martes, 17 de noviembre de 2015

Fin del ciclo progresista, cambio de época y pensamiento crítico (II)

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¿Fin del ciclo progresista?

Entrando en nuestro tema concreto, tenemos entonces a un grupo de intelectuales de izquierda que están diciendo que el período progresista se encuentra en sus últimos estertores, y a una derecha que está aprovechando la atmósfera discursiva resultante para fortalecer sus pretensiones restauradoras en la región. No obstante, estos teóricos radicales han recibido la oportuna respuesta de un conjunto de pensadores ubicados en otro sector de la izquierda, más en sintonía con lo que se podría denominar el nuevo paradigma de emancipación social desde el Estado.

Uno de ellos fue Emir Sader, quien ha identificado a quienes hablan del supuesto FCP como la misma ultra-izquierda que siempre mantuvo una posición de distancia crítica ― y a veces hasta de ataque directo― frente a los gobiernos de Chávez, Lula, los Kirchner, el Frente Amplio de Uruguay, Evo Morales y Rafael Correa. Así, esa izquierda que siempre calificó a estos gobiernos de “colaboracionistas”, “reformistas” o “más de lo mismo”, ahora “descubre afligida” el fin del ciclo progresista. Agrega Sader, que lo que llegó a su fin fue el ciclo neoliberal en el contexto de las dificultades generadas por la crisis global del capitalismo, el extractivismo y la desindustrialización. Además, plantea que lo que estaría finalizando es la primera etapa del ciclo pos-neoliberal.

En este complejo contexto, habría dos alternativas posibles: el regreso al neoliberalismo o avanzar hacia una sociedad pos-capitalista. Asimismo, Sader señaló algunos problemas que los gobiernos progresistas no han sabido superar, como el poder de los monopolios mediáticos, el rol del dinero en las campañas electorales y la creación de una alternativa al estilo de vida y de consumo estadounidense. 

Por su parte, Aaron Aaronian calificó de “diagnosticadores de la capitulación” a los heraldos del FCP y plantea que desde algunos sectores de la izquierda y la derecha pretenden imponer esta idea en el imaginario colectivo aprovechando el contexto complejo que atravesamos. Para Aaronian, la derecha tomó nuevos bríos y logró articular un discurso orientado a deslegitimar la llamada “década ganada” para las mayorías populares, y la izquierda con su discurso sobre el FCP estaría complementando y fortaleciendo el discurso restaurador de la derecha.

Desde la perspectiva de Alfredo Serrano Mancilla, autor de un libro sobre el pensamiento económico de Chávez, estamos en presencia del intento desesperado de algunos sectores de terminar con el proceso que comenzó en la región con la llegada del siglo XXI.

Dice Mancilla, que estos actores han empeñado su voluntad en ir reduciendo paulatinamente el universo de las esperanzas e ilusiones fraguadas en medio del cambio de época. La estrategia imperial evita discutir hacia atrás, precisamente porque es incuestionable el resultado objetivo y subjetivo a favor de las mayorías, y más bien lo que están tratando es de acabar con la idea de que todavía queda mucho por lograr y mejorar. Para este autor, alrededor de este propósito reside hoy en día el verdadero tira y afloja de la geopolítica latinoamericana. Sobre este último punto, volveremos más adelante.

Hasta aquí, no hemos leído aún un planteamiento crítico serio y elaborado sobre los errores que las fuerzas progresistas han cometido y que podrían también estar dándole aliento al espíritu de la restauración conservadora. Y si bien esto se explica por la generalidad que el debate ha tenido hasta ahora y porque el “progresismo” de que hablamos adopta formas diferentes en cada país, desde ya intuimos que este es uno de los factores por los que Sader ha hablado recientemente de “crisis del pensamiento crítico latinoamericano”. Sin embargo, hay algunas luces. Por ejemplo, lo que dice Ángel Guerra Cabrera en el cierre de su artículo, citado al principio: “Se hace necesario esclarecer con más precisión el significado, el alcance y la manera de encarar los flujos y los reflujos en los procesos sociales”.

Aquí radica, desde nuestro parecer, una de las claves para que este “reflujo” no se convierta en una restauración. Así, todo esclarecimiento del contexto, para su comprensión debe pasar por una sincera y elaborada autocrítica que vaya más allá del optimismo panglossiano, el derrotismo posmoderno o el silencio acomodaticio. Continúa... 

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