Amilcar Briceño.
Anamim era un hombre común en
la cultura de su pueblo siempre apegado a los principios y las
enseñanzas de sus maestros, fiel cumplidor de sus deberes con la
comunidad y con su religión, el cumplimiento de sus deberes le permitían
cada vez mayor ascendencia sobre el resto, cierta autoridad de la que
se gozaba, en su corazón se batían fuerzas antagónicas, cierta inquietud
por el futuro y por su posición ante un cosmos desconocido, por lo que
se esmeraba cada vez más en ser perfecto en el cumplimiento de sus
deberes, se sentía en ventaja sobre muchos muy a pesar de esos temores
ocultos, él tenía una esposa y dos hijas, era amigo de las autoridades y
muy respetado, amigo de los sacerdotes con quienes a menudo
intercambiaba pareceres siempre en apego a las tradiciones.
Su pulcritud e higiene eran estrictas en continuos lavamientos y consumo de alimentos considerados puros de modo que él no era como muchos que llevaban una vida desordenada a quienes les achacaba sus males por su indisciplina y falta de respeto a las normas.
Una mancha blanca con el bello blanco en el brazo izquierdo llamo su atención cierto día porque el no tenía entre sus antepasados quienes envejecieran en forma prematura o quienes manifestasen ese tipo de manchas como si fuesen lunares, en principio pensó que era cualquier cosa pasajera pero pasaban los día y la mancha permanecía, Que serio es cuando los pensamientos comienzan a hacer de las suyas y a revolotear creando intranquilidad, él se cubría siempre y nada decía al respecto a nadie, ni a sus más cercanos, la mancha crecía y ya no era una sola sino dos, el asunto parece serio. Lo primero es revisar la vida si hay algo, alguna acción en su pasado que le haya dejado una secuela, cosa que siempre temió pero que jamás manifestó, su reputación de hombre duro y recto podría verse afectada con una muestra de debilidad.
Sin embargo ya su rostro no presentaba el mismo aspecto de seguridad y de fuerza lo cual llamó la atención de quienes lo conocían, en primer lugar su esposa luego sus hijas quienes ya habían comentado a solas sobre el cambio en Anamim.
Él hablo con ellas y ellas se estremecieron cuando vieron su afección, no quisieron comentar nada solo se miraron entre ellas pero el mismo pensamiento cruzo por sus mentes, una de ellas se apartó de inmediato simulando, algún asunto que atender pero se encerró y muchas imágenes familiares de aquella sociedad inundaron su mente.
Sefora le insto a que buscara ayuda y ante la negativa ella misma acudió a un amigo de confianza, el sacerdote, uno de ellos quien se presento ante Anamim y éste le mostro la realidad, El sacerdote de inmediato aplicó los pasos según el libro de la ley para éstos casos, asi lo hizo una y otra y otra vez, no había nada que hacer. Era Lepra.
Yo ¿Por qué tenía que ser yo? ¿Qué habré hecho Dios para merecer tu azote? Que así era conocida la lepra “El azote de Dios” debido a que se tenía por un castigo de Dios hacia los pecadores, ahora a la manifestación física se le suma otra más dolorosa, un terrible y devastador sentimiento de culpa por alguna acción que ofendió seguramente tanto a Dios que éste le envió un castigo tan severo. Eso mata más rápidamente que la enfermedad física.
Anamim conocía perfectamente el protocolo a seguir para este caso tan dramático, él mismo conocía a muchos que habían pasado por ese proceso y aunque nunca lo manifestó era duro con ellos en sus pensamientos asegurando que ellos por alguna razón merecieron ese azote, pero desechaba todo temor con el cumplimiento de su deber y oraba por ellos en el templo.
El paso siguiente era aislarlo completamente, sacarlo de su lugar, de entre sus seres amados, de entre sus amigos y su vida social a un lugar desértico. Él asumió con serenidad su suerte no sin sentir el enorme peso de una realidad ni remotamente imaginada, a veces se piensa que la realidad es para otros y jamás para nosotros.
Entre llantos y lamentos se despegó de los suyos sin tener al menos el consuelo de poder abrazarlos, término teniéndose a sí mismo como la peor escoria del planeta, el excremento competía con él y le ganaba con amplia ventaja.
Su amigo el sacerdote lo llevo como está escrito en el libro de la ley, de ahora en adelante solo el sacerdote, su amigo podría verlo de vez en cuando en el desierto, ese amigo lo llevo en silencio como si se tratase de un cortejo fúnebre que para Anamim habría sido mejor que verse a si mismo muerto en vida siendo testigo de tanto dolor propio y de sus cercanos.
Allá se despidió de él Anamim por primera vez en el desierto aún era de día, Anamim habría cambiado todo por el hecho de que su amigo no lo dejara solo, verlo alejarse fue para él el terror de la ira de Dios, el comenzó del infierno eterno. Lloro mucho, sus pensamientos eran violentos, discurrían entre cosas que jamás habría imaginado mientras caía la noche y en cielo ya no se veían pájaros sino murciélagos, la puesta del sol que tantas veces ignoro era como el último aliento de su vida. Las alimañas comienzan a aparecer, el alacrán, el saltón, etc. Los búhos emiten sonidos aterradores y los chacales merodean, le leña del fogón que encendió el sacerdote ya se extinguía. Para qué vivir si esto es peor que estar muerto, busco y busco en mi pasado, y en mi presente alguna razón, algún error, algún pecado que haya hecho merecer esta noche eterna donde el viendo helado quema los huesos, no me duele la piel me duele el corazón, llevo en mi cabeza una pesada piedra más grande que el templo de Jerusalen. Las horas son milenios. ¿Será esta mi suerte final? ¿Consumirme como el pabilo que humea? ¿Cómo la caña cascada? En medio del dolor más grande imaginable.
Las estrellas como se ven aquí en el desierto, nunca las había observado así, me recuerda al Padre Abraham ¿Será que yo no soy hijo de Abraham? A pesar de todo ellas ahora son mi única luz, mi única compañía, ya hasta Dios se olvidó de mí. ¿Dónde estarán mis hijas? ¿Dónde estará Sefora? ¿Orarán por mí? Cuánto daría por verlas por abrazarlas pero ahora debo aceptar que todo acabo.
Diooooooooos por queeeeeeee….! He abarcado apenas unos codos no quiero moverme no conozco nada de esta zona inhóspita, me aterran las fieras a las que escucho, No sé qué haré si se presenta un león, ellos asechan y han devorado a muchos, porqué mejor no aguardar un poco a que regrese mi amigo y me limpie con hisopo, probablemente acabe esta pesadilla y yo regrese con los míos a mi vida, tengo miedo mucho miedo de todo ahora.
Han transcurrido horas y toda mi vida ha pasado delante de mí, ya se asoman los albores, pájaros empiezan a llenar el cielo, ya no se escucha el aterrador sonido de las fieras. Tengo sed, Dios mío tengo sed, mi amigo me dejo agua en un lebrillo con algo de pan y mantequilla para hoy.
Veo conejos que se asoman a mirarme como nuevo vecino, veo siervos y algún chacal, el olor de la comida los atrajo. Debo comenzar el día casi como un rito repasando toda mi vida flagelándome con recuerdos de cosas en las que ni pensaba, algo tuve que hacer mal, algún pecado oculto, porque no es normal que a un hombre como yo lo castigue Dios de este modo a menos que tenga alguna culpa.
Así transcurrió este día, me faltan fuerzas he tenido que disputar mi ración con algunos animales que con astucia me han robado el alimento. Mi piel se ve peor esas cosas desalientan mi expectativas y todas las oraciones no son respondidas, he orado más en este día que en toda mi vida. Definitivamente Dios se olvidó de mí, para que seguir con este drama mejor sería acabar con mi vida de una buena vez, pero los temores me vuelven a asaltar, sería un pecado mayor.
Así transcurren los días eternos y las semanas, hoy me desperté y cuando fui a tomar agua me di cuenta que me falta un dedo de la mano, no sentí en qué momento lo perdí. El terror me tomó por completo, mis intestinos parecen incendiarse y me inmovilizan, ya el llanto es tan común que creo secarme por eso, así luego vi perder otros dedos ¿En qué me estoy convirtiendo?
Me visito mi amigo el sacerdote como me alegra cuando lo veo venir, es lo único que me ha quedado en la vida cuando su figura se divisa como espejismo en el horizonte ardiente. A pesar de mi efímera y débil alegría me cubro con trapos mis miembros incompletos, solo dejo asomar mi cara. Él ya ha visto casos como el mío por eso lo toma con naturalidad pero con mucha pena debido a su amistad. Me trae noticias que encienden una pequeña chispa de alegría; mi esposa y mis hijas están bien y sufren mucho por esto que me sucede, ellas podrían venir pero no podrían acercarse eso está prohibido y yo prefiero que se queden porque nos causaría a todos el más grande dolor.
Se marchó mi amigo, ya sin haber asimilado la realidad lago hay que me ha hecho resignar a convivir con las bestias del campo como Nabucodonosor cuando fue castigado por su osadía de erigirse como el autor de la gloria de su reino ¿No será que yo caí en el mismo error? Ahora todos los errores del mundo me parecen míos.
Han pasado unos meses hoy casi no me quedan dedos y para colmo se me cayó la nariz ahora ni siquiera siento la fetidez de mi aliento, creo las fieras sí porque no se acercan a mi como antes, esta pesadilla es peor que todas las plagas de Egipto, al menos los míos están bien si es que eso sirve de consuelo ante este castigo, ya se acerca mi amigo el sacerdote ahora también debo taparme la nariz y solo dejar mis ojos descubiertos, me trae pan y agua me habla de cosas que han estado sucediendo en mi ausencia, se comenta mucho sobre unos desadaptados que andan sublevando a muchos contra roma y contra nuestras tradiciones, sin embargo el solo ha escuchado y no tiene constancia directa como para darme mayores detalles. Así se marchó y yo quedo aquí solo esperando el momento de entregar mi vida con dulce suspiro ¿Qué extraño? Dos locos sublevando al pueblo, antes de padecer toda esta desgracias posiblemente yo mismo los habría perseguido ahora todo me da igual.
Esta mañana fui a fui a cerrar mis ojos por el efecto de la luz y no pude, amanecí sin parpados y ni me di cuenta, se me cayeron mientras dormía ahora mi aspecto es realmente triste y fantasmagórico un cadáver que no ha muerto, no, no, no, ya no quiero saber de nadie solo quiero morir aquí en este maldito desierto, no quiero ver a mi amigo el sacerdote mejor que no venga a compadecerse de éste despojo. ¿Dios quién eres? ¿Qué clase de demonio eres? ¿Disfrutas viendo a los hombres padecer? Si existes ¿Dónde estás? Todo es un fraude, todo es mentira, el dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, todo fueron cuentos. Maldigo la vida, maldigo el cielo, acaba de una vez conmigo ya que tanto me odias, quisiera poder al menos cerrar mis ojos para no saber que hay sol o nubes o animales pero ahora ni eso podré, este trapo mugriento es lo único que me queda me servirá de párpados al menos mientras espero que termines de soltar tu brazo y aplastarme como alimaña, ya no me quedan lágrimas, ya no me debe quedar ni sangre con que redimir mis faltas, todo lo que alguna vez fui quedo muy lejos de aquí solo escucho voces del pasado en mi memoria.
Vete Zacarías no vuelvas...! tu sacerdocio es una farsa ahora es abominación todo aquello que tanto veneraba no me mires déjame morir en paz si es que existe. No puedo verte pero sé que estas aquí me he acostumbrado más al silencio y la oscuridad que a la luz, sé que estas allí amigo, no te veo pero sé que estas allí, pero ya vete deja lo que viniste a traer y vete. Mis carnes cuelgan y apenas me sostengo, la hediondez espanta hasta a las fieras, creo que ni los buitres la soportan.
Anamim no tengo palabras para ti, no sé qué más decirte, está bien solo quería comentarte algo antes de irme… Dilo y márchate y no regreses….!
Recuerdas que te hable de dos desadaptados que estaban sublevando al pueblo? Pues lo vi con mis propios ojos y hay mucho más que eso, uno de ellos Nazareno hace cosas extraordinarias que han hecho cuestionar mis propias creencias ¿Y a mí que me importa eso? Anamim escúchame lo he visto sanar enfermedades aún peores que la tuya, pero eso no es todo sino que según he leído toda mi vida las escrituras él se asemeja mucho a quien ellas anuncian, pienso que deberías llegar hasta él.
No me interesa vete y déjame morir…!
Se fue Zacarías sé que tiene buena intención de ayudar pero dudo que en esta condición nadie pueda hacer algo, me tenderé en medio del campo a pleno sol quizá los buitres adelanten su obra y terminen de devorarme…
Ja…! un loco que sana enfermedades… Creo que en el libro de Isaías habla de alguien con esa descripción. Miro el sol por entre el tejido de este trapo inmundo aquí tendido, llevo horas y no siento ni el calor, ya hasta he perdido sensibilidad, siento si mucha debilidad, nauseas, mareos y la muerte no llega, al menos puedo ponerme en pie y de repente en lugar de buitres sobre mi revolotean las cosas escritas y aunque tengo miedo de una nueva desilusión se enciende una débil chispa que me hace dirigir los pasos pesadamente hacia la ciudad, total nada tengo que perder.
En la medida que me acerco a la ciudad escucho el tumulto de mucha gente hasta que llego y veo de lejos sobre el tejido de este trapo inmundo, todos gritan milagros…! Sáname a mi…! Y lo veo, es un hombre como cualquiera siempre con una sonrisa.
¿Qué hago? ¿Me acerco? ¿Me mantengo a distancia? Ya de mí no queda sino trapo y piel podrida, ¿Pero si esto es un castigo de Dios quien es ese nazareno que contradice una condenación de Dios? ¿Y por qué tantos castigados por Dios lo siguen? Un momento allí esta Sefora y mis hijas también. Dios mío ¿Será posible? Ahora veo la verdad con claridad. Mi enfermedad no tiene nada que ver con Dios como tampoco mis creencias, todo cuanto se cuenta del nazareno está escrito yo lo he leído solo que no lo entendía
Job 35:
2 ¿Piensas que es cosa recta lo que has dicho: Más justo soy yo que Dios?
3 Porque dijiste: ¿Qué ventaja sacaré de ello? ¿O qué provecho tendré de no haber pecado?
4 Yo te responderé razones, Y a tus compañeros contigo.
5 Mira a los cielos, y ve, Y considera que las nubes son más altas que tú.
6 Si pecares, ¿qué habrás logrado contra él? Y si tus rebeliones se multiplicaren, ¿qué le harás tú?
7 Si fueres justo, ¿qué le darás a él? ¿O qué recibirá de tu mano?
8 Al hombre como tú dañará tu impiedad, Y al hijo de hombre aprovechará tu justicia.
Mi lepra no es un castigo porque todos sin excepción somos leprosos de algún modo y solo Dios puede cargar con nuestras dolencias… iré hasta él
MATEO 8:1 Cuando descendió Jesús del monte, le seguía mucha gente. 2 Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. 3 Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció. 4 Entonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas a nadie; sino ve, muéstrate al sacerdote, y presenta la ofrenda que ordenó Moisés, para testimonio a ellos.
Dios quiere que yo sea limpio pero falta que también yo lo quiera, solo tengo que acercarme a él con el corazón.
Primero fui curado del engaño y del dolor causado por vivir una mentira y luego mi piel fue restaurada
Job 33: 23 Si tuviese cerca de él Algún elocuente mediador muy escogido,
Que anuncie al hombre su deber; 24 Que le diga que Dios tuvo de él misericordia,
Que lo libró de descender al sepulcro, Que halló redención;
25 Su carne será más tierna que la del niño, Volverá a los días de su juventud.
26 Orará a Dios, y éste le amará, Y verá su faz con júbilo; Y restaurará al hombre su justicia.
Tal como El nazareno me pidió ire al sacerdote, el me lo guió hasta la verdad, cuando me vea confirmara lo que él mismo me dijo. Mi amigo mi amigo Zacarías el hijo de Berequías.Historia adaptada de Amilcar Briceño 08/02/2015
Su pulcritud e higiene eran estrictas en continuos lavamientos y consumo de alimentos considerados puros de modo que él no era como muchos que llevaban una vida desordenada a quienes les achacaba sus males por su indisciplina y falta de respeto a las normas.
Una mancha blanca con el bello blanco en el brazo izquierdo llamo su atención cierto día porque el no tenía entre sus antepasados quienes envejecieran en forma prematura o quienes manifestasen ese tipo de manchas como si fuesen lunares, en principio pensó que era cualquier cosa pasajera pero pasaban los día y la mancha permanecía, Que serio es cuando los pensamientos comienzan a hacer de las suyas y a revolotear creando intranquilidad, él se cubría siempre y nada decía al respecto a nadie, ni a sus más cercanos, la mancha crecía y ya no era una sola sino dos, el asunto parece serio. Lo primero es revisar la vida si hay algo, alguna acción en su pasado que le haya dejado una secuela, cosa que siempre temió pero que jamás manifestó, su reputación de hombre duro y recto podría verse afectada con una muestra de debilidad.
Sin embargo ya su rostro no presentaba el mismo aspecto de seguridad y de fuerza lo cual llamó la atención de quienes lo conocían, en primer lugar su esposa luego sus hijas quienes ya habían comentado a solas sobre el cambio en Anamim.
Él hablo con ellas y ellas se estremecieron cuando vieron su afección, no quisieron comentar nada solo se miraron entre ellas pero el mismo pensamiento cruzo por sus mentes, una de ellas se apartó de inmediato simulando, algún asunto que atender pero se encerró y muchas imágenes familiares de aquella sociedad inundaron su mente.
Sefora le insto a que buscara ayuda y ante la negativa ella misma acudió a un amigo de confianza, el sacerdote, uno de ellos quien se presento ante Anamim y éste le mostro la realidad, El sacerdote de inmediato aplicó los pasos según el libro de la ley para éstos casos, asi lo hizo una y otra y otra vez, no había nada que hacer. Era Lepra.
Yo ¿Por qué tenía que ser yo? ¿Qué habré hecho Dios para merecer tu azote? Que así era conocida la lepra “El azote de Dios” debido a que se tenía por un castigo de Dios hacia los pecadores, ahora a la manifestación física se le suma otra más dolorosa, un terrible y devastador sentimiento de culpa por alguna acción que ofendió seguramente tanto a Dios que éste le envió un castigo tan severo. Eso mata más rápidamente que la enfermedad física.
Anamim conocía perfectamente el protocolo a seguir para este caso tan dramático, él mismo conocía a muchos que habían pasado por ese proceso y aunque nunca lo manifestó era duro con ellos en sus pensamientos asegurando que ellos por alguna razón merecieron ese azote, pero desechaba todo temor con el cumplimiento de su deber y oraba por ellos en el templo.
El paso siguiente era aislarlo completamente, sacarlo de su lugar, de entre sus seres amados, de entre sus amigos y su vida social a un lugar desértico. Él asumió con serenidad su suerte no sin sentir el enorme peso de una realidad ni remotamente imaginada, a veces se piensa que la realidad es para otros y jamás para nosotros.
Entre llantos y lamentos se despegó de los suyos sin tener al menos el consuelo de poder abrazarlos, término teniéndose a sí mismo como la peor escoria del planeta, el excremento competía con él y le ganaba con amplia ventaja.
Su amigo el sacerdote lo llevo como está escrito en el libro de la ley, de ahora en adelante solo el sacerdote, su amigo podría verlo de vez en cuando en el desierto, ese amigo lo llevo en silencio como si se tratase de un cortejo fúnebre que para Anamim habría sido mejor que verse a si mismo muerto en vida siendo testigo de tanto dolor propio y de sus cercanos.
Allá se despidió de él Anamim por primera vez en el desierto aún era de día, Anamim habría cambiado todo por el hecho de que su amigo no lo dejara solo, verlo alejarse fue para él el terror de la ira de Dios, el comenzó del infierno eterno. Lloro mucho, sus pensamientos eran violentos, discurrían entre cosas que jamás habría imaginado mientras caía la noche y en cielo ya no se veían pájaros sino murciélagos, la puesta del sol que tantas veces ignoro era como el último aliento de su vida. Las alimañas comienzan a aparecer, el alacrán, el saltón, etc. Los búhos emiten sonidos aterradores y los chacales merodean, le leña del fogón que encendió el sacerdote ya se extinguía. Para qué vivir si esto es peor que estar muerto, busco y busco en mi pasado, y en mi presente alguna razón, algún error, algún pecado que haya hecho merecer esta noche eterna donde el viendo helado quema los huesos, no me duele la piel me duele el corazón, llevo en mi cabeza una pesada piedra más grande que el templo de Jerusalen. Las horas son milenios. ¿Será esta mi suerte final? ¿Consumirme como el pabilo que humea? ¿Cómo la caña cascada? En medio del dolor más grande imaginable.
Las estrellas como se ven aquí en el desierto, nunca las había observado así, me recuerda al Padre Abraham ¿Será que yo no soy hijo de Abraham? A pesar de todo ellas ahora son mi única luz, mi única compañía, ya hasta Dios se olvidó de mí. ¿Dónde estarán mis hijas? ¿Dónde estará Sefora? ¿Orarán por mí? Cuánto daría por verlas por abrazarlas pero ahora debo aceptar que todo acabo.
Diooooooooos por queeeeeeee….! He abarcado apenas unos codos no quiero moverme no conozco nada de esta zona inhóspita, me aterran las fieras a las que escucho, No sé qué haré si se presenta un león, ellos asechan y han devorado a muchos, porqué mejor no aguardar un poco a que regrese mi amigo y me limpie con hisopo, probablemente acabe esta pesadilla y yo regrese con los míos a mi vida, tengo miedo mucho miedo de todo ahora.
Han transcurrido horas y toda mi vida ha pasado delante de mí, ya se asoman los albores, pájaros empiezan a llenar el cielo, ya no se escucha el aterrador sonido de las fieras. Tengo sed, Dios mío tengo sed, mi amigo me dejo agua en un lebrillo con algo de pan y mantequilla para hoy.
Veo conejos que se asoman a mirarme como nuevo vecino, veo siervos y algún chacal, el olor de la comida los atrajo. Debo comenzar el día casi como un rito repasando toda mi vida flagelándome con recuerdos de cosas en las que ni pensaba, algo tuve que hacer mal, algún pecado oculto, porque no es normal que a un hombre como yo lo castigue Dios de este modo a menos que tenga alguna culpa.
Así transcurrió este día, me faltan fuerzas he tenido que disputar mi ración con algunos animales que con astucia me han robado el alimento. Mi piel se ve peor esas cosas desalientan mi expectativas y todas las oraciones no son respondidas, he orado más en este día que en toda mi vida. Definitivamente Dios se olvidó de mí, para que seguir con este drama mejor sería acabar con mi vida de una buena vez, pero los temores me vuelven a asaltar, sería un pecado mayor.
Así transcurren los días eternos y las semanas, hoy me desperté y cuando fui a tomar agua me di cuenta que me falta un dedo de la mano, no sentí en qué momento lo perdí. El terror me tomó por completo, mis intestinos parecen incendiarse y me inmovilizan, ya el llanto es tan común que creo secarme por eso, así luego vi perder otros dedos ¿En qué me estoy convirtiendo?
Me visito mi amigo el sacerdote como me alegra cuando lo veo venir, es lo único que me ha quedado en la vida cuando su figura se divisa como espejismo en el horizonte ardiente. A pesar de mi efímera y débil alegría me cubro con trapos mis miembros incompletos, solo dejo asomar mi cara. Él ya ha visto casos como el mío por eso lo toma con naturalidad pero con mucha pena debido a su amistad. Me trae noticias que encienden una pequeña chispa de alegría; mi esposa y mis hijas están bien y sufren mucho por esto que me sucede, ellas podrían venir pero no podrían acercarse eso está prohibido y yo prefiero que se queden porque nos causaría a todos el más grande dolor.
Se marchó mi amigo, ya sin haber asimilado la realidad lago hay que me ha hecho resignar a convivir con las bestias del campo como Nabucodonosor cuando fue castigado por su osadía de erigirse como el autor de la gloria de su reino ¿No será que yo caí en el mismo error? Ahora todos los errores del mundo me parecen míos.
Han pasado unos meses hoy casi no me quedan dedos y para colmo se me cayó la nariz ahora ni siquiera siento la fetidez de mi aliento, creo las fieras sí porque no se acercan a mi como antes, esta pesadilla es peor que todas las plagas de Egipto, al menos los míos están bien si es que eso sirve de consuelo ante este castigo, ya se acerca mi amigo el sacerdote ahora también debo taparme la nariz y solo dejar mis ojos descubiertos, me trae pan y agua me habla de cosas que han estado sucediendo en mi ausencia, se comenta mucho sobre unos desadaptados que andan sublevando a muchos contra roma y contra nuestras tradiciones, sin embargo el solo ha escuchado y no tiene constancia directa como para darme mayores detalles. Así se marchó y yo quedo aquí solo esperando el momento de entregar mi vida con dulce suspiro ¿Qué extraño? Dos locos sublevando al pueblo, antes de padecer toda esta desgracias posiblemente yo mismo los habría perseguido ahora todo me da igual.
Esta mañana fui a fui a cerrar mis ojos por el efecto de la luz y no pude, amanecí sin parpados y ni me di cuenta, se me cayeron mientras dormía ahora mi aspecto es realmente triste y fantasmagórico un cadáver que no ha muerto, no, no, no, ya no quiero saber de nadie solo quiero morir aquí en este maldito desierto, no quiero ver a mi amigo el sacerdote mejor que no venga a compadecerse de éste despojo. ¿Dios quién eres? ¿Qué clase de demonio eres? ¿Disfrutas viendo a los hombres padecer? Si existes ¿Dónde estás? Todo es un fraude, todo es mentira, el dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, todo fueron cuentos. Maldigo la vida, maldigo el cielo, acaba de una vez conmigo ya que tanto me odias, quisiera poder al menos cerrar mis ojos para no saber que hay sol o nubes o animales pero ahora ni eso podré, este trapo mugriento es lo único que me queda me servirá de párpados al menos mientras espero que termines de soltar tu brazo y aplastarme como alimaña, ya no me quedan lágrimas, ya no me debe quedar ni sangre con que redimir mis faltas, todo lo que alguna vez fui quedo muy lejos de aquí solo escucho voces del pasado en mi memoria.
Vete Zacarías no vuelvas...! tu sacerdocio es una farsa ahora es abominación todo aquello que tanto veneraba no me mires déjame morir en paz si es que existe. No puedo verte pero sé que estas aquí me he acostumbrado más al silencio y la oscuridad que a la luz, sé que estas allí amigo, no te veo pero sé que estas allí, pero ya vete deja lo que viniste a traer y vete. Mis carnes cuelgan y apenas me sostengo, la hediondez espanta hasta a las fieras, creo que ni los buitres la soportan.
Anamim no tengo palabras para ti, no sé qué más decirte, está bien solo quería comentarte algo antes de irme… Dilo y márchate y no regreses….!
Recuerdas que te hable de dos desadaptados que estaban sublevando al pueblo? Pues lo vi con mis propios ojos y hay mucho más que eso, uno de ellos Nazareno hace cosas extraordinarias que han hecho cuestionar mis propias creencias ¿Y a mí que me importa eso? Anamim escúchame lo he visto sanar enfermedades aún peores que la tuya, pero eso no es todo sino que según he leído toda mi vida las escrituras él se asemeja mucho a quien ellas anuncian, pienso que deberías llegar hasta él.
No me interesa vete y déjame morir…!
Se fue Zacarías sé que tiene buena intención de ayudar pero dudo que en esta condición nadie pueda hacer algo, me tenderé en medio del campo a pleno sol quizá los buitres adelanten su obra y terminen de devorarme…
Ja…! un loco que sana enfermedades… Creo que en el libro de Isaías habla de alguien con esa descripción. Miro el sol por entre el tejido de este trapo inmundo aquí tendido, llevo horas y no siento ni el calor, ya hasta he perdido sensibilidad, siento si mucha debilidad, nauseas, mareos y la muerte no llega, al menos puedo ponerme en pie y de repente en lugar de buitres sobre mi revolotean las cosas escritas y aunque tengo miedo de una nueva desilusión se enciende una débil chispa que me hace dirigir los pasos pesadamente hacia la ciudad, total nada tengo que perder.
En la medida que me acerco a la ciudad escucho el tumulto de mucha gente hasta que llego y veo de lejos sobre el tejido de este trapo inmundo, todos gritan milagros…! Sáname a mi…! Y lo veo, es un hombre como cualquiera siempre con una sonrisa.
¿Qué hago? ¿Me acerco? ¿Me mantengo a distancia? Ya de mí no queda sino trapo y piel podrida, ¿Pero si esto es un castigo de Dios quien es ese nazareno que contradice una condenación de Dios? ¿Y por qué tantos castigados por Dios lo siguen? Un momento allí esta Sefora y mis hijas también. Dios mío ¿Será posible? Ahora veo la verdad con claridad. Mi enfermedad no tiene nada que ver con Dios como tampoco mis creencias, todo cuanto se cuenta del nazareno está escrito yo lo he leído solo que no lo entendía
Job 35:
2 ¿Piensas que es cosa recta lo que has dicho: Más justo soy yo que Dios?
3 Porque dijiste: ¿Qué ventaja sacaré de ello? ¿O qué provecho tendré de no haber pecado?
4 Yo te responderé razones, Y a tus compañeros contigo.
5 Mira a los cielos, y ve, Y considera que las nubes son más altas que tú.
6 Si pecares, ¿qué habrás logrado contra él? Y si tus rebeliones se multiplicaren, ¿qué le harás tú?
7 Si fueres justo, ¿qué le darás a él? ¿O qué recibirá de tu mano?
8 Al hombre como tú dañará tu impiedad, Y al hijo de hombre aprovechará tu justicia.
Mi lepra no es un castigo porque todos sin excepción somos leprosos de algún modo y solo Dios puede cargar con nuestras dolencias… iré hasta él
MATEO 8:1 Cuando descendió Jesús del monte, le seguía mucha gente. 2 Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. 3 Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció. 4 Entonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas a nadie; sino ve, muéstrate al sacerdote, y presenta la ofrenda que ordenó Moisés, para testimonio a ellos.
Dios quiere que yo sea limpio pero falta que también yo lo quiera, solo tengo que acercarme a él con el corazón.
Primero fui curado del engaño y del dolor causado por vivir una mentira y luego mi piel fue restaurada
Job 33: 23 Si tuviese cerca de él Algún elocuente mediador muy escogido,
Que anuncie al hombre su deber; 24 Que le diga que Dios tuvo de él misericordia,
Que lo libró de descender al sepulcro, Que halló redención;
25 Su carne será más tierna que la del niño, Volverá a los días de su juventud.
26 Orará a Dios, y éste le amará, Y verá su faz con júbilo; Y restaurará al hombre su justicia.
Tal como El nazareno me pidió ire al sacerdote, el me lo guió hasta la verdad, cuando me vea confirmara lo que él mismo me dijo. Mi amigo mi amigo Zacarías el hijo de Berequías.Historia adaptada de Amilcar Briceño 08/02/2015
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