Asalia Venegas.- Desde hace veinte años en Venezuela se busca afanosamente una oposición que realmente dé la pelea en el terreno de la política, con argumentos y propuestas de altura que propicien una controversia que de verdad se centre en los problemas del país y no en las apetencias individuales de los llamados líderes opositores o de los grupos así conocidos que aglutinan a los distintos sectores asumidos como tales. Después de las elecciones del 20 de mayo la oposición quedó peor, con fracturas de muy difícil sanación.
El papelón que hizo Henri Falcón desconociendo el esfuerzo de aquellos que oyeron su mensaje y sufragaron por él, no tiene precedente cercano. Además de la pataleta que le dio atribuyendo a los puntos rojos la responsabilidad de su naufragio electoral, aunado a su cobardía al desconocer los resultados aun cuando el CNE no había dado el primer boletín, pues la mesas de votación continuaban abiertas.
Los líderes opositores pro intervención –Borges, Ledezma, Florido- entre otros, continuaban con su gira vergonzosa exigiendo más sanciones para nuestro país y una intervención que les permita acceder al poder, pues en sus fantasías piensan que cualquiera de ellos podría protagonizar lo que llaman un “gobierno de transición”, dejando de lado la cantidad de caimacanes que están alrededor de la silla presidencial.
Después del 20M la oposición ha creado un frente amplio con los que integraban la MUD, a la vez que Falcón propuso dar luz a una organización que la sustituya con los grupos políticos que lo respaldaron: Copei, el MAS y Avanzada Progresista. La oposición se debate entre Chuo Torrealba y Ramón Guillermo Aveledo para el protagonismo como Secretario General, en la MUD futura. De Maria Corina ya nadie se acuerda. Parece que Capriles se fue del país. Ramos Allup ve cómo el paso del tiempo, cada día, lo aleja más de lo que le prometió a su esposa Diana.
¿Se avizora un nuevo líder para la oposición? Creemos que no, por los momentos. No se vislumbra ni entre los que se quedaron acá, ni en los que andan en el exterior -de manera errada- buscando un golpe de gracia que los catapulte hacia la tan anhelada silla de Miraflores. En consecuencia, ese líder hay que crearlo o perfilarlo. Si no hay líder no puede haber oposición seria. Hay que construir ambos, lo cual es harto difícil.
Profesora UCV
Asalia Venegas
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