Publicado: 01/09/2023 05:30 PM
La oposición, que es la derecha venezolana, siempre ha sido violenta y esto lo podemos demostrar con las evidencias de los últimos 30 años, en los que han llenado de sangre las calles de nuestro país en defensa de un sistema que no responde a las necesidades de nuestro Pueblo. La investigación que realizamos permitió recordar y afirmar los sucesos más funestos protagonizados por la derecha, como su forma natural de hacer política.
Al hacer memoria, en el año 1989 el Pueblo venezolano salió a protestar contra las medidas económicas tomadas por el gobierno de derecha de Carlos Andrés Pérez y que conocimos como El Caracazo. Para la época “la extinta Policía Metropolitana (PM) fue el cuerpo represor que recibió órdenes del ejecutivo de asesinar ciudadanos durante el alzamiento popular”, así lo detalló la periodista Sandra Izarra del diario Correo del Orinoco en un artículo que citaba al diputado Diosdado Cabello en 2018, quien recalcó con asombro que “aquí en Caracas cuando iban 3.600 muertos, dejaron de contar en el Ministerio de la Defensa”. Añadió el diputado que “el 27 de febrero a la Fuerza Armada le ordenaron asesinar al Pueblo que estaba en las calles protestando contra las medidas neoliberales aplicadas por Carlos Andrés Pérez (…) a nosotros en la Fuerza Armada nos mandaron a asesinar al Pueblo, esa es la verdad (…) Nos mandaron a asesinar al Pueblo, hubo compañeros que se alzaron y dijeron: ‘yo no le voy a disparar al pueblo’ y les dieron de baja y acabaron con la carrera militar de ellos”, aseguró Cabello.
Agrega la periodista Izarra en su artículo que “este evento surgió debido al descontento de la población por los planes acordados entre el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Ejecutivo Nacional, el cual exigía grandes ajustes en la vida económica del país, como por ejemplo el aumento en el costo de la gasolina y el precio del pasaje del transporte público, lo que originó una serie de protestas en Guatire y que rápidamente se fue extendiendo hacia la ciudad de Caracas”.
Además, no fue sólo un asunto económico, sino también político. En una entrevista realizada al profesor Luis Britto García por Telesur, enfatizó que “la rebelión pretendía combatir las tácticas represivas del Gobierno y desafiar el sistema establecido para lograr una mayor libertad política. Las demandas se habían convertido en un símbolo del descontento de la población con el gobierno y la grave situación económica”, afirmó el profesor.
A pesar de que Pérez intentó frenar el alzamiento popular al suspender algunas garantías establecidas en la Carta Magna de 1961, tales como libertad y seguridad personal, libertad de tránsito, inviolabilidad del hogar, libertad de expresión, derecho a reunión y derecho de manifestación, la población se mantuvo en la calle en su aspiración de detener la implementación de las medidas económicas anunciadas por el presidente adeco.
Años más tarde, en abril de 2002 fuimos testigos de un golpe de Estado contra el presidente Hugo Chávez, en el que además de sangre, fuego y francotiradores, la intervención de los medios de comunicación de la derecha hizo ver al mundo que el agresor era el Gobierno Bolivariano. marcha por la oposición que llegaría hasta Chuao; en la que sus líderes decidieron desviarla hasta el Palacio de Miraflores para encontrarse con el Pueblo concentrado a favor de la Revolución, lo que produjo fuertes enfrentamientos en las adyacencias de Puente Llaguno que dejaron muertos y heridos.
Mientras esto ocurría, el General en Jefe, Lucas Rincón Romero, informó que le habían solicitado la renuncia al presidente Chávez, y que éste la había aceptado, lo que nunca ocurrió, como lo evidencia la carta que escribió luego el mandatario. El presidente fue detenido y trasladado al Fuerte Tiuna, para luego ser enviado a la Base Naval de Turiamo y después a la Isla de La Orchila.
Luego, ya en la madrugada del 12 de abril, se auto juramentó el presidente de FEDECÁMARAS, Pedro Carmona Estanga, como mandatario, al derogar la Constitución Bolivariana aprobada por el Pueblo en 1999; estas acciones fueron respaldadas por los medios de comunicación y diversas empresas. Esto violó el principio constitucional de sucesión presidencial, que establecía que correspondía al entonces vicepresidente, Diosdado Cabello asumir las riendas del país en la ausencia del presidente electo.
También temprano, el día 12, seguidores de la oposición acompañados de sus líderes buscaban en la sede de la Embajada de Cuba al Vicepresidente de la República, Diosdado Cabello, el siguiente en el escalafón constitucional para asumir el poder. “Se van a tener que comer las alfombras”, exclamaban orgullosos después de dejar sin luz, electricidad, agua y teléfono a la misión diplomática cubana.
Como dato importante para refrescar la memoria, el hoy candidato a primarias, Henrique Capriles Radonsky, quien para la fecha ejercía como alcalde de Baruta, se atrevió a increpar al embajador Germán Sánchez Otero al pretender revisar la embajada cubana “para verificar si habían funcionarios” del Gobierno en sus instalaciones. No fue sino hasta el 13 de abril, cuando ya se había recuperado el control del país, que el vicepresidente Cabello se juramentó ante la Asamblea Nacional, como dicta la ley, mientras Chávez regresaba en helicóptero.
Los sucesos del Puente Llaguno dejaron una estela de violencia y pánico en la población caraqueña, se libraba una batalla política e institucional por el control del país. También hubo otros episodios de violencia y persecución contra funcionarios del gobierno. Al final el chavismo con apoyo del pueblo, logró retomar el poder el 13 de abril, ese día Chávez volvió a Miraflores con un crucifijo en la mano. Desde entonces, en la historia de Venezuela por los siguientes 20 años han sido los mismos protagonistas de los hechos de violencia, una manera de ejercer la política de cualquier forma, menos pacífica ni democrática.
AMELYREN BASABE/REDACCIÓN MAZO
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