Mariadela Villanueva.
El “implacable” Diosdado Cabello siempre ha ocupado un papel protagónico en los sainetes montados por la oposición. Durante catorce años le endilgaron todos los delitos imaginables con miras a enemistarlo con el Comandante Chávez y a desprestigiarlo entre la fuerza armada, pero no lo lograron.
Chávez enfermo, ampliaron la mirada y se concentraron en la presunta pelea entre Diosdado, Maduro, Jaua y Ramírez. Tampoco lograron nada. Los contendientes y el partido cerraron filas en torno al proyecto chavista y al entonces candidato Maduro, y hoy forman parte del nuevo Gobierno.
Nuevamente cambiaron de estrategia. Continúan atemorizando a su gente con el coco chavista, pero ahora fingen reconocer los méritos y el liderazgo de Chávez. Sabotean sistemáticamente al Gobierno y asocian la bonhomía y el espíritu conciliador del Presidente Maduro con falta de carácter e incapacidad para gobernar. Tratan de seducir a la FAB con un te odio y te quiero. Atacan al CNE y esconden sus debilidades locales tras un imaginario plebiscito. Evaden sus responsabilidades y se declaran víctimas de un inquisidor, el implacable Presidente de la AN.
Se equivocan una vez más. Maduro es hijo de Chávez, sí sabe gobernar y cuenta con el respeto de la mayoría, como Presidente y como ser humano. Las FAB saben perfectamente donde están paradas. El CNE goza de prestigio nacional e internacional y Diosdado no es el único implacable. Quienes creemos en el socialismo como la única vía para avanzar hacia una Venezuela independiente, democrática, popular y armónica con la humanidad y la naturaleza, incluyendo a Maduro, somos tan implacables como él.
Implacables ante los desmanes de la burguesía parasita que desde el siglo pasado viene arrimando el mingo a las potencias dominantes, a las corporaciones trasnacionales y a los gobiernos de turno para apoderarse del excedente petrolero. Implacables ante los comerciantes sinvergüenzas y los aprendices de fascistas vendidos al gran capital que pretenden llevar al país al caos.
Los Chavistas civiles y militares estamos unidos rodilla en tierra con Venezuela, con el socialismo bolivariano, con el Presidente Maduro, con la FAB, con el CNE y con el camarada Diosdado.
Chávez enfermo, ampliaron la mirada y se concentraron en la presunta pelea entre Diosdado, Maduro, Jaua y Ramírez. Tampoco lograron nada. Los contendientes y el partido cerraron filas en torno al proyecto chavista y al entonces candidato Maduro, y hoy forman parte del nuevo Gobierno.
Nuevamente cambiaron de estrategia. Continúan atemorizando a su gente con el coco chavista, pero ahora fingen reconocer los méritos y el liderazgo de Chávez. Sabotean sistemáticamente al Gobierno y asocian la bonhomía y el espíritu conciliador del Presidente Maduro con falta de carácter e incapacidad para gobernar. Tratan de seducir a la FAB con un te odio y te quiero. Atacan al CNE y esconden sus debilidades locales tras un imaginario plebiscito. Evaden sus responsabilidades y se declaran víctimas de un inquisidor, el implacable Presidente de la AN.
Se equivocan una vez más. Maduro es hijo de Chávez, sí sabe gobernar y cuenta con el respeto de la mayoría, como Presidente y como ser humano. Las FAB saben perfectamente donde están paradas. El CNE goza de prestigio nacional e internacional y Diosdado no es el único implacable. Quienes creemos en el socialismo como la única vía para avanzar hacia una Venezuela independiente, democrática, popular y armónica con la humanidad y la naturaleza, incluyendo a Maduro, somos tan implacables como él.
Implacables ante los desmanes de la burguesía parasita que desde el siglo pasado viene arrimando el mingo a las potencias dominantes, a las corporaciones trasnacionales y a los gobiernos de turno para apoderarse del excedente petrolero. Implacables ante los comerciantes sinvergüenzas y los aprendices de fascistas vendidos al gran capital que pretenden llevar al país al caos.
Los Chavistas civiles y militares estamos unidos rodilla en tierra con Venezuela, con el socialismo bolivariano, con el Presidente Maduro, con la FAB, con el CNE y con el camarada Diosdado.
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