Carola Chávez
Lo que uno tienen que ver y oír. Resulta que los “empresarios“ y “comerciantes” de Margarita, esos que recibieron millones de dólares CADIVI, pero a la vez nos vendían todo carísimo “porque el gobierno no les daba divisas”. Esos que importaban ropa de saldo y cachivaches de tercera usando solo una pequeña fracción de los dólares que les asignaban, mientras, con el resto, levantaban un emporio de opulencia y mal gusto en Panamá. Esos mismos que llevan un año llorando porque la quiebra los persigue, culpemaduro que no les da dólares, esos mismos dólares que ellos, al momento de desplumarnos, nos juraban que no recibían… Bueno, el caso es que ellos ahora quieren una cosita más, una pendejadita: Un régimen especial de libertad cambiara para el Puerto Libre.
Ellos explican que sería una maravilla, imagínense, porque los comercios pondrían los precios tanto en dólares como en bolívares, calculados estos últimos, según el precio del dólar y ya sabemos en carne propia cómo lo calculan. Les explico con un ejemplo real y práctico: La semana pasada fui a comprar media blancas escolares para mis hijas. Buenas, ¿Cuánto cuestan las medias? -pregunté señalando un paquete de una conocida y económica marca gringa cuyo precio mayamero no pasa de diez dólares-. El paquete de diez, 17 mil bolos – me contestó la vendedora sin levantar la mirada de la pantalla de su teléfono. ¿Quéééé? Si la semana pasada lo vendían 6 mil… -tartamudeé-. Si, pero el paralelo subió. -y siguió chateando- ¿A 1700 bolos, dónde? ¿Qué clase de cuenta es esa? Pues, el pan nuestro de cada día, la clase de cuentas a las que estamos acostumbrados aquí en la Isla, más no resignados, eso sí.
Por eso, cuando estos desplumadores nos hablan de libertad cambiaria a uno se le encienden todas las alarmas. Y, peor, cuando aseguran, los muy cínicos, que con el régimen que proponen, el precio del dólar se fijaría aquí en Margarita, no en Cúcuta, es decir, lo fijarían los mismos que impulsaron el alza de aquel nefasto dólar negro que hasta la Asociación Bancaria Venezolana calificó de delincuencial, y que no habría tenido resonancia si los comerciantes e importadores cadiveros no lo hubiesen tomado como referencia para engordar su ganancias.
Esto sería como darle la mamá de la hojillas al mono que ya no tiene rebanados.
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