Los movimientos de izquierda en América Latina se inspiran por el feminismo; la derecha entretanto se fortalece día a día.
“Los movimientos sociales son el motor del cambio en la sociedad “, dice el sociólogo francés Alain Touraine. Pero a menudo no entendemos cómo están cambiando también esos movimientos. Hace quince años, los altermundistas dominaban la sociedad civil en América Latina, con el Foro Social Mundial que inició en Porto Alegre, Brasil. Hoy en día son las fuerzas ultraconservadoras que determinan el clima.
Segùn el sociólogo Geoffrey Pleyers no tenemos que preguntarnos cómo ese cambio se pudo dar, sino por qué no nos hemos dado cuenta de este cambio, o al menos no lo hemos notado con tiempo.
Pleyers es profesor, ligado a la Université Catholique de Louvain (UCL) y Ecoles des Hautes Etudes et Sciences Sociales a París. Analizó los movimientos sociales en Brasil, Ecuador, Chile y Colombia. Su libro Movimientos Sociales en el siglo XXI, en el que presenta los nuevos desafíos y formas de los movimientos sociales, fue publicado el año pasado.
¿Cómo calificaría el clima social actual en América Latina?
Geoffrey Pleyers: Al comienzo de este siglo, una ola de gobiernos socialdemócratas y progresistas surgió en América Latina. Desde 2014 hemos visto un fuerte giro a la derecha. No es un fenómeno exclusivamente latinoamericano. En 2014 el nacionalista hindú Modi se presentó como primer ministro en la India, en 2016 Trump llegó al poder, en el verano de 2016 Erdogan fortaleció su poder en respuesta a un golpe fallido en Turquía, Duterte fue elegido como presidente en Filipinas, el grupo pro-Brexit ganó el referéndum y la presidenta Dilma Rousseff fue expulsado del poder en Brasil. América Latina forma parte de este ciclo global y es testigo del surgimiento de una derecha extremamente reaccionaria, de la que habíamos pensado que ya no existió más en América Latina. También la velocidad
con la que ha surgido es asombrosa. Nosotros — académicos, activistas, periodistas- no nos hemos dado cuenta cómo fuerzas de una derecha extremamente conservadora se han vuelto más fuertes durante los gobiernos de izquierda.
¿En qué fuerzas piensa usted específicamente?
Geoffrey Pleyers: El movimiento pentecostal por ejemplo. Las iglesias pentecostales ya están presentes en América Latina desde los años setenta pero se han consolidado de una manera impresionante. En Brasil apoyan figuras como Bolsonaro, en Colombia han tenido una influencia determinante en el voto por el “no” en el referéndum sobre el acuerdo de paz. Estos neo-pentecostales los encuentras en Perú, Costa Rica, Guatemala y Argentina. Ganan almas con la Teología de la Prosperidad, que es completamente en línea con el capitalismo neoliberal y que anima a las personas a comprometerse con la política.
En Brasil alrededor de una cuarta parte de los brasileños pertenece ya al movimiento pentecostal. Estas fuerzas reaccionarias son nacionales y muy locales, pero al mismo tiempo están respaldadas e influenciadas por tendencias internacionales. El ex-consejero de Trump, Steve Bannon, tiene relaciones cercanas con uno de los hijos de Bolsonaro.
El Movimento Brasil Livre (MBL) es un buen ejemplo del hecho de que estos grupos prosperan dentro de una corriente ultra-liberal internacional, muy bien organizada. El MBL es el producto del think tank Atlas Network, con sede en Nueva York, y su red Students for Liberty. Su movimiento nacional en Brasil, en Belo Horizonte, organizó entre 2013 y 2015 varios cursos y presentaciones en 156 institutos de la educación superior en todo Brasil, para formar líderes jóvenes basados en un ultra-liberalismo que no podemos imaginarnos en Europa, basado en la ideología de todos contra todos.
MBL surgió de esta red y fue una de las voces más poderosas para el impeachment contra la presidenta Dilma Rousseff.
Al mismo tiempo, el poder judicial se subordinó al poder ejecutivo, tanto en Brasil como en otros países. Recientemente salió a la luz que el juez Sergio Moro armó todo tipo de maniobras políticamente motivadas para acusar a Rousseff y a Lula de corrupción para lograr encarcelar al presidente Lula y así evitar que pudiera participar en las elecciones. Moro después fue premiado con el puesto de Ministro de Justicia en el gobierno de Bolsonaro.
¿Cómo se explica que esta corriente ha podido instalarse tan fácilmente?
Geoffrey Pleyers: Noticias falsas y la gran difusión a través de las redes sociales jugaron y juegan un papel importante, tanto en América Latina como en Europa. Llegan esas noticias a gente que ya ha formado sus opiniones y su manera de ver las cosas a través de otros canales. Y cada uno cree en el fake news que confirma su manera de ver las cosas.
Llama la atención la cantidad de noticias falsas que tiene que ver con sexualidad y moralidad. Es una práctica que viene de Estados Unidos, pero también la iglesia católica reaccionaria enfocaba en la sexualidad con los dos papas anteriores.
Una de las historias que se cuenta en América Latina es que el matrimonio entre personas del mismo sexo resulta en que los homosexuales vengan a robar a los hijos de parejas heterosexuales. No tiene ningún sentido, sin embargo no falta en tener efecto y dejar un impacto. También en Rumania y en otros países circulan cuentos parecidos. Los pastores mandan este tipo de cuentos a sus fieles por whatsapp.
¿No se podría revertir ese impacto de la derecha con un claro énfasis en los problemas sociales que la gente de verdad siente en la vida concreta?
Geoffrey Pleyers: En la realidad concreta de América Latina la desigualdad es de hecho un tema mucho más importante que los valores morales. Pero al igual que en el resto del
mundo, también en América Latina la izquierda pasa por uno tiempo muy difícil. Los gobiernos progresistas de izquierda en América Latina han realizado unos logros sumamente importantes a nivel social pero no han cambiado a fondo el modelo.
Además, el poder de los movimientos ultra-liberales de derecha y el poder del capital financiero global para influenciar es muy grande. Las empresas transnacionales no solo gozan de los frutos de esa política neoliberal, ellas mismo plasman este sistema con los grupos de presión que manipulan la política a su gusto.
¿Puede el movimiento ecológico ser una fuerza renovadora?
Geoffrey Pleyers: El movimiento ecológico y los grupos que luchan por la defensa de su territorio, tienen que enfrentarse con gobiernos que son elegidos democráticamente pero que de ninguna manera están abierto a una visión alternativa. ¿Cómo defender la selva amazónica y los territorios indígenas cuando las políticas de Bolsonaro estimulan la destrucción cada día? La gente se calla porque tiene que enfrentar una militarización del territorio y una represión muy dura.
Todas las organizaciones campesinas que hoy luchan contra los proyectos mineros en Colombia, son estigmatizados como comunistas, terroristas, guerrilleros, una terminología que después forma un pretexto para matarlos. Por el momento esos movimientos no tienen otra salida que formar un frente defensivo y resistir.
¿Tiempos muy obscuros entonces para movimientos progresistas?
Geoffrey Pleyers: Así es, pero al mismo tiempo se puede vislumbrar en las bases movimientos progresistas y creativos, muy concretos y muy dinámicos: por ejemplo la lucha por la autonomía local, movimientos para otro sistema educativo, numerosas iniciativas para democracia participativa. Vimos más que nunca en las elecciones en Brasil la participación de mujeres negras en la campaña. Marielle Franco fue concejala de Río de Janeiro, negra, lesbiana y políticamente de izquierda. Fue asesinada en marzo de 2018. En Rio y en todo Brasil esta mujer despertó un movimiento muy fuerte. Los movimientos feministas en Brasil son amenazados en muchas formas, pero eso no los detiene para seguir activo y creativo en su lucha.
A fines del año pasado estuve en Argentina, en Buenos Aires en la conferencia del G20. Allí pude ver cómo esa tendencia feminista se da a través de todos los movimientos sociales. Hay una feminización de la izquierda en América Latina y eso es un hecho político importante.
¿Eso también significa que la experiencia personal se ha vuelto más importante que la dimensión política?
Geoffrey Pleyers: También en la política institucional se da una renovación. Dentro de los movimientos sociales se nota tres corrientes — el feminismo, el movimiento indígena y los ecologistas- que se encuentran en su resistencia contra el extractivismo, que es una economía basada en una explotación a menudo devastadora. Juntos ganan fuerza en cuanto a sus ideas, sus ideales y la renovación interna. A diferencia de los movimientos políticos anteriores, para estos movimientos la práctica y lo concreto son dimensiones muy importantes, más que la ideología y los marcos teóricos. Se trata de un deseo a la autonomía local, motivado por la desconfianza hacia el estado, hacia el modelo capitalista y la sociedad de consumo.
En Brasil tienes las bancadas activistas. Son jóvenes y organizaciones sociales que quieren comprometerse y buscar acuerdos con ciertos segmentos de la sociedad, pero sin por eso identificarse con ellos. Durante la campaña electoral de Bolsonaro, decenas de miles de personas salieron a la calle en el movimiento “ele não” (no él), contra Bolsonaro.
Hay esperanza, hay innovación y hay una nueva tecnología que ofrece nuevas oportunidades.
Se puede vislumbrar la dinámica de un movimiento de que el impacto se hará sentir a largo plazo y que se ha estado preparando durante varias décadas.
Ideas solo no cambian el mundo. En su libro usted refiere al ultra-liberal Von Hayek, que elaboró numerosas iniciativas bastante concretas, mientras que la izquierda generalmente se detiene en ideas demasiado teóricas.
Geoffrey Pleyers: De hecho solo ideas no son suficientes. Tienes que construir redes, establecer mecanismos y buscar medios para elaborar e implementar esas ideas. El movimiento feminista es un movimiento global, al igual que el movimiento ecologista.
Pero también las iglesias pentecostales y los movimientos conservadores son movimientos globales.
Lo que llama la atención hoy es que los populistas de la extrema derecha se perfilan como opositores de la élite, también en Europa. La pregunta entonces es: frente a estos populistas de derecha, ¿cuánto poder puede tener un movimiento crítico y intelectual que defiende la democracia?
También estoy impresionado por la velocidad con que las iniciativas de los movimientos reaccionarios se dispersan. ¿Cómo es posible que un eslogan que tiene éxito en Perú, en un instante circula en Brasil, de allí en Argentina y luego en Rumania?
Se nota que es una red que está muy bien organizada, tiene muchos recursos a su disposición y muy buen marketing. Para los progresistas es un problema que va más allá de asuntos de organización. También es una cuestión ética: no quieren usar las mismas armas que esta derecha para convencer a la gente.
En los cursos a mis estudiantes, yo quiero que desarrollen un sentido crítico y que ellos mismos formen su opinión. De esta educación superior puede venir un signo de esperanza.
Pero formar ciudadanos críticos lleva tiempo. La democracia es un desafío permanente.
¿Cómo procurar que estos nuevos activistas no caen en cinismo?
Geoffrey Pleyers: En cuanto a los movimientos feministas, es por un lado la fuerza interna del movimiento, el poder de las relaciones interpersonales que les motiva.
Otro componente es su visión del mundo. Está claro qué fuerzas están combatiendo: la dominación y la represión que van de par con este neoliberalismo, racismo o sexismo.
En muchos movimientos se nota una cosmovisión, una visión del mundo que tiene más profundidad que hace diez o quince años. Tienen perspectivas alternativas, tanto a nivel interpersonal como a nivel de la perspectiva global.
En todo el mundo se nota fenómenos similares. En este sentido esta lucha es internacional. Estoy convencido de que el movimiento feminista brasileña hoy está en primera fila en una lucha global por la democracia. Lo que pasa en Brasil tiene también un impacto en nuestra sociedad hoy. Grupos de extrema derecha se agrupan a nivel internacional, con reuniones en Milán, Portugal, Bruselas y en otros lugares de Europa. La iglesia católica conservadora de derecha también está ganando fuerza y va en contra del papa Francisco. Es urgente que los movimientos progresistas se organizan mejor y más eficientemente a nivel internacional.
“Los movimientos sociales son el motor del cambio en la sociedad “, dice el sociólogo francés Alain Touraine. Pero a menudo no entendemos cómo están cambiando también esos movimientos. Hace quince años, los altermundistas dominaban la sociedad civil en América Latina, con el Foro Social Mundial que inició en Porto Alegre, Brasil. Hoy en día son las fuerzas ultraconservadoras que determinan el clima.
Segùn el sociólogo Geoffrey Pleyers no tenemos que preguntarnos cómo ese cambio se pudo dar, sino por qué no nos hemos dado cuenta de este cambio, o al menos no lo hemos notado con tiempo.
Pleyers es profesor, ligado a la Université Catholique de Louvain (UCL) y Ecoles des Hautes Etudes et Sciences Sociales a París. Analizó los movimientos sociales en Brasil, Ecuador, Chile y Colombia. Su libro Movimientos Sociales en el siglo XXI, en el que presenta los nuevos desafíos y formas de los movimientos sociales, fue publicado el año pasado.
¿Cómo calificaría el clima social actual en América Latina?
Geoffrey Pleyers: Al comienzo de este siglo, una ola de gobiernos socialdemócratas y progresistas surgió en América Latina. Desde 2014 hemos visto un fuerte giro a la derecha. No es un fenómeno exclusivamente latinoamericano. En 2014 el nacionalista hindú Modi se presentó como primer ministro en la India, en 2016 Trump llegó al poder, en el verano de 2016 Erdogan fortaleció su poder en respuesta a un golpe fallido en Turquía, Duterte fue elegido como presidente en Filipinas, el grupo pro-Brexit ganó el referéndum y la presidenta Dilma Rousseff fue expulsado del poder en Brasil. América Latina forma parte de este ciclo global y es testigo del surgimiento de una derecha extremamente reaccionaria, de la que habíamos pensado que ya no existió más en América Latina. También la velocidad
con la que ha surgido es asombrosa. Nosotros — académicos, activistas, periodistas- no nos hemos dado cuenta cómo fuerzas de una derecha extremamente conservadora se han vuelto más fuertes durante los gobiernos de izquierda.
¿En qué fuerzas piensa usted específicamente?
Geoffrey Pleyers: El movimiento pentecostal por ejemplo. Las iglesias pentecostales ya están presentes en América Latina desde los años setenta pero se han consolidado de una manera impresionante. En Brasil apoyan figuras como Bolsonaro, en Colombia han tenido una influencia determinante en el voto por el “no” en el referéndum sobre el acuerdo de paz. Estos neo-pentecostales los encuentras en Perú, Costa Rica, Guatemala y Argentina. Ganan almas con la Teología de la Prosperidad, que es completamente en línea con el capitalismo neoliberal y que anima a las personas a comprometerse con la política.
En Brasil alrededor de una cuarta parte de los brasileños pertenece ya al movimiento pentecostal. Estas fuerzas reaccionarias son nacionales y muy locales, pero al mismo tiempo están respaldadas e influenciadas por tendencias internacionales. El ex-consejero de Trump, Steve Bannon, tiene relaciones cercanas con uno de los hijos de Bolsonaro.
El Movimento Brasil Livre (MBL) es un buen ejemplo del hecho de que estos grupos prosperan dentro de una corriente ultra-liberal internacional, muy bien organizada. El MBL es el producto del think tank Atlas Network, con sede en Nueva York, y su red Students for Liberty. Su movimiento nacional en Brasil, en Belo Horizonte, organizó entre 2013 y 2015 varios cursos y presentaciones en 156 institutos de la educación superior en todo Brasil, para formar líderes jóvenes basados en un ultra-liberalismo que no podemos imaginarnos en Europa, basado en la ideología de todos contra todos.
MBL surgió de esta red y fue una de las voces más poderosas para el impeachment contra la presidenta Dilma Rousseff.
Al mismo tiempo, el poder judicial se subordinó al poder ejecutivo, tanto en Brasil como en otros países. Recientemente salió a la luz que el juez Sergio Moro armó todo tipo de maniobras políticamente motivadas para acusar a Rousseff y a Lula de corrupción para lograr encarcelar al presidente Lula y así evitar que pudiera participar en las elecciones. Moro después fue premiado con el puesto de Ministro de Justicia en el gobierno de Bolsonaro.
¿Cómo se explica que esta corriente ha podido instalarse tan fácilmente?
Geoffrey Pleyers: Noticias falsas y la gran difusión a través de las redes sociales jugaron y juegan un papel importante, tanto en América Latina como en Europa. Llegan esas noticias a gente que ya ha formado sus opiniones y su manera de ver las cosas a través de otros canales. Y cada uno cree en el fake news que confirma su manera de ver las cosas.
Llama la atención la cantidad de noticias falsas que tiene que ver con sexualidad y moralidad. Es una práctica que viene de Estados Unidos, pero también la iglesia católica reaccionaria enfocaba en la sexualidad con los dos papas anteriores.
Una de las historias que se cuenta en América Latina es que el matrimonio entre personas del mismo sexo resulta en que los homosexuales vengan a robar a los hijos de parejas heterosexuales. No tiene ningún sentido, sin embargo no falta en tener efecto y dejar un impacto. También en Rumania y en otros países circulan cuentos parecidos. Los pastores mandan este tipo de cuentos a sus fieles por whatsapp.
¿No se podría revertir ese impacto de la derecha con un claro énfasis en los problemas sociales que la gente de verdad siente en la vida concreta?
Geoffrey Pleyers: En la realidad concreta de América Latina la desigualdad es de hecho un tema mucho más importante que los valores morales. Pero al igual que en el resto del
mundo, también en América Latina la izquierda pasa por uno tiempo muy difícil. Los gobiernos progresistas de izquierda en América Latina han realizado unos logros sumamente importantes a nivel social pero no han cambiado a fondo el modelo.
Además, el poder de los movimientos ultra-liberales de derecha y el poder del capital financiero global para influenciar es muy grande. Las empresas transnacionales no solo gozan de los frutos de esa política neoliberal, ellas mismo plasman este sistema con los grupos de presión que manipulan la política a su gusto.
¿Puede el movimiento ecológico ser una fuerza renovadora?
Geoffrey Pleyers: El movimiento ecológico y los grupos que luchan por la defensa de su territorio, tienen que enfrentarse con gobiernos que son elegidos democráticamente pero que de ninguna manera están abierto a una visión alternativa. ¿Cómo defender la selva amazónica y los territorios indígenas cuando las políticas de Bolsonaro estimulan la destrucción cada día? La gente se calla porque tiene que enfrentar una militarización del territorio y una represión muy dura.
Todas las organizaciones campesinas que hoy luchan contra los proyectos mineros en Colombia, son estigmatizados como comunistas, terroristas, guerrilleros, una terminología que después forma un pretexto para matarlos. Por el momento esos movimientos no tienen otra salida que formar un frente defensivo y resistir.
¿Tiempos muy obscuros entonces para movimientos progresistas?
Geoffrey Pleyers: Así es, pero al mismo tiempo se puede vislumbrar en las bases movimientos progresistas y creativos, muy concretos y muy dinámicos: por ejemplo la lucha por la autonomía local, movimientos para otro sistema educativo, numerosas iniciativas para democracia participativa. Vimos más que nunca en las elecciones en Brasil la participación de mujeres negras en la campaña. Marielle Franco fue concejala de Río de Janeiro, negra, lesbiana y políticamente de izquierda. Fue asesinada en marzo de 2018. En Rio y en todo Brasil esta mujer despertó un movimiento muy fuerte. Los movimientos feministas en Brasil son amenazados en muchas formas, pero eso no los detiene para seguir activo y creativo en su lucha.
A fines del año pasado estuve en Argentina, en Buenos Aires en la conferencia del G20. Allí pude ver cómo esa tendencia feminista se da a través de todos los movimientos sociales. Hay una feminización de la izquierda en América Latina y eso es un hecho político importante.
¿Eso también significa que la experiencia personal se ha vuelto más importante que la dimensión política?
Geoffrey Pleyers: También en la política institucional se da una renovación. Dentro de los movimientos sociales se nota tres corrientes — el feminismo, el movimiento indígena y los ecologistas- que se encuentran en su resistencia contra el extractivismo, que es una economía basada en una explotación a menudo devastadora. Juntos ganan fuerza en cuanto a sus ideas, sus ideales y la renovación interna. A diferencia de los movimientos políticos anteriores, para estos movimientos la práctica y lo concreto son dimensiones muy importantes, más que la ideología y los marcos teóricos. Se trata de un deseo a la autonomía local, motivado por la desconfianza hacia el estado, hacia el modelo capitalista y la sociedad de consumo.
En Brasil tienes las bancadas activistas. Son jóvenes y organizaciones sociales que quieren comprometerse y buscar acuerdos con ciertos segmentos de la sociedad, pero sin por eso identificarse con ellos. Durante la campaña electoral de Bolsonaro, decenas de miles de personas salieron a la calle en el movimiento “ele não” (no él), contra Bolsonaro.
Hay esperanza, hay innovación y hay una nueva tecnología que ofrece nuevas oportunidades.
Se puede vislumbrar la dinámica de un movimiento de que el impacto se hará sentir a largo plazo y que se ha estado preparando durante varias décadas.
Ideas solo no cambian el mundo. En su libro usted refiere al ultra-liberal Von Hayek, que elaboró numerosas iniciativas bastante concretas, mientras que la izquierda generalmente se detiene en ideas demasiado teóricas.
Geoffrey Pleyers: De hecho solo ideas no son suficientes. Tienes que construir redes, establecer mecanismos y buscar medios para elaborar e implementar esas ideas. El movimiento feminista es un movimiento global, al igual que el movimiento ecologista.
Pero también las iglesias pentecostales y los movimientos conservadores son movimientos globales.
Lo que llama la atención hoy es que los populistas de la extrema derecha se perfilan como opositores de la élite, también en Europa. La pregunta entonces es: frente a estos populistas de derecha, ¿cuánto poder puede tener un movimiento crítico y intelectual que defiende la democracia?
También estoy impresionado por la velocidad con que las iniciativas de los movimientos reaccionarios se dispersan. ¿Cómo es posible que un eslogan que tiene éxito en Perú, en un instante circula en Brasil, de allí en Argentina y luego en Rumania?
Se nota que es una red que está muy bien organizada, tiene muchos recursos a su disposición y muy buen marketing. Para los progresistas es un problema que va más allá de asuntos de organización. También es una cuestión ética: no quieren usar las mismas armas que esta derecha para convencer a la gente.
En los cursos a mis estudiantes, yo quiero que desarrollen un sentido crítico y que ellos mismos formen su opinión. De esta educación superior puede venir un signo de esperanza.
Pero formar ciudadanos críticos lleva tiempo. La democracia es un desafío permanente.
¿Cómo procurar que estos nuevos activistas no caen en cinismo?
Geoffrey Pleyers: En cuanto a los movimientos feministas, es por un lado la fuerza interna del movimiento, el poder de las relaciones interpersonales que les motiva.
Otro componente es su visión del mundo. Está claro qué fuerzas están combatiendo: la dominación y la represión que van de par con este neoliberalismo, racismo o sexismo.
En muchos movimientos se nota una cosmovisión, una visión del mundo que tiene más profundidad que hace diez o quince años. Tienen perspectivas alternativas, tanto a nivel interpersonal como a nivel de la perspectiva global.
En todo el mundo se nota fenómenos similares. En este sentido esta lucha es internacional. Estoy convencido de que el movimiento feminista brasileña hoy está en primera fila en una lucha global por la democracia. Lo que pasa en Brasil tiene también un impacto en nuestra sociedad hoy. Grupos de extrema derecha se agrupan a nivel internacional, con reuniones en Milán, Portugal, Bruselas y en otros lugares de Europa. La iglesia católica conservadora de derecha también está ganando fuerza y va en contra del papa Francisco. Es urgente que los movimientos progresistas se organizan mejor y más eficientemente a nivel internacional.
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