Por Isabel Rivero
Mientras que algunos creen que favorece la vida en pareja, muchos piensan que más bien ocasiona problemas, una vez el sexo normal se desea menos, por lo que termina desplazado por la pornografía, cuando ésta va en aumento causando adicción
Como vivimos en un constante estrés, la vida en pareja se complica más allá de lo acostumbrado. Por eso, tener relaciones sexuales pasa a un segundo lugar cuando: aparecen los hijos; el trabajo aumenta, y con él los retos de superación personal, mientras la rutina hace que lo cotidiano aburra.
Entonces, surge la alternativa de la pornografía que –aunque en apariencia ayuda porque con rapidez puede mejorar el estado de las cosas- causa adicción. Por esto, la prostitución gráfica, es como aquel conocido refrán: “Peor es el remedio que la enfermedad”, cuando genera más frustración que el placer deseado.
1. Un cuento que puede ser el tuyo
En el primer año de matrimonio, Soledad descubrió que mientras ella se encargaba de que estuviera todo bien en el hogar, limpiando la casa, lavando la ropa, entre otras labores cotidianas, Osvaldo se dedicaba a ver revistas de mujeres desnudas.
Cuando Soledad se percató de lo que hacía su marido, pegó el grito en el cielo. Acto seguido, él la calmó diciéndole que no volvería a ocurrir: eso era una pequeña debilidad que podía controlar sin hacer mucho esfuerzo.
A pesar de lo anterior, Osvaldo tuvo sus múltiples recaídas, a tal extremo que parecía disfrutar más sus magazines pornográficos que hacer el amor con su esposa, aunque era una mujer atractiva que muchos hombres desearían tener, además de que contaba con el don de la inteligencia que ponía en práctica en su trabajo.
Aunque tenía grandes cualidades, Osvaldo contaba con un carácter pasivo. A lo anterior se sumaba el pasatiempo de ver publicaciones eróticas que, debido a los avances tecnológicos, fueron sustituidas por páginas virtuales dedicadas a este fin, haciendo, de ese modo, más difícil dejar evidencias, por lo que Soledad tendría menos posibilidades de descubrir el pasatiempo de su marido, pero cuando ella utilizaba la computadora aparecían las intrusas que no esperaban el llamado de Osvaldo.
Soledad trató de entender a su marido, revisando alguno que otro material pornográfico que él traía a casa, pero aquellas proezas de metrosexual no tenían nada que ver con lo que ella veía en su cama matrimonial, además de que su cuerpo de mujer en nada se parecía a las siluetas de las modelos porno, por lo que esto les generaba a ambos más frustración y estrés que otra cosa como placer.
2. Pornografía, una vieja historia
Desde el punto de vista etimológico, esta palabra significa descripción o ilustración de las prostitutas, o de la prostitución, lo cual, por extensión, alude a la práctica o actividades del oficio de ellas. Esa es la acepción usada en la antigüedad.
Por ende, la pornografía no es un invento del siglo XX sino una vieja historia. En el presente, alude a la comercialización del material erótico. Su momento de auge es a partir de la revolución sexual de los setenta, con la liberación del sexo, cuando muchos países occidentales la legalizaron siendo Dinamarca el primero.
Haciendo un poco de historia, las sociedades clásicas, ya sea la antigua Grecia y el imperio romano, adaptaron el sexo como una forma de expresión artística. Los griegos, a través de la mitología, representaron el cuerpo humano: lo femenino se asociaba a la belleza y fertilidad, mientras que lo masculino a la fuerza y virilidad.
Desde los griegos, a través de la mitología griega, nos vienen imágenes que aludían a la sexualidad divina, con expresiones como la poligamia, la homosexualidad, o sexodiversidad, el sexo grupal, entre otras manifestaciones sexuales. En las ruinas de las ciudades griegas se han encontrado desde jarrones, murales con dibujos de parejas haciendo el amor, hasta textos con una clara intención erótica.
Por otro lado, en el imperio romano, la representación de imágenes que aludieran al sexo era frecuente en el arte popular. Un ejemplo de esto son los detalles de los frescos de los Baños Suburbanos de Pompeya.
En la India hay templos hinduistas que datan de hace 2500 años con decorados en relieve o con esculturas que muestran parejas copulando.
En la edad media, las prácticas consideradas criminales, como la masturbación, la fornicación, el adulterio, la prostitución, debían ser corregidas con fuertes castigos, y hasta con la muerte representada a través de la Inquisición.
En el siglo XVI, debido a la imprenta, apareció una forma de pornografía similar a la actual, por su reproducción en masa.
Con la aparición de la fotografía, en 1816, tal como hoy en día, llega la concepción de la pornografía con las primeras fotos al desnudo y con las primeras parejas en el momento del coito. De igual manera, la aparición del cinematógrafo amplió aún más la producción de la pornografía.
3. Peor es el remedio que la enfermedad
Mientras que algunos creen que favorece la vida en pareja, muchos piensan que más bien ocasiona problemas, una vez el sexo normal se desea menos, por lo que termina desplazado por la pornografía, cuando ésta va en aumento causando adicción.
Lo anterior se debe a que los hombres que hacen uso de la pornografía tienen mayores expectativas con relación al sexo que practican con su pareja. A esto se suma que sufren ansiedad por las hazañas vistas en estos materiales, mientras que las mujeres se sienten inseguras de sus cuerpos. Aquello funciona como el conocido refrán que reza “Es peor el remedio que la enfermedad”.
¿Cuánto ayuda o desayuda la pornografía?
*** Aunque algunos piensan que la misma es útil cuando las ganas se ausentan, es bueno saber que el sexo es una energía que debe fluir del amor más que de imágenes que inciten a ello, una vez que crean una dependencia innecesaria en el momento de intimidar con el ser querido.
*** Antes de usar la pornografía y volverse adicto a ella, es preferible compartir con la pareja momentos de diversión, mientras la comunicación aumenta. Y con ello, en el acto sexual, más que, en un intercambio físico, exista intimidad emocional, que haga única la relación sentimental, cuando se disfruta del amor normal
La voz de la mujer / Isabel Rivero De Armas
Fuente: DiarioLaVoz
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