*Luisa Ortega Díaz.
A Venezuela la llevamos en lo más adentro de nuestros corazones y en el alma. Es un caudal de sentimientos e inspiración de nuestras vidas, es un valor con el que nacemos, una herencia que nos legaron hace 200 años los libertadores nacidos en esta tierra. ¡Patria plena de libertad, independencia, justicia y paz!
A diferencia de naciones que se forjaron tras la invasión de otros pueblos y el exterminio de civilizaciones, la nuestra fue concebida para ser libre y ante el yugo que pretendieron imponer los conquistadores, hombres y mujeres alzaron sus armas para liberarla y, más aún, lograr la emancipación de cinco países.
Nacimos en cuna de incalculables riquezas naturales y minerales, con un clima privilegiado y un ecosistema excepcionalmente diverso. Pero, lo más valioso de esta tierras somos sus habitantes, a quienes nos distinguen en el mundo por la alegría y los dones de hermandad y de familia que llevamos en las venas.
Ser venezolano es la máxima expresión de solidaridad, de igualdad, de esperanza; de amor por nuestros semejantes sin importar raza, credo, sexo o condición social. Valores y derechos humanos a los que se les otorga un sitial privilegiado en la Constitución.
A forjar y consolidar los cimientos de esta Nación, han contribuido grandes escritores, poetas, músicos, arquitectos, constructores, científicos, médicos, intelectuales, entre otros, venezolanos de bien.
“Hay sentimientos que no se pueden contener en el pecho de un amante de la Patria…”, dijo Simón Bolívar en su Discurso de Angostura (15 de febrero de 1819), quien además advertía que “Si no hay un respeto sagrado por la Patria, por las leyes y por las autoridades, la sociedad es una confusión, un abismo”.
Es por ello, que estamos obligados a preservar este valioso legado que se llama Venezuela, expresar los sentimientos por nuestra madre que nos ha acogido en su pecho, visto crecer y formarnos para así protegerla de cualquier amenaza.
Hoy y siempre estamos llamados a atender el clamor del Libertador en Angostura: “unidad, unidad…”; para así, con respeto a las instituciones, a nuestros semejantes y con vocación de libertad, sigamos construyendo esta gran casa, que con calor fraternal nos abriga y acoge también al extranjero.¡Seamos orgullosos de este hogar que se llama Venezuela!
*Fiscal General de la República
A Venezuela la llevamos en lo más adentro de nuestros corazones y en el alma. Es un caudal de sentimientos e inspiración de nuestras vidas, es un valor con el que nacemos, una herencia que nos legaron hace 200 años los libertadores nacidos en esta tierra. ¡Patria plena de libertad, independencia, justicia y paz!
A diferencia de naciones que se forjaron tras la invasión de otros pueblos y el exterminio de civilizaciones, la nuestra fue concebida para ser libre y ante el yugo que pretendieron imponer los conquistadores, hombres y mujeres alzaron sus armas para liberarla y, más aún, lograr la emancipación de cinco países.
Nacimos en cuna de incalculables riquezas naturales y minerales, con un clima privilegiado y un ecosistema excepcionalmente diverso. Pero, lo más valioso de esta tierras somos sus habitantes, a quienes nos distinguen en el mundo por la alegría y los dones de hermandad y de familia que llevamos en las venas.
Ser venezolano es la máxima expresión de solidaridad, de igualdad, de esperanza; de amor por nuestros semejantes sin importar raza, credo, sexo o condición social. Valores y derechos humanos a los que se les otorga un sitial privilegiado en la Constitución.
A forjar y consolidar los cimientos de esta Nación, han contribuido grandes escritores, poetas, músicos, arquitectos, constructores, científicos, médicos, intelectuales, entre otros, venezolanos de bien.
“Hay sentimientos que no se pueden contener en el pecho de un amante de la Patria…”, dijo Simón Bolívar en su Discurso de Angostura (15 de febrero de 1819), quien además advertía que “Si no hay un respeto sagrado por la Patria, por las leyes y por las autoridades, la sociedad es una confusión, un abismo”.
Es por ello, que estamos obligados a preservar este valioso legado que se llama Venezuela, expresar los sentimientos por nuestra madre que nos ha acogido en su pecho, visto crecer y formarnos para así protegerla de cualquier amenaza.
Hoy y siempre estamos llamados a atender el clamor del Libertador en Angostura: “unidad, unidad…”; para así, con respeto a las instituciones, a nuestros semejantes y con vocación de libertad, sigamos construyendo esta gran casa, que con calor fraternal nos abriga y acoge también al extranjero.¡Seamos orgullosos de este hogar que se llama Venezuela!
*Fiscal General de la República
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