miércoles, 7 de enero de 2015

Tenemos tanto que aprender de Cuba.

ROBERT F. KENNEDY JR. 

El 17 de diciembre, el presidente estadounidense Barack Obama anunció el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba, después de más de cinco décadas de una política equivocada que mi tío, John F. Kennedy, y mi padre, Robert F. Kennedy, fueron responsables de aplicar después de que el gobierno de Dwight D. Eisenhower
El 17 de diciembre, el presidente estadounidense Barack Obama anunció el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba, después de más de cinco décadas de una política equivocada que mi tío, John F. Kennedy, y mi padre, Robert F. Kennedy, fueron responsables de aplicar después de que el gobierno de Dwight D. Eisenhower (1953-1961) implementara el embargo contra la isla por primera vez en octubre de 1960.

La medida generó la esperanza en muchos sectores, no solo en Estados Unidos sino en todo el mundo, de que ahora el propio embargo estaría destinado a desaparecer.

Esto no quita el hecho de que Cuba sigue siendo una dictadura. El Gobierno cubano restringe libertades básicas como la libertad de expresión y de reunión, y es propietario de los medios de comunicación.

Parece una tontería que Estados Unidos mantenga una política exterior mediante la repetición de una estrategia que demostró ser un fracaso monumental durante seis décadas. La definición de la locura es la repetición de una misma acción una y otra vez a la espera de resultados diferentes. En este sentido, el embargo es una locura.

A pesar de su pobreza, Cuba consiguió algunos logros impresionantes. El Gobierno se jacta de que su población tiene el índice de alfabetización más alto de cualquier país del hemisferio, de que sus ciudadanos gozan de acceso universal a la atención sanitaria y de que posee más médicos por habitante que los demás países del continente americano. Los médicos cubanos tendrían una formación médica de alta calidad.

A diferencia de otras islas del Caribe, donde la pobreza significa pasar hambre, cada cubano recibe una libreta mensual de racionamiento de alimentos que cubre sus necesidades básicas.

Incluso los funcionarios cubanos admiten que la economía está asfixiada por las ineficiencias del marxismo, aunque también argumentan que la principal causa de los problemas económicos de la isla es el estrangulamiento que provocaron los 60 años de embargo comercial.

Es claro para todos que el embargo aplicado por primera vez durante la administración de Eisenhower en octubre de 1960 castiga injustamente a los cubanos de a pie. Este impide el desarrollo económico al hacer que prácticamente todos los productos básicos y toda clase de equipos sean astronómicamente caros y difíciles de obtener.

Lo peor de todo es que, en lugar de castigar al régimen por sus restricciones a los derechos humanos, el embargo fortaleció a la dictadura al justificar la opresión. Brinda a los cubanos la evidencia visible del cuco que todo dictador necesita: un enemigo externo para justificar un estado de seguridad nacional autoritario.

El embargo también brindó a los líderes cubanos un monstruo plausible a quien culpar por la pobreza de Cuba. Otorgó credibilidad al argumento de La Habana de que Estados Unidos, y no el marxismo, causó el malestar económico de la isla.

Es casi seguro que el embargo ayudó a mantener a los hermanos (Fidel y Raúl) Castro en el poder durante las últimas cinco décadas.

Es más que paradójico que los mismos políticos que argumentaron que deberíamos castigar a Castro por limitar los derechos humanos y maltratar a los presos en las cárceles cubanas sostienen que el maltrato que Estados Unidos proporciona a nuestros prisioneros en las cárceles cubanas está justificado.

Imagine que un presidente estadounidense se enfrentara, como le sucedió a Castro, a más de 400 intentos de asesinato, miles de episodios de sabotaje apoyados desde el extranjero y dirigidos a la población, las fábricas y los puentes de nuestra nación, a una invasión patrocinada desde el exterior y a 50 años de guerra económica que, en los hechos, privara a nuestra ciudadanía de artículos de primera necesidad y estrangulara nuestra economía.

Los líderes cubanos apuntaron al embargo, con abundante justificación, como la razón de la privación económica en Cuba.

El embargo permite que el régimen cubano exhiba a Estados Unidos como un matón y se muestre como la personificación del coraje, de pie ante las amenazas, la intimidación y la guerra económica por la mayor superpotencia militar de la historia.

Le recuerda constantemente al orgulloso pueblo cubano que nuestra poderosa nación, que ha orquestado la invasión de su isla, saboteó sus industrias y confabuló durante décadas para asesinar a sus líderes, mantiene una agresiva campaña para llevar su economía a la ruina.

Quizás el mejor argumento a favor de levantar el embargo sea que no funciona. Nuestro embargo de más de 60 años contra Cuba es el más longevo en la historia y, sin embargo, el régimen de los Castro se mantiene en el poder.

* Robert F. Kennedy Jr. es abogado del National Resources Defense Council y de Hudson Riverkeeper, y presidente de Waterkeeper Alliance. También es profesor y abogado supervisor de la Clínica Procesal Ambiental de la Facultad de Derecho de la Universidad Pace y coanfitrión de Ring of Fire en Air America Radio. En el pasado se desempeñó como fiscal general adjunto de la ciudad de Nueva York.  

Robert F. Kennedy Jr.  
WHITE PLAINS, 
Estados Unidos, 30 dic 2014 (IPS) 

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