lunes, 25 de septiembre de 2023

Elon frente a los bots

 El dueño de X pretende ponerle freno a una herramienta en plena expansión

El tránsito de Twitter a X parece guiado por el atrevimiento y la contradicción. Es un torbellino radical dirigido a generar polémica con los asuntos más primarios de cualquier red social. Esta semana, Elon Musk marca otro hito: anunció la posibilidad de cobrar una pequeña cuota por el uso de la plataforma. ¿La razón? Hacerle la guerra a la publicación automatizada de contenidos, mediante el aumento de los costos económicos de esta práctica.

La decisión se inscribe en la pretensión de transformar el mapa de actores e interacciones de X por un entorno más "sano". Uno de los flancos de ataque es acabar con esos asuntos considerados por Musk como pecados capitales del antiguo Twitter, como el clickbait o ciberanzuelo y el empleo de bots para gestionar cuentas. Evidentemente, resulta una osadía en un mundo que corre desbocado hacia la expansión de la inteligencia artificial (IA).

Si el propósito es luchar por el equilibrio del mundo digital, es razonable procurar combatir aquellas prácticas que amplifican, sin resistencia, cualquier tipo de mensaje, sea verdadero o no. Hoy, por ejemplo, es un valor extendido hablar de crecimiento orgánico, ese que ocurre cuando una cuenta gana más seguidores sin argucias técnicas o cuando una publicación genera una gran cantidad de "Me gusta", comentarios y republicaciones sin necesidad de pagar por ello. Lograrlo, sin embargo, luce cuesta arriba cuando se puede contar con herramientas capaces de impulsar la visibilidad de contenidos en redes sociales sin necesidad de hacer que los algoritmos nos premien.

Así como es complejo el crecimiento orgánico, también lo es abrir un frente de lucha contra los bots. Es una herramienta muy útil si queremos tener capacidad de respuesta en cualquier momento. Hoy, todos valoramos recibir respuestas al instante; el reino de la inmediatez web no deja espacio para la paciencia. Por eso, cuando hacemos un trámite bancario por un sistema de atención virtual, verificamos un boleto aéreo o queremos asesoría para una compra en línea, es muy probable que estemos interactuando con un robot.

Ya sabemos en qué se traduce esto para las empresas: ahorro de dinero y recurso humano —ironía capitalista—, y una mejor imagen en un mundo negado a echar hacia atrás.

Basta ver algunas cifras: en 2016, según Statista, el mercado de los chatbots, útiles para conversaciones en tiempo real, se ubicó en más de 190 millones de dólares. Para 2025, la cifra se estima en 1250 millones de dólares. Por lo visto, son más quienes ven los beneficios de estas herramientas para sostener conversaciones en tiempo real.

Statista también nos aporta más datos. En 2014, los bots eran responsables de casi 59% del tráfico en línea, conocido también como tráfico inválido. En 2022, bajó a 47,5%, un porcentaje que, si bien es importante, denota tímidos avances en la creación de un ecosistema web dominado por los humanos.

Casi nada indica que Elon pueda resultar vencedor en su lucha frente a los bots.

 

Rosa E. Pellegrino



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