MARIADELA LINARES.
El Sol de Margarita amaneció el jueves con un titular que encrespó los ánimos isleños: "Nuevo ferry choca al llegar a Punta de Piedras".
El Sol de Margarita amaneció el jueves con un titular que encrespó los ánimos isleños: "Nuevo ferry choca al llegar a Punta de Piedras". Por supuesto, la noticia se regó inmediatamente entre una población urgida de la mejora en su principal medio de transporte. Al poco, la información fue desmentida. Sin embargo, la web del diario permaneció especulando sobre la incertidumbre reinante en torno al flamante barco. Todo lo leído en estos días parecía apuntar a que la nave se hundiera. Así están las cosas en este país. Una jauría hambrienta de sangre para poner en evidencia la ineficacia chavista.
Nadie niega la incompetencia del Gobierno para manejar una línea marítima que, si estaba mal en las manos de sus propietarios originales, francamente empeoró con su expropiación. Pero entre esa verdad y la otra no menos cierta de que la cacería de noticias malas se lleva por delante cualquier consideración ética, los lectores terminan quedándose con la impresión que deja la primera versión. Los desmentidos, que antes eran el pecado capital del periodismo porque afectaban la credibilidad, hoy abundan. Y esa vergüenza parece no importarles a los periodistas de ahora.
Pero independientemente de si el Virgen del Valle II cubrió o no la ruta señalada o si tuvo algún percance en el camino, lo cierto es que las ansias de desgracias no cesan. Sucedió cuando el acecho de Globovisión al finalmente caído viaducto entre Caracas y La Guaira; cuando el maestro Abreu fue homenajeado por Chávez y a él y a Dudamel los cacerolearon; cuando el Presidente animaba a la vinotinto y la jauría ligaba que fracasara. Richard Páez debe acordarse de eso. A nosotros no se nos olvida. Son los mismos medios que aplauden boicots a la película sobre Bolívar de Roque Valero o que alientan los abucheos a los artistas y candidatos chavistas.
mlinar2004@yahoo.es
Nadie niega la incompetencia del Gobierno para manejar una línea marítima que, si estaba mal en las manos de sus propietarios originales, francamente empeoró con su expropiación. Pero entre esa verdad y la otra no menos cierta de que la cacería de noticias malas se lleva por delante cualquier consideración ética, los lectores terminan quedándose con la impresión que deja la primera versión. Los desmentidos, que antes eran el pecado capital del periodismo porque afectaban la credibilidad, hoy abundan. Y esa vergüenza parece no importarles a los periodistas de ahora.
Pero independientemente de si el Virgen del Valle II cubrió o no la ruta señalada o si tuvo algún percance en el camino, lo cierto es que las ansias de desgracias no cesan. Sucedió cuando el acecho de Globovisión al finalmente caído viaducto entre Caracas y La Guaira; cuando el maestro Abreu fue homenajeado por Chávez y a él y a Dudamel los cacerolearon; cuando el Presidente animaba a la vinotinto y la jauría ligaba que fracasara. Richard Páez debe acordarse de eso. A nosotros no se nos olvida. Son los mismos medios que aplauden boicots a la película sobre Bolívar de Roque Valero o que alientan los abucheos a los artistas y candidatos chavistas.
Esos zamuros son los que califican a Assange, a Snowden y a Manning de criminales, por haber revelado las incontables intervenciones y planes invasores gringos. Piden pena de muerte para ellos, como también ligan que los satélites soberanos nos caigan encima o que tragedias como la de Amuay se repitan. Ya Chávez no está, pero ellos se quedaron con su odio dentro.
mlinar2004@yahoo.es
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