martes, 20 de diciembre de 2016

¿Entonces, dónde estaban los billetes de 100 bolívares?

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Por: Pasqualina Curcio
Desde hace varios meses los venezolanos hemos estado siendo agredidos con otra modalidad más en el marco de lo que hemos denominado la “guerra económica”: la escasez programada del efectivo, especialmente de los billetes de alta denominación, los de 100 bolívares. Desde mediados de 2015 se hizo cada vez más notorio este fenómeno.
En términos económicos la escasez de cualquier bien, incluso “el dinero”, genera dos efectos. Por una parte, largas colas, en este caso a las puertas de los bancos o de los dispositivos que dispensan efectivo (cajeros automáticos). Por otra parte, ante la ausencia de los billetes comienzan a proliferar mercados paralelos e ilegales en los que el efectivo se paga por encima de su valor, entre otras modalidades podemos mencionar los adelantos de efectivo por parte de los comercios o alquiler de puntos de venta en los que se recarga una comisión por el “servicio”.
Esta situación, al igual que el desabastecimiento programado y selectivo de bienes de primera necesidad (otra de las manifestaciones de la guerra económica) genera no solo una gran molestia en la población, lo que eventualmente incide sobre las preferencias políticas, más aún si estas acciones están acompañadas de una campaña mediática en la que se culpa al gobierno nacional. Sino que además afecta todas aquellas transacciones que se realizan en efectivo, aunque estas no sean la mayoría (el total de efectivo no supera el 8% de la cantidad total de dinero que circula en la economía, M1).
Según información del Banco Central de Venezuela, para octubre de 2016, debieron estar circulando en la economía 6.111,7 millones de billetes (piezas) de 100 bolívares. Sin embargo, solo está circulando la mitad. Es decir, alrededor de 3.000 millones de billetes no están circulando. Es importante mencionar que del total de monedas y billetes, los de 100 Bs. representan el 77,15%.
La gran pregunta es dónde están los billetes de 100 bolívares. La respuesta parece ser sencilla: o se encuentran muy bien guardados, para no decir acaparados, en el territorio nacional, o están fuera del país.
Nos centraremos en el mecanismo por medio del cual los billetes de 100 Bs. han salido del territorio. Lo mostraremos utilizando un ejemplo numérico sencillo:
  1. Un individuo A se dirige a la casa de cambio que se encuentra en la frontera Venezuela-Colombia, en Cúcuta por ejemplo, con un billete de 100 bolívares.
  2. El individuo B de la casa de cambio le entrega por ese billete de 100 bolívares, 110 pesos colombianos (el tipo de cambio entre el bolívar y el peso en la frontera al día de hoy es 1,10 pesos/Bs.). Aquí surgen un par de preguntas: 1) qué interés tiene el individuo A en cambiar sus bolívares por pesos. Las respuestas son o que le permiten adquirir bienes en Cúcuta o comprar dólares con los 110 pesos. Ahora bien, 2) qué interés tendría el individuo B, dueño de la casa de cambio, en adquirir bolívares, si más allá de la comisión que pudiese ganar por su negocio, el bolívar no es una moneda de libre convertibilidad. La respuesta está en el punto 3.
  3. El individuo B, dueño de la casa de cambio, viaja hasta Bogotá para cambiar, en el Banco de la República de Colombia (BRC), el billete de 100 bolívares. El BRC le entrega 29.646 pesos por el mismo billete de 100 Bs. con los cuales este dio en la frontera 110 pesos (el tipo de cambio bolívar-peso en el BRC es, a la fecha de hoy, 296,46 pesos/Bs.). Es importante mencionar que este tipo de cambio es el resultado del valor oficial del bolívar en el tramo DIPRO, es decir, 10 Bs/US$. Lo que hace el BRC es que basándose en el valor oficial del bolívar aplica una simple “regla de tres”, si 1 dólar americano equivale a 10 bolívares, y el mismo dólar equivale a 2.964,56 pesos, calcula el tipo de cambio entre el peso y el bolívar resultando 296,46 pesos/Bs.
    Para el individuo B, dueño de la casa de cambio, representa una diferencia de 26.851%. En otras palabras, mientras él dio en la frontera 110 pesos por los mismos 100 Bs., recibió del BRC 29.646 pesos. Por supuesto mucho más que lo que representa su comisión como agente cambiario. Surge una pregunta más, qué hace el individuo B, dueño de la casa de cambio con los pesos que recibió del BRC? Los deposita en su cuenta, invierte en Colombia, o compra dólares. La respuesta está en el punto 4.
  4. El individuo B, dueño de la casa de cambio, cambia los 29.646 pesos por dólares americanos. Siendo el tipo de cambio peso-dólar 2.964,56 US$/peso, el individuo B recibirá 10,00 US$. Para qué querrá dólares el dueño de la casa de cambio? Ver punto 5.
  5. El individuo B, dueño de la casa de cambio, regresa a la frontera, lugar del que salió inicialmente, y cambia los 10 dólares por bolívares. Por qué dio tantas vueltas para tener nuevamente bolívares es la gran pregunta. Lo que ocurre, es que el individuo B no cambia los 10 dólares al tipo de cambio oficial, es decir a 10 Bs/US$ y por lo tanto no obtiene los mismos 100 bolívares que tenía inicialmente, sino que utiliza el tipo de cambio del mercado ilegal, el cual a la fecha es 2.507 Bs/US$, por lo que recibe 25.070 bolívares. En otras palabras, el billete de 100 bolívares se multiplicó por 250 billetes de 100 bolívares. Nuevamente la pregunta de rigor: para qué quiere bolívares el individuo B, dueño de la casa de cambio. Punto 6.
  6. Inician un nuevo ciclo los billetes de 100. Nos referimos a los 250 billetes de 100 bolívares que el individuo B adquirió en la frontera a cambio de los 10,0 US$. No al billete de 100 con el que comenzó esta historia.
Después de tantas vueltas, ¿dónde quedó el billete de 100 bolívares?
Está en el Banco de la República de Colombia. Como estarán los próximos 250 billetes y así sucesivamente cada vez que inicie un nuevo ciclo. En otras palabras, los billetes de 100 salen de la frontera y van a parar al BRC.
Por norma, los Bancos Centrales deberían cambiar los bolívares venezolanos por sus respectivas monedas en el Banco Central de Venezuela. Tal situación no ha ocurrido, de haberse concretado estas operaciones, el BCV registraría el ingreso de los billetes, los cuales, a su vez, dispondría para la circulación en la economía venezolana. Lo que nos lleva a pensar que, o los billetes de 100 siguen en el BRC, o por el volumen debieron llevarlos a otros depósitos, quizás suizos, o simplemente le dieron otro uso, como por ejemplo “papel para elaborar billetes”, por lo que así, quizás, fueron vendidos.
Después de la medida anunciada por el Ejecutivo Nacional de desmonetizar los billetes de 100, seguramente quedaron varios en “tránsito”, entre Cúcuta y Bogotá”. Con respecto a estos billetes que aún no han llegado al BRC, quién asumirá el costo de haberlos sustraído de la economía venezolana? El individuo B, dueño de la casa de cambio, o quien al parecer siempre lo ha venido asumiendo, es decir, el Banco de la República de Colombia? Al respecto, no nos sorprende que el alcalde de Cúcuta haya afirmado que el Banco de la República de Colombia debe recoger los billetes de 100 y cambiarlos para que los comerciantes de la región no se vean afectados2.
Además de la intencionalidad política de afectar a un pueblo sustrayendo sus billetes de la economía, es importante identificar las causas que hacen posible este mecanismo, también conocido como “bicicleta cambiaria”.
Si se detalla cada uno de los puntos se observa que el billete de 100 se multiplica, en la frontera, en 250 billetes debido a la brecha entre el tipo de cambio bolívar-peso en el Banco de la República de Colombia, el cual se basa en el valor oficial de la moneda venezolana, y el tipo de cambio bolívar-dólar en la frontera, el cual usa como referencia el del mercado ilegal, que debemos recordar ha estado siendo manipulado, especialmente desde mediados de 2012. Si en la frontera el tipo de cambio utilizado fuese el oficial, el billete de 100 seguiría siendo el mismo que al inicio.
La causa determinante para que esta “bicicleta cambiaria” ruede, y cada vez más rápido, es la diferencia cada vez mayor entre el tipo de cambio oficial del bolívar que utiliza el BRC y el tipo de cambio del mercado ilegal en la frontera. Esta diferencia es mayor cuando: 1) el tipo de cambio ilegal aumenta, consecuencia de la manipulación arbitraria, 2) el tipo de cambio utilizado por el BRC entre el peso y el bolívar sea mayor, es decir, el BRC entrega más pesos por cada bolívar. Por cierto, entre el DICOM y el DIPRO, es este último el que permite una mayor diferencia, 3) o las dos anteriores.
El gráfico siguiente muestra dicha diferencia en la frontera colombo-venezolana desde 2009. Se observa en primer lugar que esta es relativamente constante hasta agosto de 2012, momento en el que inició con mayor intensidad la manipulación arbitraria y desproporcionada del tipo de cambio en el mercado ilegal. Esta diferencia, que durante el período 2009 hasta julio de 2012 se ubicó en 2 (cada bolívar que ingresaba a Colombia se multiplicaba por 2 al salir de este país por la frontera con Venezuela) comenzó a aumentar llegando a niveles de 73 en enero de 2016, consecuencia de la manipulación del tipo de cambio ilegal.
A partir de febrero de 2016 esta diferencia revierte su tendencia y disminuye, ¿por qué ocurre esto? Debemos recordar que en febrero de 2016 entra en vigencia el nuevo esquema cambiario conformado por dos tramos; el DIPRO y el DICOM. En el marco de este nuevo esquema, el DICOM (tipo de cambio utilizado por el BRC) comenzó a aumentar lo que condujo a que la diferencia entre ambos tipos de cambio (el del BRC y el de la frontera) se ubicara en julio de 2016 en 1. En otras palabras, debido al incremento del DICOM de 200 Bs/US$ a 677 Bs/US$, los pesos que el BRC entregaba por cada bolívar en Bogotá pasaron de 244,93 a 4,50, lo que redujo la cantidad de compra de dólares que luego serían cambiados por bolívares en la frontera a tipo de cambio ilegal.
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Lo que llama poderosamente la atención, es que a partir de septiembre de 2016 el Banco de la República de Colombia comenzó a publicar y a utilizar el DIPRO como tipo de cambio para calcular la cantidad de pesos que entregaría por cada bolívar. Es así como en lugar de seguir entregando 4,55 pesos por bolívar, comenzó a entregar 287,93 pesos/Bs (en ese momento el tipo de cambio dólar-peso era 2.933,82 pesos/US$). La siguiente imagen muestra lo aquí señalado.
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Si el BRC entrega más pesos por cada bolívar, utilizando ahora el tipo de cambio del DIPRO en lugar del DICOM, tal como se ve en la imagen, estimula y aumenta la posibilidad de adquirir más pesos por bolívares y, por lo tanto, de cambiar más dólares por pesos, los cuales serán canjeados en la frontera a un tipo de cambio también mucho mayor (a partir de septiembre y hasta noviembre de 2016 inició una escalada del tipo de cambio ilegal). Es por esta razón que la diferencia entre ambos tipos de cambio pasó de 1 en julio de 2016 a 101 en agosto, hasta alcanzar en noviembre el valor de 399. Es decir, cada billete de 100 que ingresaba a Colombia se multiplicaba 399 veces, para luego iniciar nuevamente el ciclo de la bicicleta cambiaria tal como lo explicamos más arriba.
A partir de septiembre de 2016, coincidiendo con la apertura de la frontera entre Colombia y Venezuela, la cual estuvo cerrada alrededor de 1 año, aumentó la velocidad de salida de los billetes de 100 desde Venezuela hasta el Banco de la República de Colombia. Los mecanismos de aceleración fueron dos: 1) la escalada arbitraria del tipo de cambio ilegal el cual fue manipulado y aumentó 296% entre agosto y diciembre de 2016 y 2) la decisión del BRC de comenzar a utilizar el DIPRO como tipo de cambio oficial en lugar del DICOM, por lo que en lugar de entregar 4,55 pesos por bolívar, comenzó a entregar 287,93 pesos/Bs.
No debe ser casualidad que esta salida cada vez más veloz de los billetes de 100 entre septiembre, octubre y noviembre, en un momento en el que históricamente se requiere mayor cantidad de dinero circulando debido al pago de bonos de fin de año, haya coincidido con un sabotaje cibernético que hizo colapsar la plataforma de pagos electrónicos de la banca un viernes 2 de diciembre.
La Resolución 8/2000 sin duda facilita estos mecanismos en la medida en que permite la figura del intermediario, es decir, de ese individuo B, dueño de la casa de cambio en la frontera, quien se encarga de recibir el billete de 100 por 110 pesos y llevarlo hasta Bogotá para recibir 29.646 pesos. Mientras mayor es la diferencia entre el tipo de cambio bolívar-peso en la frontera con respecto al del BRC, mayor es el incentivo para el individuo B. Sin embargo, esto no es lo determinante para la extracción de los billetes de la economía venezolana a través de la frontera. Imaginemos una situación sin casas de cambio, lo que ocurriría es que el individuo A, el que inicialmente tiene el billete de 100, acudiría directamente al BRC a comprar 29.646 pesos por su billete de 100.
Al respecto, debemos señalar que ante la presencia de las casas de cambio en la frontera y dada la Resolución 8/2000, en la medida en que disminuya el valor del bolívar con respecto al peso en la frontera, y en la medida en que el BRC entregue más pesos por bolívar, el incentivo para el individuo B será mayor para viajar de Cúcuta a Bogotá. Por lo que no es casualidad la disminución vertiginosa del tipo de cambio bolívar-peso en la frontera (desde agosto de 2012 hasta diciembre de 2016 disminuyó 99% pasando de 169,75 a 1,1 pesos por bolívar). Lo que resaltamos es el hecho de que este valor, al igual que el tipo de cambio del mercado ilegal, ha sido arbitraria y desproporcionadamente manipulado, y ha usado como referencia el tipo de cambio ilegal posicionado en páginas web. En otras palabras, el llamado bolívar-Cúcuta en la frontera es resultado y no causa del dólar today.
No hay tampoco duda de que el cierre de la frontera dificulta este mecanismo perverso contra el pueblo venezolano de dejarlo sin efectivo. No obstante, y si consideramos que es una medida necesaria, tampoco es lo determinante.
Lo determinante, lo que está originando, además intencionalmente, la sustracción de los billetes de 100, la escasez de dinero y las distorsiones en las transacciones financieras, ha sido la manipulación arbitraria y desproporcionada del tipo de cambio en el mercado ilegal. Mientras mayor sea la brecha entre el tipo de cambio oficial y el ilegal, la bicicleta cambiaria será más veloz. La causa del problema no es el hecho de que exista un control cambiario, sino que se manipule el ilegal. Como hemos visto, antes de agosto de 2012, momento en el que inició la manipulación atroz del valor de la moneda en el mercado ilegal, dicha brecha era mínima. Aclaratoria que hacemos para quienes promueven la liberación del mercado cambiario como posible solución.
Mientras escribía este artículo escuché la decisión del Ejecutivo Nacional de monetizar nuevamente los billetes de 100. Anunció que como consecuencia de la medida de recoger todos los billetes de 100, ingresaron al BCV alrededor de 4.000 millones de estos billetes. Lo que equivale a casi 70% del total de billetes que deberían estar circulando en la economía, que como dijimos al inicio son 6.111,7. Además dijo que tienen el control de los billetes que hay en cada bóveda de la banca.
Esto puede interpretarse de la siguiente manera: de los 3.000 millones de billetes que no estaban circulando en la economía, aparecieron 1.000 millones. Si la frontera fue cerrada, y por lo tanto no se trata de billetes que reingresaron al país, podemos decir que esos billetes se encontraban en el territorio nacional en una de las modalidades que indicamos al inicio, es decir, muy bien guardados, por no decir acaparados. Actividad por lo demás que solo podría realizar quien tiene capacidad de guardarlos, es decir la banca.
Con respecto a los otros 2.000 millones de billetes que siguen fuera, tal como hemos dicho, quedaron en el BRC y quizás por falta de espacio, dado el volumen, los han estado enviando a depósitos europeos. Otros tantos están en tránsito entre Cúcuta y Bogotá, es decir, en manos del individuo B, dueño de la casa de cambio, quien al no querer asumir el costo y al no poder venderlos en la frontera porque está cerrada, intenta, a través del alcalde de Cúcuta, que los compre el BRC, como lo ha venido haciendo.
Estos billetes de 100 bolívares que después de las vueltas han quedado en el Banco de la República de Colombia pudiesen ser cambiados por dicha entidad en el Banco Central de Venezuela. La sugerencia es que la operación venga acompañada de una buena justificación del por qué más de 2.000 millones de billetes, es decir, el 14% del dinero de los venezolanos estaba en Bogotá. Lo más probable es que esto no ocurra, y si sucede es por una cantidad mínima justificando lo que quedó en tránsito.
De cara a la entrada en vigencia del nuevo cono monetario, medidas como el cierre de la frontera y la exigencia de la eliminación de la Resolución 8/2000 pueden contribuir a la solución del problema, pero no son suficientes.
Insistimos en la necesidad imperiosa y urgente de eliminar la manipulación del tipo de cambio ilegal, la cual se ha convertido en la principal arma de la guerra económica contra el pueblo venezolano. Reiteramos que los valores publicados de este tipo de cambio no se corresponden con la realidad, no siguen un comportamiento económico, tampoco se basan en el valor del bolívar en la frontera con Colombia. El comportamiento del tipo de cambio ilegal manipulado responde a ciclos políticos asociados a procesos electorales o de alta coyuntura política.
La disminución que recientemente hemos observado del tipo de cambio en el mercado ilegal no es consecuencia de la medida de desmonetización del billete de 100. De hecho, la tendencia a la baja se comenzó a registrar días antes del anuncio por parte del Ejecutivo Nacional. Por el contrario, y de cara a un nuevo proceso electoral, y visto el comportamiento asociado a los ciclos políticos, además de las profecías autocumplidas por parte de factores políticos locales de oposición con respecto a la inflación para el año 2017, se esperarían nuevas escaladas del tipo de cambio ilegal para el próximo año.
En todo caso y citando a Ernesto Che Guevara cuando dio su discurso ante la Organización de las Naciones Unidas, en diciembre de 1964: “No se puede confiar en el Imperialismo ni un tantico así, nada”.

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