martes, 28 de febrero de 2017

De juegos de palabras y operaciones psicológicas para atacar nuestra Revolución.

*JUAN MARTORANO.
Sin duda estamos culminando el segundo mes del año 2017, y podemos decir, sin temor a equivocarnos, que este mes se caracterizó por algunos intentos del fascismo criollo, en coordinación con sus pares internacionales, de buscar oxigenar y escalar en los actuales conflictos por los que atraviesa esta República Bolivariana de Venezuela.
Sin duda, nuestro país vive un momento particularmente complejo, producto de las innumerables agresiones, ataques y asedios de los que ha sido objeto, producto de una bestial guerra no convencional que busca dar al traste con el Gobierno Bolivariano que hoy dirige Nicolás Maduro Moros.
Pero no es menos cierto también que también hemos cometido innumerables errores y tenemos terribles problemas en las ejecutorias de nuestras políticas públicas. Ha habido casos en los que hemos sido ineficientes, nos ha faltado “mano dura” y hasta mayor voluntad política para el combate a terribles flagelos como la corrupción. La falta de seguimiento y evaluación en las políticas públicas se ha venido convirtiendo en un pesado lastre y en una vulnerabilidad que nos puede hacer muchísimo daño.
Estos elementos en el marco de la complejidad, tienen que ser abordados y trabajados, sobre todo para dar respuesta a nuestro pueblo, al chavista y al opositor de a pie, que es la principal víctima de esta situación.
Y sin duda, y como se ha dicho en otras oportunidades, y lo han sostenido otros analistas, uno de los principales daños de esta denominada Guerra de IV Generación es la afectación de nuestra psiquis, de nuestra mente. Creo que el mayor daño que ha podido sufrir nuestra sociedad, es el terrible daño psicológico, solamente superado por el daño moral, tal y como lo ha abordado el General en Jefe Jacinto Pérez Arcay, pero eso sería tema para otros artículos.
Lo cierto del caso es, y tal como me lo había expresado una amiga hace mucho tiempo ya, que los niveles de abastecimiento subirían, pero, ha sido tal el daño que le han hecho a nuestra mente, que si llegase a faltar apenas un solo producto, estamos tan “psicosiados”, que enseguida nos activamos y empezamos a echarle “la culpa a Maduro” por la falta de ese rubro.
O nótese como el discurso de la “escasez” de productos por parte de los medios de difusión y propaganda de la derecha se ha minimizado un tanto, pero para explotar el tema de lo costoso que están los mismos, cosa que no es mentira. Solo que no se explica que esto es producto de los alimentos que se han logrado importar, y que a su vez, estos han subido de precios por el aumento de los comodities en los mismos.
Pero no es precisamente de eso que queremos referirnos, sino de cómo en esta guerra no convencional, se activan ciertas campañas, acompañados de ciertos y determinados operadores psicológicos, para profundizar en el daño que se le hace a nuestra población.
Esto lo sostenemos, en virtud de que para muestra, un botón: Hace ya tres años, en medios del estado Zulia se había difundido la especie de las denominadas “pirañas”, es decir, la de los supuestos “ladrones de Cabello” dizque para hacer unas extensiones para “niñas con cáncer”, montándose en una campaña sobre “el robo de Cabello”. Al principio, se pensó que todo esto era una campaña para crear temores sobre las féminas del estado Zulia, pero, lo que llamó la atención, y esto al decir del entonces ministro del poder popular para las relaciones interiores, justicia y paz de la época, M/G Miguel Rodríguez Torres, no cursaba por ninguna comisaría del Zulia ni del país ninguna denuncia sobre este tipo de agresiones físicas a estas mujeres.
Posteriormente, el mismo diputado y primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello Rondón, se encargó de develar que esto en realidad era parte de toda una campaña en su contra, elemento este que es totalmente cierto.
Hace algunos días, ocurrió un caso similar, ahora con la denominada “yuca amarga”, y no es que esto no pueda ser cierto, pero, un buen amigo me formuló una observación interesante, que motivaron estas líneas y que me quiero permitir compartir con todas y todos ustedes.
Ante las agresiones en lo económico y hasta en lo alimentario que hemos estado sufriendo desde hace algún tiempo ya, la gente ha estado migrando poco a poco a productos alternativos. Por ejemplo, ante la “escasez” de la harina precocida, la gente come o arepas de avena, o arepas de arroz, o arepas de yuca, o utiliza la yuca para alimentarse, como un sustituto de ese producto.
Y como dicho producto alternativo se puede convertir en un elemento para boicotear ciertas y determinadas marcas de harina precocida o de alimentos que son utilizadas como armas de guerra en contra de nuestro pueblo. ¿No sería conveniente iniciar toda una campaña de descrédito y satanización en contra de éste, para que la gente no lo compre, y pueda solventar su problema alimentario?
Cabe destacar que hace algunos años, aplicando totalmente una competencia desleal, y si la memoria no nos falla, cuando en este país existió una compañía llamada Crest, ésta pagó una costosa campaña publicitaria para señalar de manera irresponsable que no se comprará la pasta “Colgate, porque esta genera cáncer”. ¿O lo olvidamos?
Tal y como lo ha señalado en varias oportunidades mi buen amigo y psiquiatra, Erick Rodríguez, creo que el tema de la disociación psicótica debe ser tratado como un tema de salud pública. Y en cuanto al tema de los juegos de palabras y operaciones psicológicas, también debe ser estudiado como un tema de seguridad nacional.
No caigamos en esta clase de campañas y olas de rumores, que buscan sembrar el temor, la incertidumbre y el desasogiego de nuestra población.
Estemos alertas y con los ojos abiertos porque el enemigo acecha y no descansa.
Una buena comunicación oficial que este montada sobre estos tópicos, que sea más creativa, propositiva e investigativa antes que reactiva, es lo que nos está demandando el momento actual.
Ahí se las dejo, como una tarea que todas y todos debemos asumir.
¡Bolívar y Chávez viven, y sus luchas y la Patria que nos legaron siguen!
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!

*Abogado,Activista por los Derhttp://juanmartorano.blogsp
o. com /http://juanmartorano.w). jmartoranoster@gmail.com . @juanmartorano (Cuenta en Tuiter)
 
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¿Todavía peleamos una guerra económica?

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Este texto fue escrito antes del anuncio del nuevo aumento salarial por parte del presidente Nicolás Maduro, en su programa dominical del 19 de febrero del corriente. En lo fundamental, el anuncio no anula su contenido (más bien lo contrario) por lo que decidimos publicarlo, tal cual, sin modificaciones.
Este nuevo aumento (indirecto en la medida que opera por la vía del aumento de la unidad tributaria que sirve de base para el cálculo del bono de alimentación) reafirma la convicción por parte del Ejecutivo Nacional de defender el ingreso de los trabajadores y trabajadoras. Sin embargo, y las palabras del propio presidente así lo reafirman, queda claro que en coyunturas como estas los aumentos por sí solos, antes de poner en la delantera a los asalariados y asalariadas en la puja distributiva, operan como un paliativo de la desventaja que llevan en la misma, de lo que se concluye, como comentamos en ocasión del aumento de enero pasado, que hace falta acompañarlo de políticas efectivas en materia de precios.

Por: Luis Salas Rodríguez y Patricia Zambrano Martínez
La señora que hace dos horas la cola del pan para revenderlo. El perrocalentero que alquila un punto de venta a un comerciante formal, dado que sus precios (más lo ocurrido con el cono monetario, claro) le hacen inviable el cobro en efectivo. Los comerciantes que cobran por el uso de sus puntos de venta. El joven asalariado que sale a taxiar tras culminar su jornada ordinaria. La periodista que lleva las cuentas web de múltiples clientes y, de paso, vende su ropa usada para comprarse otra ropa usada. El cauchero que ahora cobra por el uso de la manguera del aire que antes regalaba. La joven madre que vende bolsitas de 50 gramos de café, leche y azúcar, a gente que no le alcanza para las tradicionales presentaciones. El que vende un plátano en 500 bolívares o un pañal en 1.000. El reparador de lavadoras que cobra 10 mil solo por dar un diagnóstico…
Todas estas son imágenes comunes y corrientes hoy día, postales de los tiempos que estamos viviendo. Todos y todas conocemos a alguien que anda en esas o lo andamos nosotros mismos. Ahora bien, ¿puede decirse que toda esta gente, incluyéndonos, está peleando o son parte beligerante dentro la guerra económica que, el gobierno denuncia, estamos padeciendo?
Antes de responder veamos el siguiente cuadro, el cual puede darnos una idea aproximada del contexto sobre el cual debemos considerar nuestra respuesta:
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El cuadro recoge la evolución observada en los precios de algunos alimentos de consumo masivo, entre finales de 2012 y principios de 2017. Los cinco primeros son productos regulados y los cinco restantes no. En el caso de los primeros, colocamos su precio regulado en las columnas PRECIOS REG, mientras que en las columnas PRECIOS ANAQUEL, colocamos el precio promedio observado en establecimientos privados de los municipios Sucre y Libertador de la ciudad de Caracas. Cuando el precio de anaquel se corresponde al de uno de los regulados se trata entonces de precios de desacato, en el sentido que son no autorizados por el Estado, y por tanto, operan al margen de la ley, por más masivo y a la vista que se haga. En el caso de los productos no regulados, dicha diferencia no aplica. El precio de anaquel es su precio “libre” de mercado.
Las últimas dos columnas expresan las variaciones porcentuales en los precios. En la penúltima, comparamos finales de 2016 contra principios de 2017, tomando como base la fecha del 15 de diciembre de 2016 y como cierre la del 14 de febrero de 2017. Mientras que en la última columna, consideramos la variación entre finales de 2012 y principios de 2017, tomando también como fecha de cierre el 14 de febrero del corriente.
Aunque la información aquí expresada dista mucho de constituir una referencia válida a la hora de levantar indicadores convencionales del tipo INPC, puede considerarse una fotografía bastante cercana de la realidad, tanto de los precios a los cuales deben enfrentarse familias a la hora de abastecerse, como de la dinámica que los mismos han adquirido en el último tiempo. Por lo demás, independiente de qué tan cerca o lejos pueden estar del promedio real de los precios actuales, expresan su clara tendencia.
De tal suerte, hay hechos notables que vale la pena destacar.
En el caso de los huevos de gallina, nótese que en la actualidad un solo huevo cuesta casi lo mismo que el cartón de 36 unidades a finales de 2012, y en realidad, hasta finales de 2015, cuando su precio fue ajustado. En aquellos años ya se observaba el fenómeno del desacato, siendo que el cartón de 36 los comerciantes lo vendían sobre los 1.200 Bs. Esto motivó al gobierno a ajustar el precio regulado 45%, previa negociación con los productores y distribuidores, lo que incluyó un acuerdo para bajar los precios especulativos y aumentar el abastecimiento. Luego del anuncio por el vicepresidente ejecutivo de entonces, los privados desconocieron y hasta se burlaron del acuerdo con la venia de todos los medios privados. No obstante, un nuevo aumento se dio a principios de 2016, esta vez de 121%. Tampoco cumplieron. Y aunque no se hizo oficial, al menos desde abril del año pasado comenzaron a variar las presentaciones, lo que colocó indirectamente el cartón en torno a los 2.400 bolívares en los establecimientos formales, siendo que la gran mayoría de los huevos comenzaron a ser vendidos informalmente mucho más caros. Ahora, cinco años después, y luego de que el gobierno autorizara aumentos por encima del 200%, el cartón ha sufrido un ajuste de más del 2.000% vía desacato.
Claro que algún listo podrá argumentar que eso se debe a la distorsión provocada por el “atraso” del control de precios, en la medida que el ajuste oficial de los huevos, en el lapso de tiempo considerado, se halla por debajo de la inflación registrada para el mismo período. Sin embargo, este no es ni de cerca el caso de la harina de maíz, y en su caso el asunto es todavía peor. Su precio en 2012 era Bs. 6. Cinco años después, ronda  por los Bs. 3.500, es decir, se ha ajustado vía desacato la insólita suma de 58.000%. Esto, independiente de que tan solo en 2016 se oficializaron aumentos por el orden del 3.000%, monto muy superior a los niveles de inflación desde 2013 hasta 2016, incluso si las cifras de este último año son las que dice el oposicionismo.
En el caso de los productos cuyos precios no están dentro de la regulación oficial (que contrario a lo que se piensa y afirma son los más: menos del 1% de los precios de la economía nacional están regulados por la SUNDDE), la situación no es tampoco mejor. Así, vemos los casos del atún, el yogurt, el jamón de pierna y el queso amarillo, todos los cuales de productos de consumo masivo han pasado a convertirse, gracias a sus precios, en nuevos lujos.
Por lo demás, resulta destacable que en los rubros “atún enlatado” y “yogurt” la misma empresa monopólica que controla la harina de maíz tiene posición dominante. A este respecto, en otra entrega revisaremos cómo son los productos de POLAR, los campeones en eso de empujar los precios.
Por último, aunque no menos importante, si sacamos el 2017 por como comenzó, todo parece indicar que la situación de precios este año puede ser, si no peor, al menos tan grave como la de 2016, independiente de la lucha que muchas veces en solitario da la SUNDDE. Por término medio, la mayoría de los alimentos a febrero han aumentado su precio entre un 60 y 70%.
¿Inflación?
Independientemente de cuánto sea el INPC 2016, y a la espera de su publicación por parte del BCV, podemos estar seguros de dos cosas: que será mayor al de 2015; y, que tal vez como nunca antes, los precios más altos coincidirán con la menor cantidad posible de argumentaciones que nos permitan decir que nos encontramos ante un proceso inflacionario o  hiperinflacionario clásico. Y es que partiendo de la definición estándar utilizada por la gran mayoría de los expertos sobre las causales de la inflación (“se trata siempre y en todo momento de un fenómeno estrictamente monetario”), no existe evidencia que demuestre que lo que está pasando con los precios se debe al déficit fiscal, la emisión monetaria inorgánica, y ni qué decir sobre un recalentamiento de la economía causado por un exceso de demanda.
En cuanto al déficit fiscal, incluso dando por válido las cifras que publican analistas de la derecha económica para el año 2016 (24%), está claro que no se corresponde para nada con el INPC proyectado por esos mismos analistas de entre 500 y 800%. De hecho, como no se ha correspondido nunca según las cifras manejadas por el BCV y el propio FMI. Entre los años 2006 y 2011, por ejemplo, el déficit registrado fue de 2,0; 4,5; 0,1; -3,7; -2,0 y -2,6 para cada uno de los años de la serie. Sin embargo, la inflación para cada uno de esos mismos años fue de 17%; 22,5%; 30,9%; 25,1%; 27,2% y 27,6%. Como se ve claramente, no existe ninguna correlación entre una cosa y la otra.
En cuanto a lo de la emisión monetaria y el exceso de liquidez como un mito que no sirve para explicar el comportamiento de los precios, ya nos hemos referido ampliamente en otros espacios. Pero para los que todavía dudan, los invitamos a leer a propios “expertos” neoliberales y bien de derecha que ya reconocen este planteamiento. No obstante, de todos modos, cualquiera que recuerde lo acontecido con los billetes a finales del año pasado y todavía, debe estar consciente (por más que los billetes no son toda la masa monetaria), que es técnica y lógicamente imposible que un déficit de circulante coincida con una emisión descontrolada del mismo.
Sería un total despropósito y hasta sádico (o masoquista, si el que comparte este criterio es un trabajador asalariado), pretender que existe un exceso de demanda en manos del público vía salarios o subsidios. Para no sacar tantas cuentas, considérese que, en términos globales, el ingreso mínimo legal (salario mínimo + bono de alimentación) a comienzos de 2017 es de poco más de 14% con respecto a finales de 2016. Y está visto que los aumentos de precios en el mismo lapso promedian muy por encima de eso. De la misma manera, entre 2012 y 2017, el ingreso mínimo legal se ha ajustado en torno a un 1.500%, siendo que de cualquier producto en el mismo lapso se ha ajustado en su precio mucho más. Dando por descontado la innegable voluntad del gobierno de defender el poder adquisitivo de la mayoría trabajadora, es bastante evidente que si algún rezago existe ahorita es el salarial, lo que ha provocado la eliminación de cualquier “exceso” de demanda que pudiera haber existido (lo que es otro debate).
Y aunque sin duda el shock causado por la manipulación del tipo de cambio ilegal y paralelo está en el origen de toda esta historia dramática, también hay que decir que los precios ya ni siquiera responden a ello en sentido estricto, manipulación que por lo demás ha sido brutal. En diciembre de 2012, el tipo de cambio oficial estaba en 4,30 bolívares por dólar y el paralelo ligeramente por arriba. Hoy día, cuatro años y dos meses después, el llamado DICOM roza ya los 700 bolívares, lo que es poco más de 16.000%, mientras que el llamado dólar today supera en su monto actual más de un 97.000% al tipo de cambio de hace 4 años. Debemos recordar, por otra parte, que el today remontó a finales del año de manera vertiginosa, siendo que la remontada marchó a contracorriente de la mejora de los precios petroleros, lo que en teoría debió causar el efecto inverso. Sin embargo, la caída sufrida tras el “cienbolazo” no afectó para nada los precios de los bienes y servicios, los cuales siguieron indolentes su marcha ascendente. Y en lo que va de año, el repunte de aquel marcha mucho más lento que el de estos.
Entonces: ¿estamos en una guerra económica?

Una vez visto este cuadro, la respuesta es sí y no. Sí, porque lo que estamos padeciendo tiene su origen en la guerra económica, por más razones estructurales que la hagan posible y que nunca hemos negado. Pero no, porque esto que padecemos ya es un más allá de la guerra económica, una suerte de estado nuevo o superior, donde no son solo las acciones de guerra las que hacen daño como la metabolización o normalización de un estado de cosas de incertidumbre y especulación permanente: estamos situados en un escenario de puja distributiva abierta, multiforme, irregular y sin cuartel de todos contra todos.
Pero por más nuevo que sea, este escenario era previsible. Pues en la medida en que los aumentos de precios se generalizan y expanden en el tiempo, esta dinámica alcanza un metabolismo con vida propia que puede independizarse de los causales iniciales que los desataron. En el texto, Precios, especulación y guerra económica: diez claves, de septiembre de 2013, se planteaba del siguiente modo:
“Cuando estas prácticas (las especulativas que desencadenan guerras económicas) se producen, tienden a reproducirse más allá de sus responsables inmediatos y se generalizan. De tal suerte, el pequeño o mediano comerciante afectado por los precios impuestos por el proveedor oligopólico necesariamente sube los suyos, pues de lo contrario correrá el riesgo de sufrir pérdidas. Pero también pasa que pequeños comerciantes especulan incluso muy por encima de las grandes empresas aprovechándose de sus vecinos y conocidos, tal y como somos testigos tanto en zonas rurales como populares, pero también en zonas urbanizadas. Esto último es uno de los efectos más perversos de las prácticas especulativas y acaparadoras como estrategia de captación de ganancias extraordinarias, y, a su vez, una de las razones por las cuales es tan difícil combatirlas”.
En líneas generales, suelen ser varias las razones por las cuales esto pasa. Pero en lo concreto podemos reducirlas a dos: la primera es que las guerras económicas para ser efectivas buscan justamente desatar esto, y quienes las diseñan hacen lo posible por provocarlo. En un texto de junio de 2014 se explicaba esto del siguiente modo:
“Lo que comenzó siendo un proceso especulativo emprendido por las transnacionales, los importadores, la banca privada foránea y ‘local’, las casas de bolsa y los grandes comerciantes con el doble propósito político y mercantil de conspirar y apropiarse de la renta petrolera, ha terminado convirtiéndose en una corrida que involucra a una parte importante de la población. Recurriendo a los dos ingredientes básicos de todo proceso especulativo: la ambición y el miedo, los poderes económicos del capital transnacional han hecho todo lo posible por encubrir y facilitar su saqueo granmillonario corrompiendo a una parte de la población para ponerla a buscar dólares migajas o las vías más retorcidas de enriquecerse. No se trata a este respecto, siquiera, de que las personas sean buenas o malas, comprometidas o no, honestas o deshonestas. Precisamente, ese es el punto. La lógica de la guerra económica y el capitalismo de facto espolea a todos y todas por igual (más allá de los grados diversos de afectación) a competir por los bienes escaseados, lógica tanto más perversa en cuanto la persona es de hecho comprometida u honesta. Si no es este último el caso, se suma sin conflicto moral y busca aprovecharse de la situación. Pero si no es indolente, tiene sentido ético, compromiso político o es solidaria, la guerra económica persigue primero rebajarla al nivel de predador o presa, la coloca ante la disyuntiva de ser especuladora o especulada, ‘viva’ o ‘pendeja’. Es como lo que se narra en esas novelas adolescentes del tipo Los juegos del hambre o pasa en esos programas de reality show donde la gente es puesta a pelearse a muerte por los bienes escaseados o la fama solo para uno. Como el Guasón de Nolan, los ingenieros de la guerra económica conciben la sociedad como una manada de potenciales salvajes que cuando las cosas se tuercen un poquito se atacarán entre ellos. Es la teoría de la pelea de perros aplicada a la economía. El reverso perverso de la sociedad solidaria planteada por la tradición socialista y rescatada por el presidente Chávez”.
Pero precisamente, en la medida en que las guerras económicas buscan desatar esto, la clave de su agravamiento o no, pasa por la capacidad que tenga la sociedad para contrarrestarla. Y si esa sociedad resiste, como ha sido el caso de la venezolana desde 2013, pero por las razones que fuese el Estado y la autoridad en términos amplios no han sido efectivos para conjurarla (que no es lo mismo que reducir sus efectos), entonces lo más seguro es que la guerra económica termine en un espiral conflictivo y de caotización del cual es muy difícil regresar, lo que por lo demás pasa con cualquier otro tipo de guerra.
Para Bernard Aftalion, economista francés de origen búlgaro y el más célebre de los estudiosos sobre hiperinflación alemana previa al acenso de Hitler, este quiebre se produce cuando la población pierde la confianza en la institucionalidad y la considera incapaz de ponerle freno a la especulación desatada. Esto se trató en un texto del 15 de junio de 2015, denominado Un comentario sobre “despolitización” y guerra económica:
“Las variaciones de los ingresos, sea que ellas provengan del tipo de cambio, de la producción… no actúan sobre los precios sino a través de los individuos, por las modificaciones que ellas provocan respecto de sus apreciaciones sobre la unidad monetaria. Mas, nuestros diversos factores psicológicos hacen que los individuos reaccionen de manera diferente ante las variaciones de los ingresos. Los que son más ecónomos, más inclinados al atesoramiento y la inversión, o, aún, los que están más aferrados a la liberalidades, o que son más exigentes en el intercambio, o más confiados en la anterior estimación del valor de la unidad monetaria, o, en fin, menos inclinados a aceptar el alza de precios, esos, aceptan menos de buena gana, a pesar del incremento de los ingresos, aumentar sus precios de demanda, aumentar considerablemente sus compras, que aquellos individuos que tienen inclinaciones inversas. En consecuencia, para un incremento dado, el alza de precios tendrá menos amplitud cuando los primeros dominen en el país, en número, que cuando son los segundos los que dominan”.
Cuando pasamos a este escenario donde “los segundos son los que dominan”, lo que impera ya, como decíamos, no es la guerra económica en sentido clásico y originario (por más que esta siga existiendo e inclusive profundizándose), sino el de una puja distributiva entre los actores económicos, que pasa por la voluntad de apropiación de mayores ingresos –o recuperación del ingreso previo perdido– por la vía de los precios, en una carrera hiperespeculativa donde los grandes perdedores somos los trabajadores asalariados con ingresos fijos, pero que ya llega a afectar también a los propios comerciantes y empresarios, con especial incidencia en los pequeños y medianos. En este escenario de puja distributiva, suerte de fase superior de la guerra económica donde la especulación y prácticas afines se han metabolizado y naturalizado, y el mercado es un abierto campo de batalla irregular donde las armas son los precios, es en el cual nos encontramos, al menos desde mediados del año pasado.
Keynes tiene una expresión que describe muy bien la atmósfera de este tipo de ambientes. Decía el británico que es en ellas cuando se desatan los espíritus animales, y nuestras acciones ya no son motivadas por juicios racionales con arreglo a beneficios, sino por un ímpetu cuasi instintivo motivado por la incertidumbre que acaba impulsando actos donde incluso conspiramos contra nuestros propios intereses, creyendo lo contrario. Esto es lo que explica el proceso de indexación automática, pero descontrolada, de precios que se observa, en la medida en que al aumentar uno, todos los demás aumentan, ya no por razones contables sino por meras expectativas.
En una próxima entrega profundizaremos sobre esto, pero valga decir por los momentos y ya para cerrar, que lo anterior no significa que sea irreversible esta situación. Ya hemos pasado antes, como país, por situaciones como estas y hemos salido. Y justamente, el chavismo, en cuanto proyecto político y económico, se constituyó como una salida colectiva ante un escenario igual o peor. La clave fue un Estado que no se dejó arrastrar por esa misma dinámica, que convocó a la ciudadanía a no hacerlo, pero tampoco la dejó sola peleando la guerra del día a día, al tiempo que puso en práctica fórmulas a contracorriente de lo que dictan los cánones establecidos, tanto en sus versiones tecnocráticas como de sentido común. Por esto es importante decir también que no creemos que los especuladores sean en este momento más que la gente que no especula. Y que dentro de la gente que lo está haciendo, son más lo que lo hacen por necesidad que por convicción, independientemente de que esto no los justifique. Los lectores moralistas y oportunistas del tipo “aquí ya nadie es honesto”, “no hay hueso sano”, o “todos los venezolanos son unos vivos y ladrones” en el fondo son funcionales a los intereses del pequeño club de beneficiados con lo que está pasando, al tiempo de que recarga sobre la población responsabilidades de orden público y seguridad, de las cuales puede ser corresponsable, pero nunca principal instancia con competencia.

Ecuador: ¿Quién engañó a quién? La agenda del fraude

El pasado domingo, cuando aún faltaban horas para el cierre de los colegios electorales, la derecha ya estaba llamando a sus seguidores a las calles para denunciar fraude. En los días anteriores, la sospecha del fraude electoral había desplazado a la economía y el empleo como los principales temas de la campaña. Los candidatos derechistas centraron su discurso en la supuesta manipulación de los votos. Lo mismo hizo su todopoderosa maquinaria mediática. El fraude fue tendencia en Twitter en varias ocasiones...
La operación estaba en marcha. Por supuesto, no hacía falta aportar ninguna prueba para construir la profecía autocumplida. Era idéntico esquema que en abril en 2013 en Venezuela, cuando Henrique Carpriles desconoció los resultados la misma noche electoral. O más recientemente en Estados Unidos, con Donald Trump alertando sobre una posible alteración de los sufragios. Finalmente no tuvo que utilizar este recurso, pero es más que probable que hubiera echado mano de él en caso de haberlo necesitado.
Es obvio que la derecha ha incorporado el fraude a su arsenal estratégico cuando los resultados son ajustados. Las encuestas señalaban que Lenin Moreno, el candidato de Alianza País, estaría muy cercano al 40% requerido para ganar en primera vuelta. Había que aplicar sin dilación la agenda del fraude.
La propia dinámica de los hechos hizo el resto. Con un escrutinio tan al límite, la verificación de cada voto era crucial. Lógicamente, el Consejo Nacional Electoral (CNE) demoró más de lo habitual en anunciar los resultados definitivos.
Nada de esto le importó a la derecha. Agitó la situación hasta extremos profundamente antidemocráticos, poniendo en duda la credibilidad del CNE y, con ella la institucionalidad del país. Utilizó palabras de trazo grueso como dictadura, autoritarismo, trampa, engaño masivo... Todo ello a pesar de evidencias como que de haber existido realmente un retorcimiento de la voluntad popular el engaño se habría materizado en la misma noche electoral o que incluso en las últimas horas el porcentaje de voto de Lenin Moreno fue menguando. Extraño fraude, sin duda...
El guión continuó el miércoles cuando se anunció definitivamente la segunda vuelta. La derecha atribuyó la decisión a la "valentía" del pueblo que defendió la democracia en la calle. En realidad, en los momentos más álgidos apenas hubo más de 3.000 o 4.000 personas frente a las sedes del CNE de Quito o Guayaquil. Tampoco importaba. Su hegemonía mediática posicionó la matriz de la presión popular victoriosa frente al autoritarismo del Gobierno.
Ahora, la derecha está llevando la campaña hacia la disputa entre la democracia de las mayorías frente a la dictadura de unos pocos, ocultando que Alianza País sigue siendo la fuerza más votada, con doce puntos porcentuales de diferencia frente al segundo. Más allá del veredicto final de las urnas, lo vivido en Ecuador en estos días arroja luz sobre lo que puede acontencer en los procesos electorales que están por venir.
Las disputas electorales deben ser objetivos prioritarios para los procesos de emancipación. En los comicios de asalto al poder la victoria se cimentó sobre el desmoronamiento de la propuesta neoliberal. Posteriormente, las eficientes políticas económicas, sociales y de profundización democrática, la bonanza económica y los liderazgos carismáticos convirtieron a las elecciones en paseos triunfales, con victorias por hasta 20 y 30 puntos de diferencia.
El escenario actual es completamente distinto. La previsión es que los comicios se diriman por muy pocos votos. Esto obliga a afrontar las elecciones con el máximo rigor y con una preparación continua y permanente más allá del tiempo de campaña. Esta preparación debería abarcar cinco estrategias:
1.- Abordar las elecciones con criterios científicos y profesionales, desde la utilización de estudios cuantitativos y cualitativos confiables hasta recursos de comunicación eficientes. Habría que plantearse también la familiarización de los candidatos con técnicas de oratoria, debate e imagen pública, algo que hasta el momento no se había contemplado dado el enorme carisma de los líderes iniciáticos.
2.- La batalla mediática sigue siendo una asignatura pendiente. No basta con los medios públicos. El neoliberalismo ha logrado que nazcan manchados con el pecado original de su supuesta parcialidad, mientras que consigue que los suyos sean considerados independientes por el mero hecho de ser de propiedad privada. A esto hay que añadir que la comunicación realizada desde lo público carece, en muchas ocasiones, de atractivo y capacidad de seducción. Tampoco es suficiente con la red de medios comunitarios y populares fraguada en estos años. Ademas de su limitado alcance, sus mensajes están dirigidos a una audiencia con un alineamiento político ya muy definido. Es necesario construir medios de gran envergadura y con vocación hegemónica que no sólo informen y formen, sino que también entretengan, con una programación variada que cubra desde las noticias hasta los deportes, desde películas hasta concursos. Medios que se anclen en la cotidianidad de la gente, que sean esa cadena de televisión de referencia que está siempre sintonizada en el salón del hogar o esa emisora de radio que suena de fondo mientras se realizan las labores domésticas, se conduce o se trabaja.
1.3.- Las redes sociales son un espacio de disputa. Twitter o Facebook todavía no ganan elecciones, pero está próximo el día en que sean los medios definitorios. Y si aun no son la clave de la victoria, sí que hay ya ejemplos de candidatos que han perdido por un uso deficiente de los mismo. Los procesos de emancipación deben entrar a esta batalla desde dos flancos. Por una parte, extendiendo su utilización entre las mayorías populares. La composición socioeconómica del electorado de derecha le hace mayoritario en las redes. Es necesario superar esta brecha tecnológica con programas de educación digital y facilitando el acceso a los soportes. Por otro lado, los modos comunicacionales de las redes -individualizados, horizontales, heterogéneos, circulares, anárquicos- obligan a una reformulación del lenguaje utilizado hasta ahora por los procesos de cambio, que si bien fue exitoso en los inicios y la posterior consolidación no parece el más eficaz para estos nuevos tiempos.
1.4.- La función de los movimientos populares anclados en el territorio. Los procesos de emancipación tienen una ventaja objetiva sobre la derecha: cuentan con una sólida implantación popular activa y comprometida. Centenares de miles de personas, principalmente de las zonas populares, han creado un rico tejido organizativo a lo largo de estos años y constituyen un poderoso músculo para la batalla electoral. Pero su papel no debe ser el de seguidores de la "campaña oficial" ni meros comparsas para llenar mítines, pegar carteles o repartir propaganda. Su verdadero potencial radica en su capacidad para desarrollar una campaña propia, muy pegada al territorio, barrio por barrio y casa por casa, explicando de forma pedagógica a sus convecinos lo hecho y lo que está por hacer o que significa votar por una u otra opción, etc.
1.5.- Continuar fortaleciendo la institucionalidad. La derecha subcontinental ya ha demostrado que no le importa poner en peligro la estabilidad de los pilares que sustentan el andamiaje del Estado. En el reciente caso de Ecuador ha sido el poder electoral, pero hay múltiples ejemplos de ataques a los parlamentos, al poder judicial, ejecutivo, ejércitos y fuerzas de seguridad... Frente a esta acometida antidemocrática, los gobiernos progresistas deben seguir reforzando las instituciones alumbradas por las nuevas constituciones del siglo XXI. La solidez institucional es el mejor baluarte contra las andanadas desestabilizadoras de la derecha.
El autor es: investigador CELAG
celageopolitica@gmail.com

Autor: 

Alejandro Fierro

Periodista español residente en Venezuela.
 
 

Trump y los "rastrilladores de estiércol" de la prensa estadounidense

En el año 2011, Donald Trump asistió a la cena de corresponsales de la Casa Blanca, invitado por el entonces presidente Barack Obama. Es un evento casi centenario de EEUU, pensado para aliviar tensiones entre el gobierno y los medios o, más bien, para sobar el ego de la prensa norteamericana y evitar investigaciones molestas. Pero la cosa ha terminado siendo un espectáculo más de la industria del entretenimiento. Hasta alfombra roja tiene para que los y las periodistas que asisten, confundidos con celebridades de Hollywood, muestren a los paparazzi sus trapos de alta costura, sus escotes y sus traseros. Es un exclusivo bonche donde el invitado especial no es precisamente el periodismo sino el poder y todo lo que éste representa.
Esa noche Trump fue víctima de bullying presidencial. Obama lo ridiculizó ya que en esos días el magnate de misses había afirmado que el Presidente no era norteamericano y en consecuencia su gestión era ilegal. La Casa Blanca se vio obligada a publicar el certificado de nacimiento de su principal inquilino para callar los rumores. Los chistes sobre Trump no pararon en toda la cena y las risas de los más de 2000 invitados aún deben perforar la dorada cabeza del flamante nuevo Presidente…Obama le dijo con cinismo: "Creo que todos sabemos cuáles son tus credenciales y amplia experiencia" Y muchos periodistas creen que en ese momento Trump decidió ser el sustituto de la oficina oval (la venganza es dulce…).
El otro hito importante de aquella celebración de abril de 2011, es que mientras brindaban y comían y se reían de Donald, Obama dio la orden para aniquilar a Osama Bin Laden.
Aunque el festejo se oficializó en 1921, ya desde mucho antes la Casa Blanca había intentado acercamientos con los medios debido a los reportajes que ya asomaban sobre lo malo del poder político, económico y financiero.
El 14 de abril de 1906, el presidente Theodor Roosevelt bautizó a los periodistas con el nombre de muckraker, nombre que tomó de un personaje de la novela de John Bunyan, Pilgrim's Progress (El Progreso del Peregrino, 1678) sobre el hombre que prefiere recoger la inmundicia y rechaza la salvación. Aquí un fragmento de aquel discurso que tituló "El hombre con el rastrillo de estiércol":
"Los rastrilladores de estiércol (muckrakers) son a menudo indispensables para el bienestar de la sociedad, pero sólo si saben cuándo dejar el rastrillo y cuándo parar de remover en las heces, alzando la vista hacia la corona celestial que hay sobre ellos, la corona de la dignidad. Porque existen razones maravillosas por encima y en sus proximidades. La utilidad de los hombres del rastrillo desaparece si poco a poco acaban convencidos de que el mundo entero no es más que porquería, suciedad e inmundicia (…) Hay inmundicia en el suelo y ésta debe ser raspada con el rastrillo; existen tiempos y lugares donde este trabajo es el más importante de todos los que se pueden realizar. Pero el hombre que nunca hace otra cosa, que nunca piensa, habla o escribe, salvo acerca de sus hazañas con el rastrillo, se convierte, no en una ayuda a la sociedad, no en una incitación hacia el bien, sino en una de las más potentes fuerzas del mal".
Lejos de ofender a los periodistas el término fue asumido con orgullo en una época en que también se temía que los medios dieran un viraje de apoyo al comunismo.
Tal vez esos mismos "rastrilladores" siguieron el consejo de Roosevelt y terminaron alzando la vista hacia la corona celestial. Se dejaron embelesar por el joven millonario Donald Trump, y no escarbaron en los orígenes de su fortuna. Lo adoptaron como "nuestro playboy nacional" según el periodista Howard Kurtz. Luego de eso la cambiante prensa norteamericana se apresuró a cuadrarse con Hilary Clinton en la carrera presidencial y por último cayó en desgracia con el otrora "playboy" que ahora no sólo se reserva el derecho de admisión en la Casa Blanca sino que ni siquiera atiende la invitación al circo mediático del cual alguna vez él mismo hizo comparsa.
Quizás esos rastrilladores ahora seleccionan el estiércol donde escarban, para que la inmundicia que puedan encontrar no les salpique…
Moraleja: las fiestas de periodistas son pavosas
 
Profesora de géneros periodísticos y periodismo de investigación en la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV). Comunista.
 @LuisanaC16 
 
Luisana Colomine
 

José Vicente Hoy: Con el Vicepresidente de la República Bolivariana de Venezuela Tareck El Aissami

La Hojilla 25/02/2017

Embajador de Corea del Norte en el PPT 22-2-17

ADN de la Noticia 23-2-17

Comandante Chávez Habla de Lorenzo Mendoza

¡Daremos un salto adelante para seguir construyendo la República verdadera!

domingo, 26 de febrero de 2017

Conozca la verdad sobre el refresco por vía intravenosa en el Hospital Vargas

¿Dictadura? Vea cómo Luis Florido y el traidor Isamel García hablan del rrrégimen

Protestan en carnavales de Brasil contra Michel Temer

Vea "Dossier" con Walter Martínez (23.02.17)

Carlos Andrés Pérez fue un accidente histórico en el camino de la Nación

Comandante Chávez Habla Sobre Carlos Andres Perez

Señor Presidente: Vuelva a cerrar la frontera con Colombia.

*JUAN MARTORANO.
Hemos sostenido que el año 2017 se le presenta a la Revolución Bolivariana, como un año de oportunidades y que la Revolución tiene un conjunto de fortalezas que, si sabe aprovecharlas, le permitirá sortear este año de una mejor manera que el 2016. Esto, si sabe aprovechar las oportunidades que se le presentan en el camino.
Pero no es menos cierto, que ante las posibilidades de la recuperación y que en Venezuela paulatinamente volvamos a situaciones más holgadas, que tienen totalmente desesperados a los actores imperiales, para yugular el experimento de Revolución Bolivariana que vivimos en esta Patria, la de Bolívar y Chávez.
Resultaría muy extenso explicar tantos pormenores, detalles y hechos públicos, notorios y comunicacionales sobre diversos eventos y actividades tendentes a incrementar el caos, la ingobernabilidad y el malestar en nuestro pueblo, que justifique las salidas de fuerza, las que estén fuera del marco constitucional, incluso las que provengan fuera de las fronteras de nuestro país.
Sin duda, el principal problema que preocupa y afecta al venezolano y a la venezolana en su cotidianidad es el económico, y es allí donde más duro los enemigos de nuestra Patria nos golpean.
Tan es así, que luego de la medida del retiro de la vigencia del billete de 100 Bs, la cual ha tenido que ser prorrogada en tres oportunidades, si la memoria no nos falla, y de la entrada en vigencia de las casas de cambio fronterizas, sin embargo, la espiral alcista especuladora del dólar paramilitar no se ha detenido. Para el momento en que escribimos estas líneas, este dólar criminal se cotiza en 4329,11 Bs.
Eso sin contar que aún hay contrabando de extracción de nuestros billetes de 100 y 50 bolívares, esto a propósito del contenedor que fue conseguido en Paraguay, y que se ha especulado que dichos billetes hayan podido llegar vía Colombia o por Brasil.
La labor de los que hacemos análisis políticos y creemos en esta Revolución Bolivariana no solo debe ser el de repetir lo que los jefes de Venezolana de Televisión y del Sistema Bolivariano de Comunicación e Información nos sugieren, y no con ello pretendemos despotricar a priori de este importantísimo trabajo. Pero, al observar la falta de creatividad e investigación en muchos temas, creemos que la labor de muchos de los que de alguna manera hacemos comunicación alternativa y podemos generar impactos en la opinión pública, ser a veces una especie de radar, para detectar los peligros a tiempo, generar alertas tempranas, y colocarnos dos o tres pasos por delante del caos, como lo expresaba el guerrillero heroico, Ernesto “Ché” Guevara.
Esto lo expresamos porque nos permitimos advertir al ciudadano Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros sobre lo siguiente: Las mafias colombianas siguen atacando nuestra moneda nacional. Por ejemplo, y de acuerdo a informaciones que nos han llegado, en el puerto de Santander y Cúcuta están comprando nuestros billetes de 500 Bs por 800 bs y en billetes de 100 bs. ¿Qué tal?
Esto, además de ser un mecanismo perverso para seguir saboteando la economía venezolana, demuestra que estas mafias están muy interesadas en el papel moneda venezolano, no solo es el monto del billete per se, tanto para falsificaciones como para otros fines inconfesables.
Esto son hablar de la nueva migración colombiana a territorio venezolano, en virtud de que, ante la desmovilización de las FARC-EP producto de los acuerdos de paz firmados con el gobierno colombiano, las zonas que antes dicha fuerza guerrillera (la más numerosa y antigua del continente hasta hace poco) empezaron a ser ocupadas por las fuerzas paramilitares, sembrando el terror y el caos en las mismas. El gobierno neogranadino niega esta realidad social de lo que allí está ocurriendo, y no asume ningún tipo de responsabilidad, dejándonos toda la carga a nosotros.
Creo que hay que poner mano dura, y además de buscar algún tipo de medida para volver a tumbar esa cotización del dólar paramilitar que el portal dólar today publica, debería nuevamente considerarse la posibilidad de cerrarse nuevamente la frontera con la República de Colombia, ante la escalada de nuevas agresiones que desde ese país se apoyan en contra de nuestra Nación.
Como siempre lo ha expresado el general y libertador de Argentina, José de San Martín, cuando la Patria está en peligro, está permitido todo excepto no defenderla.
¡Bolívar y Chávez viven, y sus luchas y la Patria que nos legaron siguen!
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!
 
*Abogado,Activista por los Derechos Humanos,Militante Revolucionario y de la Red Nacional de Tuiter@sSocialistas (http://juanmartorano. blogspot. com /http:// juanmartorano.wordpress.com). jmartoranoster@gmail.com .@juanmartorano (Cuenta en Tuiter)


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Estados Unidos no recibió a Ana Frank cuando pidió ser refugiada; no cometamos el mismo error otra vez

Amy Goodman y Denis Moynihan
Ana Frank tendría ahora 87 años de edad si no hubiera fallecido en Bergen-Belsen, un campo de concentración nazi en Alemania. Cabe preguntarse qué palabras sabias le podría ofrecer al gobierno de Trump mientras este elabora la última versión de su prohibición de ingreso al país de musulmanes y refugiados. Ana Frank es conocida por su famoso diario, escrito mientras ella y su familia se escondían de la Gestapo en el “anexo secreto” de una casa en Ámsterdam, entre 1942 y 1944. Tiempo antes de que la familia tuviera que ocultarse, el padre de Ana, Otto Frank, intentó desesperadamente conseguir visas para llevar a su familia a Estados Unidos. Como a otras decenas de miles de judíos europeos de la época, le negaron la solicitud varias veces.
Ana Frank y su familia fueron delatados y enviados a campos de concentración. Solo sobrevivió su padre, Otto, quien publicó los escritos de Ana en un libro conocido en español como “El diario de Ana Frank”, que pasó a formar parte del canon de la literatura de resistencia. El libro debería ser una lectura obligatoria ahora que Donald Trump y su círculo íntimo de xenófobos intentan prohibirles a musulmanes y refugiados el ingreso a ese mismo lugar de refugio que no le fue otorgado a la familia Frank hace 75 años.
Stephen Goldstein, director ejecutivo del Centro Ana Frank para el Respeto Mutuo, contó en Democracy Now!: “A Ana Frank le negaron el permiso de inmigración al menos dos veces. Otto Frank, su padre, envió solicitudes al gobierno de Franklin Roosevelt, aproximadamente entre 1939 y 1941. Frank era un hombre con buenas conexiones. Era un hombre inteligente con amigos en cargos importantes. Y logró tener comunicaciones con funcionarios de alto nivel del gobierno de Roosevelt, en las que expresó: ‘Por favor, salven a mi familia. Salven a la familia Frank’. No funcionó. [Roosevelt] rechazó acoger a la refugiada Ana Frank”.
Este aspecto de la historia de Ana Frank no era conocido hasta que, décadas más tarde, se descubrió una serie de documentos al respecto, que se hicieron públicos en 2007. Las 81 páginas de documentación registran los intentos de Otto Frank para obtener visas de viaje a Estados Unidos para su familia. Con la excusa del temor a que la Alemania nazi pudiera enviar agentes y saboteadores en medio del flujo potencial de refugiados, funcionarios antisemitas del Departamento de Estado bloquearon el ingreso de todos los refugiados que pudieron, con lo que condenaron a decenas de miles de personas a morir a manos de los nazis. Steven Goldstein prosiguió: “Sin importar si este prejuicio maligno contra los refugiados fue perpetrado por un demócrata como Franklin Roosevelt o un republicano como Donald Trump, es un cargo inadmisible en la conciencia nacional estadounidense. Es por eso que, en nombre de Ana Frank, tenemos la obligación de apoyar a los refugiados musulmanes y a todos los refugiados en general, y ayudarlos a venir a este país”.
Desde que el presidente Trump asumió el cargo ha surgido una ola de amenazas y ataques tanto contra judíos como contra musulmanes. Al menos 69 amenazas de bomba fueron dirigidas a 54 Centros Comunitarios Judíos en todo Estados Unidos desde la asunción de Trump. El miércoles por la mañana, la Liga Antidifamación, que rastrea estas amenazas, recibió una amenaza de bomba en sus oficinas de la ciudad de Nueva York. En University Hills, Missouri, cerca de Saint Louis, derribaron más de cien lápidas en un cementerio judío.
Cuando surgieron las imágenes del vandalismo antisemita, dos activistas musulmanes –Linda Sarsour, copresidenta de la Marcha de Mujeres en Washington, y Tarek El-Messidi– lanzaron una campaña de recaudación de fondos para reparar el daño. Esperaban recaudar 20.000 dólares; en 24 horas, consiguieron más de 90.000. “Los fondos que queden tras la restauración del cementerio serán destinados a la reparación de cualquier otro centro judío que sea vandalizado”, escribieron. Dos semanas antes, el sábado 28 de enero, el Centro Islámico en Victoria, Texas, fue quemado por completo. La comunidad judía local les dijo a los fieles musulmanes que en su sinagoga había espacio para que todos hicieran sus oraciones y les entregó las llaves del templo. Se lanzó una campaña en Internet para reconstruir la mezquita y en cuestión de semanas se recaudaron más de 1.100.000 dólares. La obra ya está en marcha.
El 27 de enero fue el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto. El presidente Trump emitió una declaración que fue ampliamente criticada por no mencionar a los judíos en absoluto. Poco después, en una conferencia de prensa celebrada con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, cuando un periodista israelí le preguntó sobre el aumento del antisemitismo desde que fue electo, Trump respondió con alardes sobre su victoria electoral.
Periodista: “Señor presidente, desde su campaña electoral e incluso después de su victoria, hemos visto un gran aumento en incidentes antisemitas a lo largo de Estados Unidos. Y me pregunto, ¿qué tiene para decirle a la comunidad judía de Estados Unidos e Israel, y tal vez del resto del mundo, que creen que su gobierno está teñido de xenofobia y quizá racismo?”
Presidente Trump: “Bueno, solo quiero decir que nos sentimos muy honrados por la victoria que tuvimos: 306 votos del Colegio Electoral. No se suponía que superáramos los 220. Lo sabes ¿cierto? No había forma de llegar a 221, después dijeron que no había forma de llegar a 270”.
Al día siguiente, en otra conferencia de prensa donde estaba solo, cuando un periodista judío jasídico lo interrogó nuevamente sobre el aumento del antisemitismo, Trump arremetió contra el periodista; le dijo que se sentara y agregó ”silencio, silencio, silencio”.
Periodista: “Lo que nos preocupa y lo que realmente no hemos visto que se haya atendido es el aumento del antisemitismo y qué planea hacer al respecto el gobierno. Hay un informe de que hubo 48 amenazas de bomba contra centros judíos en todo el país en las últimas semanas. Hay personas que están cometiendo actos antisemitas o amenazando con…”
Presidente Trump: “Así que dijo que iba a hacer una pregunta muy simple y fácil, pero no lo es. No es una pregunta simple, no es una pregunta justa. Bien, siéntate. Entiendo el resto de tu pregunta. Este es el asunto, amigos. Número uno: soy la persona menos antisemita que hayan visto en toda su vida. Número dos: racismo. La persona menos racista. De hecho, nos fue bastante bien, en comparación con otros candidatos republicanos… Silencio, silencio, silencio.
Después de las críticas generalizadas por su omisión al no condenar la ola de amenazas de bomba contra los Centros Comunitarios Judíos, el presidente Trump finalmente calificó al antisemitismo de “horrible” y “doloroso”. Después de eso, el vicepresidente Mike Pence visitó el cementerio de Missouri que había sido vandalizado.
En estas épocas de resurgimiento del nacionalismo de derecha y la xenofobia, las palabras de Ana Frank pueden ayudarnos a todos: “Lo hecho, hecho está, pero podemos evitar que suceda de nuevo”.

© 2017 Amy Goodman
Traducción al español del texto en inglés: Inés Coira. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro "Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos", editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.

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