Maryclen Stelling.
Asoma el 2017 con múltiples interrogantes en torno al futuro del
diálogo y la estabilidad del país. Pese a los esfuerzos dirigidos a la
negociación, conciliación de intereses, paz política, económica y
socioemocional, parece haberse impuesto el antagonismo irreductible y la
convicción absoluta de eliminar al enemigo político.
Desde la perspectiva país, el pacto de no convivencia socava las bases de la mesa de diálogo. Espacio de negociación por la paz, que, curiosamente, deviene en terreno confrontacional de posiciones radicales, acusaciones mutuas de incumplimiento y, para ciertos sectores de la oposición, de cuestionamiento a la idoneidad de los mediadores. Desde la solidez de los grupos políticos el Gobierno sale fortalecido, mientras que la frágil unidad de la MUD se resiente y afloran las diferencias en torno al desempeño de sus representantes, los acuerdos y la estrategia para derrotar al adversario. Se asoma el arrepentimiento, se cuestiona la decisión de ir a diálogo, se añora la agenda de calle y el frente electoral, donde se perciben fuertes e imbatibles.
Luego de la tregua, se reactivan los frentes de batalla: transmediático, económico, pugna de poderes… El TSJ, apelando a un nuevo desacato de la AN, ratifica a las rectoras D’Amelio y Hernández, quienes se incorporan formalmente al CNE. Dirigentes de oposición lo califican de “madrugonazo” y vergüenza nacional, denuncian usurpación de funciones y violación de la Constitución. Riposta la Asamblea y reanuda designación de nuevas autoridades electorales; acuerda además declarar la responsabilidad política del Presidente de la República por la grave ruptura del orden constitucional, violación de los Ddhh y devastación de las bases económicas del país. La oposición lanza un ultimátum: “No vamos a retroceder hasta que aquí haya un nuevo gobierno”. El Psuv denuncia “golpe de Estado contra el Presidente”, y anuncia “juicio popular a la Asamblea Nacional”. Se reactiva el frente económico con el ajuste cambiario, nuevo cono monetario y la salida en 72 horas de billetes de Bs 100. La oposición desmerita las razones del Gobierno y afirma que se adoptan medidas incoherentes para vencer una guerra que solo existe en mentes febriles.
La ciudadanía enfrenta su cotidianidad, y lucha por solventar sus condiciones materiales de subsistencia; se refugia en un centro político y asiste, en calidad de espectador, a este teatro del absurdo con visos tragicómicos.
@maryclens
Desde la perspectiva país, el pacto de no convivencia socava las bases de la mesa de diálogo. Espacio de negociación por la paz, que, curiosamente, deviene en terreno confrontacional de posiciones radicales, acusaciones mutuas de incumplimiento y, para ciertos sectores de la oposición, de cuestionamiento a la idoneidad de los mediadores. Desde la solidez de los grupos políticos el Gobierno sale fortalecido, mientras que la frágil unidad de la MUD se resiente y afloran las diferencias en torno al desempeño de sus representantes, los acuerdos y la estrategia para derrotar al adversario. Se asoma el arrepentimiento, se cuestiona la decisión de ir a diálogo, se añora la agenda de calle y el frente electoral, donde se perciben fuertes e imbatibles.
Luego de la tregua, se reactivan los frentes de batalla: transmediático, económico, pugna de poderes… El TSJ, apelando a un nuevo desacato de la AN, ratifica a las rectoras D’Amelio y Hernández, quienes se incorporan formalmente al CNE. Dirigentes de oposición lo califican de “madrugonazo” y vergüenza nacional, denuncian usurpación de funciones y violación de la Constitución. Riposta la Asamblea y reanuda designación de nuevas autoridades electorales; acuerda además declarar la responsabilidad política del Presidente de la República por la grave ruptura del orden constitucional, violación de los Ddhh y devastación de las bases económicas del país. La oposición lanza un ultimátum: “No vamos a retroceder hasta que aquí haya un nuevo gobierno”. El Psuv denuncia “golpe de Estado contra el Presidente”, y anuncia “juicio popular a la Asamblea Nacional”. Se reactiva el frente económico con el ajuste cambiario, nuevo cono monetario y la salida en 72 horas de billetes de Bs 100. La oposición desmerita las razones del Gobierno y afirma que se adoptan medidas incoherentes para vencer una guerra que solo existe en mentes febriles.
La ciudadanía enfrenta su cotidianidad, y lucha por solventar sus condiciones materiales de subsistencia; se refugia en un centro político y asiste, en calidad de espectador, a este teatro del absurdo con visos tragicómicos.
@maryclens
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