Maryclen Stelling
De la mano de las narrativas mediáticas sobre la crisis, la convivencia y el diálogo, la ciudadanía se encuentra a merced de una construcción social de la realidad y del sentido de lo que acontece en Venezuela. Subyugada y sometida a una representación intencional y sesgada de la crisis, que obedece a una intencionalidad del discurso mediático al servicio de causas políticas.Los medios de información politizan su discurso y se abocan a desplegar cruzadas en pro o en contra de la gestión de gobierno, del diálogo y, en consecuencia, de la convivencia y la paz. Desde allí, sus narrativas se suman intencionalmente a los otros actores del conflicto, a los bandos políticos, GPP-MUD, y a grupos de presión tanto nacionales como internacionales.
La confrontación cobra el carácter de lucha simbólica que se realiza a través de la construcción de un relato mediático, el cual supuestamente “informa”, aun cuando realmente ha sido diseñado con el objetivo de enmarcar su “media verdad” y legitimar determinadas decisiones y acciones. Lidiamos entonces con una parcialidad discursiva disfrazada de objetividad, suerte de retórica simbólica de desconfianza y confrontación que construye enemigos identificables y los representa como una amenaza.
Últimamente se observa una radicalización de la retórica mediática que tiende a mostrar sin tapujos un alto grado de politización y partidismo.
En el caso de la oposición, la producción discursiva mediática enfatiza el peligro totalitario que supone la gestión de Maduro, en tanto amenaza a valores democráticos y derechos ciudadanos, frente a lo cual hay que reaccionar y defenderse. En tal sentido, se erige un marco de injusticia favorecedor de la acción colectiva. Cruzada que tiene como uno de sus blancos la mesa de diálogo, en torno a la cual se ha desarrollado, de la mano de sus dirigentes y en combinación con empresas mediáticas afines, una estrategia discursiva de alto contenido emocional dirigida tanto a su deslegitimación como a la justificación del levantamiento de la misma.
Se instaura en el país una exaltada retórica mediática en torno al diálogo y se desata una estrategia de amenazas y acusaciones mutuas que ponen en peligro la continuidad de las negociaciones y necesarísimos acuerdos para resolver la crisis política y económica que consume a ciudadanos y ciudadanas “de a pie”, las verdaderas víctimas de la confrontación.
@maryclens
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