzas estratégicas y otras figuras ilegales ) son los mismos que cerraron y permitieron la paralización del sector lechero.
Varias plantas ya están en manos de empresas privadas, que en algunos casos no tienen un origen claro, y otras serán entregados en cuestión de días, según prometen.
Revisen y encontrarán sorpresas.
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