*JUAN MARTORANO.
En este artículo, nos queremos referir a algunos elementos del análisis político, y de elementos que garantizan la gobernanza en el país, además de hacer un breve bosquejo de nuestro análisis, dentro de la coyuntura actual que vive nuestro país, y por supuesto, cerrar con la noticia que revela un impacto en nuestro país, como lo ha sido el complemento de la revelación de los planes de magnicidio, realizado por el Ministro del Poder Popular para las Relaciones Interiores, Justicia y Paz, M/G Miguel Rodríguez Torres, en lo que se ha conocido como la Operación "Carpeta Amarilla".
La línea de acción del Gobierno Bolivariano de Nicolás Maduro, es clara: Lucha contra la Corrupción, combate a la criminalidad y la violencia a través del Plan Patria Segura y el Movimiento por la Paz y la Vida, de hecho, dentro de Patria Segura, se ha empezado la implementación de los patrullajes inteligentes en algunas zonas de Caracas; la implementación del Plan “Hogares de la Patria”, desde el pasado día sábado 24 de agosto, y el desarrollo del Estado Comunal a través del Gobierno de Calle, y el reimpulso de los Consejos Comunales y las Comunas, sin dejar de lado, la coyuntura electoral municipal del próximo 8 de diciembre.
Por parte de la derecha, en el marco de dar el zarpazo a la Revolución Bolivariana y al legado de Chávez, tratan de llegar a la población a través de medios distintos a los tradicionales (twitter, facebook, redes sociales), a los fines de desarrollar matrices de opinión y operaciones psicológicas tales como: “Gobierno Bolivariano como principal fuente de corrupción”, y tratan de darle una proyección mediática intensa. Diarios como el Nuevo Herald de Miami tratan de posicionar el tema de la corrupción como la raíz de los “graves problemas en el país”, en sintonía con un comunicado del sábado 24 de agosto refiriéndose al mismo tema, por parte de la MUD. El reportaje de ese diario imperialista menciona la presunta malversación de 711 millones de dólares de fondos públicos por parte de altos dirigentes, el Fondo de Pensiones de PDVSA, PDVAL, CADIVI, entre otros casos en los cuales estaría vinculado el Gobierno Bolivariano. También los artículos de opinión publicados en el diario “El Nacional” y los reportajes del portal “Noticias 24” apuntan hacia esa dirección también. Por su parte, Leopoldo López y Henrique Capriles aseguran que “Maduro no debate por miedo a la verdad”, buscando posicionar la matriz de opinión de que el “Gobierno Bolivariano es corrupto”.
También buscan explotar matrices de opinión, en donde los medios de derecha especulan y señalan que “la Habilitante sería aprobada mediante mecanismos ilegítimos”. Se observan también las siguientes líneas en torno a los Poderes Especiales solicitados por el Presidente Maduro: “Habilitante es innecesaria para combatir efectivamente la corrupción” (Leopoldo López, Homero Ruíz, Juan Miguel Matheus, Andrés Velásquez), “Habilitante es herramienta de persecución política a la oposición” (el abogado constitucionalista Edgar Darío Nuñez en ACN, Gerardo Blyde, Ramón Muchacho),“Habilitante se planificó en Cuba” (El Nacional), “Habilitante quita a la AN su poder legislativo” (María Corina Machado).
Este ataque y el posicionamiento de estas matrices de opinión por parte de la derecha no son casuales ni gratuitas. Todos sabemos que el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo están en perfecta sintonía y en la misma línea política, lo que se convierte, junto al Poder Popular, en la principal garantía de la gobernanza política de nuestro país, luego de la desaparición física del Comandante Supremo de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez Frías.
Y esto es así, por la función económica y de control político del parlamento al Poder Ejecutivo. En estos instantes, nuestra Asamblea Nacional tiene la tarea de dotar al Gobierno Bolivariano de los recursos económicos, jurídicos y políticos para la realización de los fines del Estado. Y si la derecha, por alguna u otra circunstancia, lograse la desarticulación o el no funcionamiento de nuestro Poder Legislativo Nacional, estaríamos verdaderamente en serios y graves aprietos, y en las condiciones ideales que ellos desean, para dar el zarpazo definitivo a la Revolución Bolivariana.
Por otro lado, debemos referirnos al sabotaje contrarrevolucionario, en todos sus ámbitos. El pasado fin de semana, el ministro Rafael Ramírez anunció que, según las investigaciones sobre el accidente de Amuay acaecido recién hace un año, el 99% de las posibilidades apuntan a una acción de sabotaje, lo que siempre fue para muchos la sospecha principal desde el evento mismo. También el mayor general Vladimir Padrino López, comandante del Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Ceofanb), afirmó que el sistema eléctrico venezolano ha sido objeto de sabotaje en los últimos días. Por su parte, el presidente Maduro declaró que “ya sabemos quiénes están detrás de la guerra económica” en el país, que se vincula a alguna escasez de productos, y a precios altos en
ciertos productos, bienes y servicios.
El Presidente se refirió a las políticas de diálogo con sectores empresariales que inició apenas inaugurado su gobierno: “Ya fuimos por las buenas y conversamos… No entienden buenas maneras algunos sectores, creen que porque uno sonríe es forma de debilidad… Fuimos por las buenas… la mano y una sonrisa. Está bien. Algunos van a insistir en el sabotaje… Ponen caras de tontos creyendo que están tratando con tontos, están bien pelaos. Ya sabemos quiénes son y vamos a actuar en consecuencia”.
Muchas veces la dirigencia revolucionaria, y específicamente funcionarios del alto gobierno, han hecho estas advertencias y han prometido actuar, pero también algunas veces se han vuelto pura bulla y no se han atrevido. Claro, el nuestro es un gobierno, y así lo desarrollo Chávez, con gran flexibilidad y versatilidad táctica. En más de una ocasión la gente de las bases pidió que corriera la sangre (metafóricamente hablando), como en los casos del alzamiento cívico-militar golpista en la Plaza Altamira, de las guarimbas o de las “huelgas de hambre”, y el Gobierno se fue por la víade la prudencia, y al final el tiempo le dio la razón. En vez de forzar la barra, dio tiempo al tiempo, apeló al apoyo popular y logró que todas estas aventuras fenecieran de muerte natural.
Ahora bien, cada circunstancia tiene sus características y condiciones. En está ya no está Chávez, por ejemplo, y algunos enemigos creen que eso nos hace mucho más débiles y piensan llegado el momento de tumbar la piñata. De todas formas, nuestro Gobierno está obligado a medir cada paso. A menudo las acciones de sabotaje son en realidad provocaciones que buscan agudizar precipitadamente las contradicciones presentes para sacar provecho de ello. De manera que las acciones deben ser precisadas con astucia y con frialdad táctica. No podemos ni dejar que hagan lo que les de la gana ni permitir que se salgan con la suya poniéndonos a hacer lo que ellos quieran. El enemigo sabe que la situación económica está lejos de ser ideal y esto les da cierto margen de maniobrabilidad.
De todas formas seguramente habrá que actuar hasta cierto punto. Eso sí, cualquier golpe tiene que ser dado sin dudas, sin ambages, sin debilidades, de manera
ejemplar y siempre convocando el apoyo popular en la calle, porque el enemigo anda buscando la chispa para incendiar la pradera. Solo esperamos que nuestro presidente Maduro haya aprendido a cabalidad una de las grandes lecciones que nos dio Chávez a todos: combinar con maña, con astucia, con habilidad, a lo zamarro, la mano derecha con la mano izquierda. Nada es fácil en la actual circunstancia.
Por último, nos referiremos a la que consideramos la noticia de la semana, y no es más que el complemento de la revelación por parte del M/G Miguel Rodríguez Torres, Ministro del Poder Popular para las Relaciones Interiores, Justicia y Paz, y Director General del Servicio Bolivariano de Inteligencia (SEBIN), de la Operación "Carpeta Amarilla", que busca asesinar al Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, y al Presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello Rondón, y al respecto, queremos hacer, para culminar nuestras reflexiones, los siguientes comentarios:
¿Por qué la oposición descalifica de entrada la denuncia sobre un plan de magnicidio contra Nicolás Maduro y el asesinato de otras figuras como Diosdado Cabello? El magnicidio es una táctica política que existe desde la antigüedad. No es algo estrambótico, ni fuera de lo común, la existencia de planes magnicidas. El asesinato de Julio César es un ejemplo clásico, que provocó entonces, por cierto, el estallido de una guerra civil. En la historia de Estados Unidos se cuentan varios, los más sonados los de Abraham Lincoln y J.F. Kennedy, e intentos fallidos, como en el caso de Ronald Reagan. La primera guerra mundial tuvo, como uno de sus detonantes, el asesinato del archiduque de Austria y emperador del Imperio austrohúngaro Francisco Fernando. Un predicador de la “no violencia” murió paradójicamente asesinado: Mahatma Gandhi. En nuestro país, es conocido que hubo más de un intento de liquidar a Simón Bolívar y, más cercano a nuestro tiempo, está el asesinato de Carlos Delgado Chalbaud, así como el atentado contra Rómulo Betancourt en Los Próceres.
Pero no sólo los magnicidios han estado presentes en la historia universal desde hace siglos, sino también el asesinato de prominentes figuras políticas que pudieron ser jefes de Estado, como Robert Kennedy en Estados Unidos y Jorge Eliécer Gaitán, cuya muerte aún resuena en los enfrentamientos armados en Colombia. Más atrás en el tiempo, es imposible olvidar el asesinato de Antonio José de Sucre en Berruecos. Los casos abundan, hemos dado sólo algunos ejemplos.
En la situación de Venezuela, el magnicidio siempre ha sido una opción contemplada por la ultraderecha desde que Chávez fue electo Presidente en 1998. Inclusive, hay la sospecha generalizada de que el gran líder de la Revolución Bolivariana realmente fue asesinado, que el terrible cáncer que sufrió fue inducido.
Entonces ¿por qué la oposición banaliza de inmediato, sin ninguna corroboración ni investigación, la captura de dos colombianos y la acusación contra otros vinculados al plan de magnicidio? ¿Por qué descartan de una vez de que este plan involucre a criminales conocidos como Alvaro Uribe, Posada Carriles y el golpista hondureño Roberto Micheletti?
En primer lugar, porque hay sectores de la derecha del patio vinculados a esos planes. En segundo lugar, porque la comprobación de tales planes sería un sensible golpe a los proyectos conspirativos violentos que guardan bajo la manga (y cuyas puntas se escurren entre sus muñecas y se asoman por debajo de las telas). En tercer lugar, porque son de la misma estirpe de sus congéneres en el Medio Oriente, les importa un bledo la pazy se lanzarían a una guerra, con el auxilio de sus patrocinadores gringos, si lo creen necesario para dar al traste con la Revolución Bolivariana.
En este último sentido, Maduro ha dicho que “Esta patria sería inviable, si los jefes de ustedes, señores y señoras de la oposición, lograran el objetivo de eliminarme físicamente. Sería inviable por un tiempo largo y nadie garantizaría nada”. De manera parecida se ha pronunciado Diosdado Cabello: “… si aquí le pasa algo al compañero Nicolás, la respuesta será avasallante. Se desencadenaría una respuesta total y contundente ante esa derecha que demuestra que está de acuerdo con eso que se está planificando”.
Lo que señalan Maduro y Cabello recuerda mucho lo que ocurrió con Jorge Eliécer Gaitán en Colombia, cuyo asesinato desató una ola de violencia popular con efectos que aún perduran en el conflicto armado de ese país.
Pero precisamente eso es lo que se buscaría con el magnicidio: generar una situación de desestabilización y violencia que facilite un desarrollo hacia un escenario libio o sirio. El de magnicidio no es, por supuesto, un plan aislado. Iría acompañado por una profundización de la violencia, algún tipo de guerra civil, donde se produciría la incursión de elementos paramilitares y mercenarios que generarían una situación de ingobernabilidad y muerte. En ese escenario, la canalla mediática nacional e internacional se encargaría de diseñar el montaje para preparar la intervención internacional.
El magnicidio en Venezuela podría ser el detonante de una nueva etapa en las luchas de América Latina por su soberanía y por la justicia social, pero eso sería a un altísimo costo en vidas humanas y en destrucción material. Por supuesto que no es algo deseable.
Por ahora, dejamos estos comentarios hasta aquí, ya hemos estado demasiado extensos, pero era necesario hacer estas consideraciones.
¡Chávez Vive, la Patria Sigue!
¡Hasta la victoria siempre!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!
*Abogado,Activista por los Derechos Humanos,Militante Revolucionario y de la Red Nacional de Tuiter@s Socialistas (RENTSOC). http:// juanmartorano.blogspot. com / http://juanmartorano. wordpr ess.com/ .jmartoranoster@ gmai l.com , j_martorano@ hotmail . com ,juan_ martoranocastillo@yahoo. com. ar . @juanmartorano (Cuenta en Tuiter).
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