Johana Tablada
Sobre el discurso… La invitación a olvidar el pasado, la invitación a ocuparse y luchar cada uno por sí mismo, lo cual es una tentación pero no es mi opción. Obama subestimó la estatura moral e intelectual de una nación y un pueblo culto, como el nuestro.
Fue un discurso inteligente y cuidadoso, pero lamentablemente también injerencista, lleno de mensajes dirigidos a mostrarnos el llamado “sueño americano” y el proyecto en vitrina para que “los cubanos decidan su futuro”. No podía ser de otro modo.
Contrario a lo que dicen, respetamos su derecho a defender su modelo democrático en el que cuesta 1 millón de dólares ser diputado y 3 mil millones ser presidente, donde solo dos partidos se turnan en la protección de privilegios para una minoría, entre otros derroches insólitos que nadie en sus plenos cabales puede admirar.
Ellos son así y les funciona y nadie puede ir a su casa a criticarles.
Cuando la gente allí se harta porque no funciona para la mayoría (y a cada rato se hartan), la policía reparte golpes, gases lacrimógenos, arresta, aísla, mata, y nadie se molesta mucho con eso, ni en EE.UU., ni en el mundo. (Ocupywallstreet, Ferguson, la mayor población carcelaria del mundo y un largo etc…)
No fue un discurso inspirador, no para mí, ni para muchos de mis compatriotas. Muchos aplaudieron y otros muchos no aplaudieron o aplaudieron algunas partes. Y nadie les obligó.
No es el presidente de Estados Unidos quien debe pedirles a los jóvenes cubanos que olviden el pasado. En Cuba les pedimos estudiar la historia para construir un futuro diferente y mejor, sin los atropellos del gigante país vecino que trazaron nuestra relación. Nuestro pasado y presente, que no han sido perfectos, están marcados por la búsqueda de una sociedad mejor.
Nuestra nueva relación no puede nacer de la amnesia colectiva, sino de la grandeza mutua de reconocer por lo que hemos pasado, en una relación asimétrica y desigual donde una parte sostiene por el cuello a la otra preguntándole ¿Y por qué será que tú no respiras bien?
Sanciones que nunca debieron existir, nacidas de aquella época nada lejana en que EE.UU. era el sostén de todas las dictaduras del mundo entero y entrenaba asesinos y torturadores en la famosa Escuela de las Américas cerrada hace muy poco. Es cierto que Obama no tuvo que ver con eso y es lógico que no se quiera ni acordar, pero nosotros más vale no se nos olvide.
De esa época es la política que hoy todavía nos golpea duramente y no acaba de acabar. Alguien dijo que terminó el último capítulo de la guerra fría pero la política dirigida a asfixiar a Cuba y hacernos colapsar se mantiene, como bien recordó Raúl en su declaración de prensa.
Como dice Calle 13, perdono pero no olvido… Sería muy tonto hacerlo y no es necesario olvidar para llevarnos bien y con respeto. Hay que saber de dónde venimos para saber hacia dónde vamos. Eso no quiere decir negarnos al cambio en la construcción de una nueva relación que todos apoyamos, con optimismo, esperanza, sin odio ni resentimientos, pero también sin euforia y con la cautela del que ya fue herido y traicionado.
Tengo familia, muchos amigos y conocidos en Estados Unidos y aplaudo a Obama por todo lo que ha comenzado a hacer diferente y siempre, siempre le agradeceré la parte importante que le corresponde en la libertad de los Cinco.
Creo que es legítimo su cariño por Cuba y espero que este viaje ponga también en su corazón el rostro bueno de los millones de cubanos que en nuestra Patria queremos vivir mucho mejor pero no soñamos con tener un yate para cada uno como si eso fuera todo en la vida.
Respetamos a los que sueñan con ser multimillonarios, pero pedimos que no se castigue a quienes queremos repartirnos entre todos la riqueza que entre todos generamos, sin bloqueo ni presiones artificiales para hacernos fracasar.
Cuba no bloquea a Estados Unidos, es al revés. Que no se nos olvide. Faltó la disculpa por tanta agresión, pero no la esperaba y entiendo, allí no lo perdonarían.
Apoyo 100% la visita y sus resultados que nos permitirán a ambas partes avanzar todavía más en positivo, en paz, en múltiples áreas en pie de igualdad en los próximos meses por el bienestar de ambos pueblos y las familias cubanas, y todo eso es muy importante.
Fue un discurso inteligente, electorero… eso sí, que demuestra una vez más que, contrario a lo que dicen, Estados Unidos no está listo para permitir, sin intervenir, que los cubanos tengamos el derecho conquistado a discutir entre nosotros cómo dibujar nuestro futuro.
Ahí están ellos todavía repartiendo fondos al que se porte bien para “tomarnos de la mano, guiar el pincel y dividirnos, apoyando a algunos, ignorando a muchos”, reconociendo la salud y la educación mientras nos llaman a privatizar todo y decidiendo que el Estado cubano no puede cobrar impuestos a los quemás ingresarán, pero el que ganó de EE.UU sí puede.
No por gusto las nuevas medidas favorecen al sector privado (apruebo los espacios para el sector privado y cooperativo que Cuba, por cierto, fue quien lo abrió hace 20 años en una medida correcta y bienvenida), pero defiendo la fortaleza del estatal. Estoy en contra de que EE.UU.penalice al sector público cubano, que debe seguir siendo fuerte y mejorado, como si fuera un crimen hacer cosas para todos y no para unos pocos.
No parecen aptos para permitir que perfeccionemos nuestro socialismo, pero confío en que seamos mayoría los que no estamos listos para abandonar nuestro proyecto, imperfecto por demás, que es más difícil de lograr pero que siempre será mucho mejor que el que nos quieren imponer, ahora a las “buenas”. De nosotros depende.
Y hablando de no olvidar, recuerdo que se mantiene el bloqueo, la ocupación ilegal del territorio cubano en Guantánamo, la asignación ilegal anualmente de más de 100 millones de dólares por parte del Congreso para “ayudar a quienes mejor respondan al llamado de nuestro vecino”.
Sé que no hay otro camino, pero somos muchos los que no nos damos por vencidos. Mientras tanto, debemos seguir mejorando nuestro país por nosotros mismos, para responder a nuestras legítimas aspiraciones de un futuro mejor para todos. Esa es la mejor contribución a nuestra soberanía y bienestar para que no haga falta que venga nadie a explicarnos cómo deberíamos hacer las cosas.
Por lo pronto tras el discurso de Obama a los cubanos me siento más libre para decirles a los jóvenes estadounidenses y de otras partes del mundo que luchen y abran los ojos, porque no es humano morir por no tener dinero para pagar una cirugía o estudiar. Los cubanos tenemos derechos con los que millones sueñan y vamos a seguir por más.
En un mundo lleno de ideas y valores por escoger, yo sigo pensando que seré siempre más feliz al sentirme parte de un esfuerzo colectivo para mejorar todo para todos y no para unos pocos.
Por suerte en Cuba siempre hemos visto gratuitamente lo mejor del cine y la televisión de Hollywood y nuestra gente aprendió a ver el filme y a apagar el televisor conociendo que la vida es otra cosa, que la felicidad está en otra parte, en las opciones dentro de uno mismo para empezar.
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