lunes, 12 de enero de 2009

Hoy los pueblos debemos reclamar justicia para Palestina .

Luz María Martínez de Correa


La sociedad actual exige intervenciones sistemáticas y planificadas por parte de los Estados y sus diferentes órganos, en consonancia con una educación de valores, los derechos humanos y el bien común para lograr la paz social. Una paz que es derivada de la justicia y la libertad social. Se puede decir que esas relaciones debieran estar orientadas a la integración social entre ciudadanos y Estado, ya que se busca alcanzar un óptimo de garantías que les permitan a unos y otros una seguridad normativa e institucional donde se favorezca la paz y los beneficios mínimos para todos. Sin embargo, en momentos de crisis y en épocas de conflictos, estas relaciones se desarticulan seriamente, desde el punto de vista de la estabilidad del sistema normativo y político que les sirve de soporte.
En este sentido, conviene hacer algunas matizaciones importantes, partiendo del mito de la existencia de un orden ético-político universal basado en el simulacro ONU- el concepto de ‘intervenciones bélicas humanitarias’ ha sido acuñado para designar la utilización directa de la potencia militar organizada directamente por dicha instancia internacional y/o por determinados estados –entre los que siempre destaca el bloque hegemónico liderado por EE.UU., acaparado, en todo caso, en una mandato moral de Naciones Unidas- con el objeto de <>1
Para llevar a cabo esta lucha -lucha que hoy en día agoniza en manos de teóricos arrepentidos y de activistas desilusionados junto a los actores que enarbolasen los antivalores la filosofía ha articulado desde siempre la vieja máxima aristotélica de combinar la teoría y la acción en aras de la transformación social. Fueron Sócrates y Platón quienes primero percibieron el peligro de convertir la razón en un instrumento de manipulación político-social arremetiendo con fuerza contra el relativismo más que peligroso que preconizaban los sofistas. Sin embargo, no es posible interpretar estos últimos resabios de otra manera que no sea la testificación permanente de la autocrítica filosófica como crítica de la razón, en aras de su propia consumación.
El poder sin el compromiso práctico de la razón moral, en la que los seres humanos construyen sus valores acerca de lo que es la vida pública solidaria, justa, virtuosa, auténtica, pierde sus fines humanizadores, pues le resta a la acción y al obrar ciudadanos aquellas orientaciones generales que le sirven de marco para entender el significado de los valores éticos y existenciales que deben ser desarrolladas en el espacio público en bien de la ciudadanía.
Por esta razones filosóficas, considero que la guerra es el terror generado por la violencia de las armas y la muerte, es terrorismo oficial del estado criminal que lo materializa y es aceptado como LEGITIMO (para ellos), con ella se pisotea el derecho a la vida, la dignidad humana y a los otros derechos consagrados internacionalmente. Es por esas razones que siento impotencia, dolor y pena por los sufren por la guerra.
Por ello hago un llamado a activar lo aprobado en la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio Adoptada y abierta a la firma y ratificación, o adhesión, por la Asamblea General en su resolución 260 A (III), de 9 de diciembre de 1948 entrada en vigor el 12 de enero de 1951, de conformidad con el artículo XIII. En este sentido, Citaré los siguientes artículos:
Artículo I
Las Partes contratantes confirman que el genocidio, ya sea cometido en tiempo de paz o en tiempo de guerra, es un delito de derecho internacional que ellas se comprometen a prevenir y a sancionar.
Artículo II
En la presente Convención, se entiende por genocidio cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpretados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal:
a) Matanza de miembros del grupo;
b) Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo;
c) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial; d) Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo;
e) Traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo.
Artículo III
Serán castigados los actos siguientes:
a) El genocidio;
b) La asociación para cometer genocidio;
c) La instigación directa y pública a cometer genocidio;
d) La tentativa de genocidio;
e) La complicidad en el genocidio.
Artículo IV
Las personas que hayan cometido genocidio o cualquiera de los otros actos enumerados en el artículo III, serán castigadas, ya se trate de gobernantes, funcionarios o particulares.
De allí que la Corte Penal Internacional, creada por medio del Estatuto de Roma adoptado en 1998, tendrá competencia para juzgar a los individuos responsables por la comisión de los crímenes más graves del derecho internacional, entre los que se encuentran los crímenes de guerra, genocidio, lesa humanidad y de agresión (artículo 5 del Estatuto).
En el Estatuto de la Corte Penal Internacional se establece que ésta será una institución de carácter permanente (artículo 1 del Estatuto) y que tendrá personalidad jurídica internacional (art 4). Su sede estará en la Haya, Países Bajos (el Estado anfitrión) y su vinculación con el sistema de Naciones Unidas estará regulado mediante un acuerdo que deberá aprobar la Asamblea de los Estados Parte. Su jurisdicción será complementaria de las jurisdicciones penales nacionales, de tal modo, la actividad de la Corte se iniciará en los casos en que las jurisdicciones de cada país no quieran o no puedan perseguir delitos recogidos en el estatuto.
¡¡¡Juicio YA para el gobierno de Israel!!!. Exijamos una contundente querella por parte de todos los pueblos del mundo para demandar JUSTICIA para el Pueblo Palestino, debemos alzarnos ante el flagrante crimen de lesa humanidad que están cometiendo los gobiernos de Israel y EEUU contra Palestina. ¿Dónde están los defensores de los derechos humanos en el mundo?. ¡¡¡Alcemos la voz para ayudar a salvaguardar los derechos fundamentales del pueblo Palestino!!!.
Hago un llamado a los rectores de las Universidades, a los profesores, gremios estudiantes, obreros y empleados para que nos sumemos en esta lucha para exigir el fin de la guerra. Pidamos a Dios que los corazones se ablanden y sientan piedad por los que hoy sufren por la guerra.
*Abogada y Profesora Titular de LUZ. Defensora de Derechos Humanos
luzmartinezc@gmail.com

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