La llegada a la presidencia de Hugo Chávez revolucionó la vida de los venezolanos, trascendiendo a la transformación de la República y, con ella, al sistema de gobierno. Así pasamos de un estancamiento burocrático favorable a las élites económicas a una inmediatez en la atención y respuesta a las necesidades históricas de la población venezolana.
Esos cambios se reflejaron en la organización política, pasando de partidos dirigidos por los linajes con intereses particulares a una gran organización popular que dio origen al partido político más grande de Latinoamérica, el PSUV, y que trajo una manera de consolidar las victorias electorales: las patrullas del 1×10, que llevó al menos al 70% de la población electoral a organizarse dentro de ellas, es, sin duda, la maquinaria electoral más exitosa que ha tenido la historia de Venezuela.
Luego, esa estructura organizativa fue empoderada para que en una perfecta simbiosis partido-gobierno coadyuvaran en el ejercicio de la gestión pública y se materializara a través de ella la democracia participativa y protagónica que consagra nuestra constitución.
El presidente Nicolás Maduro ha enfrentado bloqueos financieros, comerciales y el robo de nuestros recursos como forma de agresión, lo que le impidió ejecutar la inversión que garantizara las importaciones, mantenimientos preventivos y correctivos en todos los niveles: servicios públicos, salud, educación, industrias, que afectaron el desarrollo pleno de la gestión pública. Pero jamás se quedó de brazos cruzados ideando alternativas de desbloqueo, como las gestiones del diplomático Alex Saab que permitieron abastecernos de alimentos, medicamentos y combustibles.
La reproducción de las exitosas patrullas 1×10 al Sistema 1×10 del Buen Gobierno, como una forma de respuesta rápida a las demandas de las comunidades, garantiza un gran avance materializado en el 68% de efectividad en la atención y resolución de casos que, junto a las Bricomiles y las Misiones, están revolucionando nuevamente la gestión pública.
Nicolás Maduro ha exhortado a los dirigentes y funcionarios a romper con la enfermedad del burocratismo e indolencia e irse a las calles junto al pueblo a darles soluciones, esto es una nueva demostración de que el Sistema 1×10 del Buen Gobierno es un éxito más de la Revolución.
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