Bestalia Ibarra.
Cómo te explico sin que…bueno ni modo que se me caiga la cédula total este colorcito hace que aparente menos de la que aparento…
Desde que tengo uso de razón a la familia Ibarra nos apasionaban las telenovelas, en la sala de la casa nos uníamos para ver en blanco y negro en un gran cajón de madera que se abría y se cerraba el gran televisor y de allí se transmitían las novelas de la época. Muy muy chiquita conocí el llano venezolano con la telenovela Doña Bárbara, así como también soñé con el Salto Ángel a través de la telenovela Canaima, vi lo cruel de la esclavitud a través de Pobre Negro todas escritas por el gran Rómulo Gallegos; como me encantaba imitar la soberbia que transmitía Doris Wells en la telenovela La Fiera. La historia de Venezuela la podíamos conocer con telenovelas como Endrina protagonizada por Pierina España y José Luís Rodríguez y que nos narraba la crueldad de Pedro Estrada en la época de la “dictadura” de Marcos Pérez Jiménez; así como también lloraba con la maldad del benemérito Juan Vicente Gómez en la telenovela La Dueña protagonizada por Amanda Gutiérrez quien hoy grita “que ya no se puede vivir en este País…Que desgracia de País”; también recuerdo la historia de la guerra federal a través de la telenovela Sangre Azul, me encanto conocer la emancipación de la mujer a través de la trama de la Señora de Cárdenas protagonizada por nuestra querida Doris Wells, luego llegaron las más fuertes recordando la corrupción de Dr. Valerio y como se iniciaba “el Rodilla” en el mundo delictivo a través de la telenovela “Por estas Calles”. De niña solía imitar cada personaje de la telenovela de moda, tanto así que recuerdo la clara imagen de cada una de ellas, el drama, la escena, la pasión; es decir que todo se instaura en nuestra psiquis año tras años…
Luego nos volvimos adictos a las telenovelas brasileñas, como recuerdo con emoción la primera que vimos llamada Dancin Days; después vino Ronda de Piedra, la Esclava Isaura, la Reina de la Chatarra, Pantanal, Tieta, Xica Da Silva; Doña Bella; Vale Todo; la Sucesora, El Rey del Ganado; por contarles solo algunas.
En los dramas descritos no reinaba la violencia, había historia, paisajes, culturas, alegría sana, historias familiares cargadas de amor, de integración y el ranking era igualmente alto… y sí los chamos y las chamas imitábamos las modas de las telenovelas, el peinado de las telenovelas, el habla de las telenovelas, los clichés de las telenovelas, por lo tanto no podemos negar su carácter socializador dentro de la psiquis de nuestros niños, niñas y adolescentes, a esa edad nos encanta imitar todo lo que vemos por la TV y ahora peor aún se imita lo que ven por la internet y más allá por la violencia que se vive a través de muchos videos juegos.
Recuerdo que cuando llagaban las propagandas contradictoriamente una marca de cigarrillos colocó en primer lugar una canción con la que una cantante llamada Delia se ganaría un festival llamado la OTI y la letra decía: “vive intensamente un poquito más…llena lo imposible un poquito más…” imagínense esa letra para una marca de cigarrillo y por solo ese detalle las ventas de esa marca se incrementaron en un 100%, así que como poder negar el efecto de la caja cuadrada en la mente de quienes la ven.
Después de las telenovelas brasileñas tan deseadas hoy por mí, vino el boom de las telenovelas mexicanas y colombianas, las mexicanas siempre con la misma historia de la cenicienta en diferentes versiones, la niña pobre que se enamora de un príncipe azul o viceversa, pero lo cierto es que muchas mujeres de nuestros barrios se creyeron el cuento de que podían cambiar su condición social si conseguían enamorar a un hombre de “sangre azul” y muchas se quedaron esperándolo toda la vida…
La única novela colombiana que recuerdo bonita fue una llamada “café con aroma de mujer” se podía analizar el proceso de la industria del café en Colombia, también se recuerda como la humillación a la condición física de la mujer fue un éxito a través de la transmisión de la telenovela “Betty la Fea”; luego Colombia importo su historia de narcotráfico y violencia a través de telenovelas como “El Cartel de los Sapos”; “Sin Tetas no hay Paraíso” y con esta se inundó el mercado de los trasplantes de siliconas en nuestro País, lo mismo con la denominada “Las Muñecas de la Mafia”, “El Capo”, todas cargadas de una gran dosis de sexo, violencia y el poder que tiene el narco tráfico para erigirse como los hombres y mujeres poderosos y poderosas, riqueza “fácil” que permite comprar todo lo que se encuentre en nuestros pasos desde mujeres hasta yates, aviones, mansiones, centros comerciales, aunque la muerte sea el único fin de cada protagonista de tan macabra historia, historia que se repite día tras día en nuestros barrios aunque no sea por el gran narco sino por el micro traficante que por tener dos puyas gracias a la venta de bolsitas de marihuana, se siente el galán de las muchachitas del barrio, esto tristemente ya no se ve solo en la telenovela, la trama se entronizo en cada barrio, en cada esquina, en cada comunidad, en cada urbanización…Qué no tiene que ver la telenovela en el cambio actitudinal de nuestros niños, niñas y adolescentes, no me cuenten historia que yo sé de cuentos y cuenticos…!!!
Chávez Vive, Vive…La lucha por la Patria sigue…sigue!!!!
Chávez te lo juro… La derecha apátrida más nunca volverá!!!
Licenciada en Trabajo Social, Cantante, Servidora Pública y leal al legado de nuestro Comandante eterno Hugo Chávez
Besta67@hotmail.com
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