jueves, 27 de marzo de 2025

El principio de la sencillez

 CAROLYS HELENA PÉREZ GONZÁLEZ

El principio de parsimonia, conocido como la navaja de Ockham, es un concepto filosófico y metodológico que ha transcendido los siglos. Atribuido al fraile franciscano Guillermo de Ockham, este principio establece que, ante dos explicaciones válidas para un mismo fenómeno, la más simple suele ser la correcta.

Este principio no dictamina que la explicación más sencilla sea siempre la correcta, sino que debemos priorizarla hasta que nuevas pruebas indiquen lo contrario. La simplicidad de la propuesta de Ockham es casi radical en un mundo complejo de datos, hipótesis y mucho ruido.

En el ámbito científico, la navaja de Ockham se ha convertido en una herramienta invaluable. Por ejemplo, en la teoría de la evolución, la explicación de que las especies cambian a lo largo del tiempo debido a la selección natural es más parsimoniosa que las teorías que involucran intervenciones divinas. La teoría de la evolución se basa en mecanismos naturales observables, mientras que las otras teorías introducen elementos innecesarios y no comprobables.

Resulta interesante imaginar este principio en la política y en la comunicación. En el ámbito del pensamiento crítico, la navaja de Ockham ayuda a discernir entre explicaciones plausibles y aquellas que son excesivamente elaboradas o que introducen elementos innecesarios. Nos recuerda que la verdad suele ser más sencilla de lo que aparenta y que la complejidad excesiva a menudo oculta falacias. En la toma de decisiones, por ejemplo, este principio nos anima a buscar las soluciones más simples y directas.

Es importante señalar que la navaja de Ockham no es una regla absoluta. La simplicidad no siempre garantiza la verdad, y en ocasiones, la realidad puede ser compleja y requerir explicaciones elaboradas. Sin embargo, en igualdad de condiciones, la navaja de Ockham nos proporciona una guía valiosa para seleccionar la explicación más probable.

Las suposiciones interpretativas contaminan los análisis para mostrar la realidad como una decantación de hipótesis causales. Este enfoque alimenta la desconfianza en lo cierto, que se muestra como un engaño no descubierto todavía. Los tiempos complejos que nos refiere la política necesitan más luz y claridad, no más tinieblas, sombras o brumas. Partiendo de ella como una afilada navaja de la coherencia, que corta con precisión, deberá ser la respuesta que nos atañe en el combate.
¡Seguimos venciendo, palabra de mujer!


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