María Angelica González
Hoy cuando se conmemora un año más del natalicio del comandante Hugo Chávez Frías, el hombre que transformó no solo la historia de Venezuela sino del mundo entero no podemos menos que dedicarle unas palabras al líder de la revolución continental, aunque esta no es una tarea sencilla ya que no hay frases suficientes que describan la personalidad y la obra de ese gigante americano.
Chávez encarna al amigo, a ese camarada incondicional siempre presente en los buenos y malos momentos. Lealtad y franqueza se encontraban entre sus más grandes cualidades tanto así que nuestro pueblo y todos los pueblos de la tierra sabían que podían contar con él en cualquier circunstancia. Chávez entendía las relaciones entre las naciones como vínculos afectivos más que conexiones meramente comerciales y por eso cultivó tantas amistades en el mundo. Es por eso que no sorprende encontrar la imagen de nuestro querido amigo en cualquier placita, o camino de algún lugar recóndito.
Hugo, es el maestro, que nos enseñó que la historia podía transformarse, que los pueblos somos dueños de nuestro destino y que los héroes de la patria debían salir de los mausoleos para caminar con nosotros hacia la consolidación de la independencia. Fue el libro abierto del cual todos aprendimos día tras día, fue, ha sido y será siempre la brújula que guía nuestros sueños de alcanzar la libertad y la justicia. Chávez significa para nosotros lo que representó para Bolívar Simón Rodríguez.
Hugo Chávez Frías simboliza al padre, capaz de sacrificarlo todo por el bienestar de sus hijos que dejaron de ser únicamente Huguito, María y Rosa sino para ser millones de personas que así lo consideramos porque nos cuidó con amor, nos enseñó a caminar, nos defendió hasta la entrega de su propia vida. La mayor muestra de amor la dio aquel día en que regresó de Cuba, interrumpiendo su tratamiento médico, aún a sabiendas de que su salud pendía de un hilo, para hacer lo que sólo hace un buen padre: asegurarse de dejarnos a buen resguardo. La tarea de cuidarnos se la confío al hijo mayor.
Por eso hoy en esta fecha trascendental es inevitable no sufrir la ausencia del amigo, del maestro y del padre que siempre vivirá en nuestros corazones por siempre.
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