Juan Martorano.
El día de mañana, será 7 de octubre. En el caso de la República Bolivariana de Venezuela, se recordarán seis años del último triunfo electoral en vida del Comandante Chávez, y debe ser una fecha de importante recuerdo para los venezolanos, en el marco de la campaña del inolvidable gigante, que no en balde se tituló "Corazón del Pueblo".
Pero como esas tremendas encrucijadas de la historia, mañana también el hermano pueblo de Brasil, ese pueblo que el mismo Comandante nos descubrió, y aprendimos a amar y a encontrarnos, tiene una importante cita: Tiene elecciones para elegir al próximo Presidente o Presidenta de la República por los próximos 4 años, elegir a los integrantes del senado federal y de la cámara de representantes al parlamento, y a los gobernadores y gobernadoras de las diferentes entidades federales que la conforman.
Más allá del número de candidaturas y de organizaciones políticas participantes en esta contienda, el destino de la hermana Brasil se debate entre dos opciones: La opción de la extrema derecha que representa en estos momentos Jair Bolsonaro, y la opción de la vuelta de la izquierda y de la opción de los movimientos progresistas en ese país, que en estos momentos encarna Fernando Haddad.
Importante es de destacar que la candidatura de Haddad por el Partido de Trabajadores de Brasil (PT) y de una importante coalición de izquierda fue posible debido a la sustitución que hubo que hacer de la candidatura del líder histórico Luis Inácio Lula Da Silva, víctima de una persecución política concretada mediante artificios judiciales, que lo condenó a 12 años de prisión y que inhabilitó ilegalmente su opción de volver al Palacio de Planalto para los comicios del día de mañana. Todas las proyecciones daban ganador a Lula, y más aún, la posibilidad de que éste derrotará la opción de Bolsonaro en la propia primera vuelta a escenificarse el día de mañana.
Pero la derecha, que también trata de sacar sus cálculos, pensó que inhabilitando y cerrando el camino de la opción de Lula, impedía que la izquierda vuelva al poder en Brasil. Los hechos y la conciencia de los pueblos le están demostrando su terrible equivocación a este respecto.
Evidentemente, la izquierda y el propio Lula, producto de las circunstancias, tuvieron que hacer ajustes en su estrategia, y proceder a la opción de su candidtura, colocando a Haddad, quien inicialmente era el candidato a vicepresidente, y compañero de fórmula de Lula por el PT, para estos comicios. El momento político conllevo a que Haddad tuviera que asumir el testigo del líder histórico del PT y encarar el reto de posibilitar el retorno de la izquierda al poder en el gigante suramericano.
Importante es de recordar el contexto: Brasil viene de pasar en el año 2016 por un golpe parlamentario en el año 2016, que derrocó a la entonces mandataria Dilma Rouseff, sucesora legítima de Lula, y marcó un viraje hacia la derecha del gobierno brasilero, personificado en Michel Temer. Pero, es altamente probable, como lo hemos venido señalando, que Brasil vuelva a la senda que viene recorriendo desde el 1 de enero del año 2003, con la llegada de Lula a la presidencia de ese país.
Si bien es cierto que luego de la inhabilitación de Lula, Bolsonaro comenzó a liderar las encuestas, no obstante, no tiene el quorum mínimo requerido para imponerse en la primera vuelta de estos importantísimos comicios (Un poco antes de la realización de las elecciones, cuenta con un 32% de la intención de voto). Haddad, en apenas un mes de campaña, y que no figuraba en las opciones presidenciales, como ya lo señalamos, ha logrado superar la brecha, y para el momento del cierre de los debates y de la campaña electoral, se ubicaba en un poco más de 22% y subiendo, ubicándolo en el segundo lugar de las preferenciales electorales, y haciendo posible que deba medirse en la segunda vuelta, prevista para el 28 de octubre, con Bolsonaro.
Pero no conforme con ello, y observando este meteórico crecimiento de la candidatura de Haddad, que a medida que transcurre el tiempo, cierra la brecha con respecto al candidato de la extrema derecha brasilera, todas las proyecciones indican que, en una eventual segunda vuelta, éste derrotaría a Bolsonaro, ante la unificación de las fuerzas de la izquierda y alianza con sectores progresistas en Brasil.
Desde un punto de vista estratégico, esto será muy importante para la República Bolivariana de Venezuela, y, por ende, de la Patria Grande, como lo dirían varios de nuestros dirigentes de izquierda en el continente. Pese a los retrocesos producto de derrotas electorales y políticas observadas en los últimos años, en reiteradas oportunidades he citado al actual vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia e importante intelectual marxista en nuestro continente, Álvaro García Linera, quien ha hablado de la nueva oleada de gobiernos de izquierda que se vienen para nuestro continente, el caribe y hasta la propia Centroamérica.
Señalo esto porque no olvidemos la importantísima victoria electoral obtenida por Andrés Manuel López Obrador y junto a él del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), el pasado 01 de julio de 2018. Por primera vez en muchísimos años, la izquierda gana en un importante país centroamericano la Presidencia de los Estados Unidos Mexicanos. Además de ello, la conciencia de ese pueblo con una gloriosa historia, le garantizo a López Obrador una mayoría cómoda en el parlamento que le permita gobernar de manera cómoda a partir del próximo 01 de diciembre de 2018 y por los próximos seis años ese hermano país.
Pero, volviendo al tema de los comicios en Brasil, no solo será muy importante saber quién triunfa en las elecciones presidenciales en Brasil, sino saber cómo quedará la conformación del próximo parlamento y la correlación de fuerzas en los diferentes gobiernos regionales de ese país, a fin de determinar el nivel de conciencia de ese pueblo y que episodios como el Golpe Parlamentario del año 2016 no vuelva a repetirse allá. Por supuesto, eso no sólo depende del triunfo de la izquierda, sino del modelo constitucional de democracia representativa aún vigente, y que sería importante, a mi juicio, que el mismo fuese trascendido.
Esto siempre lo tuvo claro el mismísimo Comandante Chávez, y fue por ello, que, en la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente en su primer año de gobierno, se hizo no sólo para refundar la República sobre bases sanas, sino para neutralizar aquellos tecnicismos constitucionales propios de la democracia representativa, que hubiesen permitido su derrocamiento por vías jurídico- políticas.
Y este importante cambio en la correlación de fuerzas políticas en los gobiernos y parlamentos en el continente, sería un escenario favorable para el Gobierno Bolivariano. No olvidemos, si bien las circunstancias y los momentos históricos no son iguales, tienen algunos elementos muy parecidos. En el año 2002, fue el año de la resistencia contra el Golpe de Estado y el Sabotaje a la Economía venezolana contra el Gobierno de Chávez, porque para los planes estratégicos del gobierno estadounidense, era vital salir de Chávez ante enero del 2003, debido a los preparativos a la invasión de Iraq y la llegada de Lula Da Silva al gobierno de Brasil, que marcaría un punto de inflexión y el cambio de correlación de fuerzas políticas en los gobiernos del continente. El triunfo de no dejarnos tumbar en aquella oportunidad permitió el posterior despegue de nuestro país que es público, notorio y comunicacional y todos los avances que ya conocemos.
Pese a las actuales dificultades y contratiempos que hoy afrontamos. No olvidemos que Venezuela se está enfrentando a poderes hegemónicos que pretenden dominar al mundo, es vital y fundamental no solo contar con alianzas como Rusia, China, India, Sudáfrica y Turquía, por solo nombrar grandes países que son aliados nuestros, sino contar con el apoyo y solidaridad de nuestros vecinos más cercanos (En estos momentos, salvo los países del Caribe, Nicaragua, Cuba, El Salvador y Bolivia, el resto de los gobiernos suramericanos y del continente son hostiles a nuestro país, fundamentalmente Colombia) y en estos momentos, para ir superando el actual boicot financiero y comercial contra nuestro país, además de lo que debemos hacer a lo interno, resulta fundamental contar con alianzas de gobiernos de países mucho más cercanos al nuestro.
De ahí la importancia geopolítica y estratégica de los comicios mañana en Brasil, los cuales debemos estar muy pendientes de sus resultados, para realizar los correspondientes análisis y trazar las correspondientes estrategias.
¡Bolívar y Chávez viven! ¡Y sus luchas y la Patria que nos legaron siguen!
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!
Abogado, Activista por los Derechos Humanos, Militante Revolucionario y de la Red Nacional de Tuiter@s Socialistas (RENTSOC).
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