Alice Socorro Peña Maldonado.
Solemos ver la política separada de lo económico pero en la práctica lo económico (como ciencia para administrar desde las carencias o desde las abundancias) es la que busca crear las condiciones para favorecer decisiones económicas por parte de grupos económicos o transnacionales o por parte de los partidos con sus propias ideologías que dirigen el Estado. Separar estos ámbitos no sólo es erróneo sino que resulta una maniobra política de quienes buscan ocultar sus verdaderas intenciones en pro de una élite.
Conforme a Raúl Leis en su libro Incidencia Política y Ciudadanía activa presenta las diversas acepciones de Política: 1) la actividad humana como ser político, es decir con derechos y deberes ciudadanos; 2) como el conocimiento del desempeño del poder mediante la participación y compromiso social y los mecanismos de participación 3) como lo derivado de un sistema político a partir de las diversas ideologías y 4) la acción de gobierno podemos considerar que el hecho económico prevalece en cada uno de ellos en cuanto es innegable vincular esto con las necesidades, intereses y expectativas humanas que para ser satisfechas necesitan de una intención y voluntad política que impulse dinámicas sociales, culturales, educativas, financieras, tecnológicas y que estén al alcance de todos quienes conforman una sociedad.
Son a los dirigentes políticos quienes le corresponden producir visiones ideológicas y programas relacionados con estos fines de modo fehaciente y articular a todas las fuerzas para promover un desarrollo conforme a las posibilidades reales y esfuerzos conjuntos de todos los ciudadanos y organizaciones públicas y privadas.
Ahora bien ese liderazgo que construye visiones, planifica políticas y genera acciones va a estar sustentadas en la producción económica. Se trata de la real política que responde a intereses concretos y vitales de la población objetivo. Sólo que en esta actuación política se va a realizar bajo presiones de grupos económicos y demandas de los ciudadanos y que muchas veces, estos últimos son afectados en las toma de decisiones.
Toma de decisiones que repercute en la estabilidad sociopolítica y en el desarrollo de una nación si esta asume el todo y las partes que integran la sociedad. Ahora bien ¿qué es un ciudadano productivo?
Si por ciudadanía entendemos la condición de un ser humano nacido en un territorio con plenitud de derechos públicos subjetivos civiles, políticos, económicos, sociales, culturales, ambientales y étnicos otorgados por la máxima carta que constituye una nación. En nuestro país los derechos ciudadanos establecidos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela convocan no solo a su garantía sino al ejercicio de ese derecho con la participación protagónica, corresponsable y revolucionaria. Es la producción de ciudadanos e instituciones que con conciencia y acción política pueden lograr que todo un país optimice sus recursos en función de todos y del bien común.
Solemos ver la política como un ejercicio individual o grupal donde quién está a cargo del acto de gobernar resulta un inquilino más que se aprovecha junto a los suyos del erario público y de hacer negocio de lo que es un bien para todos. Esta fórmula se deshace cuando el nuevo Estado basa su sentipensar y actuar en la democracia participativa.
Toda la actividad de un Estado tanto del sector público como privado requiere de la producción económica basada en la extracción de recursos naturales, en la producción, mercado y venta de bienes y servicios y en el trabajo productivo creador de los ciudadanos. Cuando se cuenta con riquezas que la naturaleza ha ofrecido gratuitamente muchas veces esta es privatizada para una élite o como es el caso de nuestro país el Estado es dueño de todo lo que está bajo el subsuelo. Esta última me resulta más idónea pues nadie puede apropiarse de lo que le corresponde a todos como bien común y que desde una ética debe preservarse, cuidarse y distribuirse justa y equitativamente entre todos los venezolanos.
Y dentro de esta tarea es importante que la dirigencia política aúpe y estimule la creatividad y el ciudadano productivo, que haga invenciones como tecnología para la vida civil o del sector productivo (minero, agropecuario, turístico, etc.) y que produzca conocimiento real y tecnología social para que esto sea una realidad y se aplique desde la diversas situaciones humanas de un pueblo y regiones.
Esto no se hace de la noche a la mañana. Pero el rol del político le permite que su discurso propenda a ese objetivo socioeconómico y hacer girar toda su intención hacia una cultura productiva que no sólo debe ser letra de un plan de desarrollo sino alentada desde la misma praxis política. Y donde los medios de difusión públicos, privados y comunitarios pueden cumplir un papel trascendental, sin menos cabo de la acción ministerial que convoque a toda la ciudadanía desde sus necesidades, intereses y expectativas a dar aportes, a elaborar propuestas o presentar modelos del deber ser y respuestas a las demandas de un pueblo.
Conforme a Raúl Leis en su libro Incidencia Política y Ciudadanía activa presenta las diversas acepciones de Política: 1) la actividad humana como ser político, es decir con derechos y deberes ciudadanos; 2) como el conocimiento del desempeño del poder mediante la participación y compromiso social y los mecanismos de participación 3) como lo derivado de un sistema político a partir de las diversas ideologías y 4) la acción de gobierno podemos considerar que el hecho económico prevalece en cada uno de ellos en cuanto es innegable vincular esto con las necesidades, intereses y expectativas humanas que para ser satisfechas necesitan de una intención y voluntad política que impulse dinámicas sociales, culturales, educativas, financieras, tecnológicas y que estén al alcance de todos quienes conforman una sociedad.
Son a los dirigentes políticos quienes le corresponden producir visiones ideológicas y programas relacionados con estos fines de modo fehaciente y articular a todas las fuerzas para promover un desarrollo conforme a las posibilidades reales y esfuerzos conjuntos de todos los ciudadanos y organizaciones públicas y privadas.
Ahora bien ese liderazgo que construye visiones, planifica políticas y genera acciones va a estar sustentadas en la producción económica. Se trata de la real política que responde a intereses concretos y vitales de la población objetivo. Sólo que en esta actuación política se va a realizar bajo presiones de grupos económicos y demandas de los ciudadanos y que muchas veces, estos últimos son afectados en las toma de decisiones.
Toma de decisiones que repercute en la estabilidad sociopolítica y en el desarrollo de una nación si esta asume el todo y las partes que integran la sociedad. Ahora bien ¿qué es un ciudadano productivo?
Si por ciudadanía entendemos la condición de un ser humano nacido en un territorio con plenitud de derechos públicos subjetivos civiles, políticos, económicos, sociales, culturales, ambientales y étnicos otorgados por la máxima carta que constituye una nación. En nuestro país los derechos ciudadanos establecidos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela convocan no solo a su garantía sino al ejercicio de ese derecho con la participación protagónica, corresponsable y revolucionaria. Es la producción de ciudadanos e instituciones que con conciencia y acción política pueden lograr que todo un país optimice sus recursos en función de todos y del bien común.
Solemos ver la política como un ejercicio individual o grupal donde quién está a cargo del acto de gobernar resulta un inquilino más que se aprovecha junto a los suyos del erario público y de hacer negocio de lo que es un bien para todos. Esta fórmula se deshace cuando el nuevo Estado basa su sentipensar y actuar en la democracia participativa.
Toda la actividad de un Estado tanto del sector público como privado requiere de la producción económica basada en la extracción de recursos naturales, en la producción, mercado y venta de bienes y servicios y en el trabajo productivo creador de los ciudadanos. Cuando se cuenta con riquezas que la naturaleza ha ofrecido gratuitamente muchas veces esta es privatizada para una élite o como es el caso de nuestro país el Estado es dueño de todo lo que está bajo el subsuelo. Esta última me resulta más idónea pues nadie puede apropiarse de lo que le corresponde a todos como bien común y que desde una ética debe preservarse, cuidarse y distribuirse justa y equitativamente entre todos los venezolanos.
Y dentro de esta tarea es importante que la dirigencia política aúpe y estimule la creatividad y el ciudadano productivo, que haga invenciones como tecnología para la vida civil o del sector productivo (minero, agropecuario, turístico, etc.) y que produzca conocimiento real y tecnología social para que esto sea una realidad y se aplique desde la diversas situaciones humanas de un pueblo y regiones.
Esto no se hace de la noche a la mañana. Pero el rol del político le permite que su discurso propenda a ese objetivo socioeconómico y hacer girar toda su intención hacia una cultura productiva que no sólo debe ser letra de un plan de desarrollo sino alentada desde la misma praxis política. Y donde los medios de difusión públicos, privados y comunitarios pueden cumplir un papel trascendental, sin menos cabo de la acción ministerial que convoque a toda la ciudadanía desde sus necesidades, intereses y expectativas a dar aportes, a elaborar propuestas o presentar modelos del deber ser y respuestas a las demandas de un pueblo.
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