Mireya Otero
Finalmente la OMS decretó la pandemia de influenza A H1N1, que en lenguaje coloquial significa que la enfermedad se está transmitiendo de persona a persona y que el contagio está creciendo sostenidamente en al menos dos zonas geográficas diferentes del planeta: Norteamérica y Australasia. Sobre esa gripe se ha especulado bastante, que si es una estrategia de las empresas farmaceúticas para recuperarse de la crisis económica, que es guerra bacteriológica, y en el mejor de los casos que es una mutación espontánea del virus de la Influenza Española de 1918. Lo cierto es que sea cual sea el origen, el virus se está diseminando entre los humanos, tiene capacidad para enfermarnos severamente y hasta para causar la muerte. Ya no hay excusa, tenemos que abordar el tema para poder implementar las medidas higiénicas correspondientes. ¿Que si el pánico…y la economía? A pesar de que la OMS dilató el decreto hasta tener la absoluta certeza de que estaba ocurriendo una pandemia, en USA ya estaban actuando como tal, los CDC (centros para el control y prevención de enfermedades) divulgaron las listas de chequeo de las acciones que cada sector del país debe ejecutar, a fin de planificar el control de la enfermedad, muy específicamente, lo relacionado con el aprovisionamiento de medicamentos e insumos médicos necesarios para el tratamiento de los enfermos en caso de hospitalizaciones masivas. Porque si algo está claro es que el mundo no posee en este momento cantidades suficientes de los antivirales para tratar los pacientes de influenza A H1N1, si esta gripe repentinamente generara muchos enfermos. Hasta ahora, muchos de los enfermos se recuperan espontáneamente tratando los síntomas con antipiréticos y descongestionantes, pero otros requieren hospitalización y cuidados intensivos. Anne Schuchat Directora General del Centro para Inmunizaciones y Enfermedades Respiratorias de USA, reportó que 57% de los casos han ocurrido en personas de entre 5 y 24 años, grupo que también constituye el 41% de las hospitalizaciones, superados solamente por los menores de 5 años. Está claro, los adultos jóvenes y los niños son más sensibles, además de los que tienen una condición de salud previa tal como asma, inmunosupresión, diabetes y embarazo, que representan 71 % de los hospitalizados. Y ahora que todo esto es público y notorio, ¿procedemos a planificar nuestras medidas como país, rompiendo la cadena de contagio al aplicar las normas de higiene, divulgando enérgicamente la información necesaria, y disminuyendo la severidad de la enfermedad al impulsar la búsqueda de atención médica en caso de sospecha o seguimos controlando el pánico?
Profesor Universitario
higuerote06@yahoo.com
sábado, 13 de junio de 2009
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