sábado, 24 de febrero de 2024

Vitrina de Nimiedades | Bisiesto

 El día de hoy tiene la costumbre de fugarse del almanaque, pero regresa cada cuatro años. Es el día más raro del año

Eduardo Galeano, Los hijos de los días

 Cumplir años un 29 de febrero, más que una excepción, parece una condena. Eso pensaba en el colegio, cuando una compañera de clases anunciaba el nacimiento de su hermana menor, precisamente, en esa fecha. “Pero ¿cuándo cumple años? ¿El 1 de marzo?”, le preguntamos tratando de adivinar qué sucedería cuando el año tuviera 365 días. “Nada. Ella cumple cada cuatro años”, nos respondía con la resignación de quien no comprende esos azares del tiempo.

Unas cuantas lunas han pasado desde esa conversación, suficientes para comprender que esa duda compartida entre infantes realmente no era una ocurrencia de muchachos despistados. Basta acudir al buscador de Google y conseguir, a propósito de la fecha protagonista de este artículo, frases sugeridas “Cuándo celebran cumpleaños los nacidos el 29 de febrero”, “Qué pasa si mi cumpleaños es el 29 de febrero” o “Cómo celebran su cumpleaños los nacidos el 29 de febrero”. La duda es ampliamente compartida, gracias a una inusual mezcla entre genuino desconocimiento e incredulidad.

Acostumbrados a una relación cuadriculada con el avance de los días, los años bisiestos nos hacen dudar, al menos por 24 horas, de las convenciones usadas para contar cuánto hemos vivido. Nos llevan a pensar por algunos momentos que el recuerdo no necesita un espacio en el calendario. Y si hablamos del paso del tiempo, los años bisiestos no nos dan un extra de vida. Solo son un ajuste para seguir viviendo bajo estándares compartidos y mantener las noches y los días como nos acostumbramos.

Visto desde los afanes de la memoria histórica, nada deja de seguir su curso en un año bisiesto. La maldad, la bondad y la ironía no saben de las 5 horas, 48 minutos, 45,10 segundos que van quedando rezagados con el paso de cada año y que se corrigen periódicamente con un día extra en el calendario. En Los hijos de los días, Eduardo Galeano recordada que el 29 de febrero de 1940 se ganó ocho Oscars Lo que el viento se
llevó, que era “un largo suspiro de nostalgia por los buenos tiempos de la esclavitud perdida”.

No es tan sencillo ubicar eventos históricos en esa fecha, pero basta revisar las perspectivas de los últimos días para entender que este año no soplan vientos a favor. Esta columna se escribió a solo seis días del 29 de febrero de 2024, cuando enfrentamos otra campaña más contra la venezolanidad, esta vez apuntalada por un discurso criminalizante, y seguimos luchando por nuestros históricos derechos sobre la Guayana Esequiba. Del resto del mundo mejor no hablamos…

El 29 de febrero, más que un ajuste de cuentas entre el calendario gregoriano y el año solar, es una rareza destinada a ser recordada solo cuando nos tropezamos con esa fecha en una agenda o un almanaque. Es una fecha destinada a ser pensada cada cuatrienio, como si su destino fuera el recuerdo obligado. En nuestra memoria cada año bisiesto es como el cumpleañero que pide una fecha prestada para darle curso a la vida. Así nos marca esa oveja negra del tiempo. 

 

Rosa E. Pellegrino 



No hay comentarios: