SORAYA BEATRIZ EL ACHKAR G.
Es mentira que no te vinculas con el dolor de tus estudiantes, su familia y el entorno que abruma si, por el contrario, no hallas qué hacer con la angustia de verlos crecer en medio de la incertidumbre gemebunda que termina por quedarse retraídamente en el aula de clase
Es mentira que no te vinculas con el dolor de tus estudiantes, su familia y el entorno que abruma si, por el contrario, no hallas qué hacer con la angustia de verlos crecer en medio de la incertidumbre gemebunda que termina por quedarse retraídamente en el aula de clase. Es mentira que la indiferencia te robó el alma y te dejó sin sensibilidad frente al desamor paterno que abandonó y solo se queda en el imaginario del dibujo escolar el Día del Padre. Es mentira que el abrazo se te secó y tus brazos ya no se estiren al infinito para alcanzar a quienes esperan por ti y que tu escuchar se hizo sordo para protegerte del susto de no saber alegar.
Es mentira que la ilusión del abecedario vuelto bella prosa se te haga imposible trinchera de conquistar y se quede en quimera de los pasillos de una escuela que soñó con ser dueña de las letras.
Es mentira que tu dignidad está quebrada entre mercancías que ruedan profanando el templo dedicado al cultivo de las almas con sed de saber y ser. Es mentira que te hayan robado las ganas de aprender y ser mejor para servir con mayor presteza y que te aburra inventar ideas, métodos, juegos que curucutean en el alma y la inteligencia de quien está creciendo. Es mentira que no te levantas con la misma ilusión cada día para el encuentro con la curiosidad que despiertas con las preguntas que se vuelven camino y las respuestas que se tornan huecos. Es mentira que las matemáticas te enloquezcan, que la historia sea una intrusa, la Química o la Física no te expliquen el fenómeno de volar en parapente, escalar la montaña y besar a quien amas.
Es mentira que camines sobre el reloj desesperando el tiempo que se divierte dejando huellas en el alma y en la destreza que salva en la juventud. Es mentira que tu vida se socavó entre las paredes de un aula de clase pintada de blanco marfil y te hayas olvidado de nuestras plazas, el mercado, el mar, las montañas, la bodega, las canchas, el patio, el parque cuyos colores, figuras e historias se conjugan para conspirar con los contenidos curriculares y volverse pizarra viviente. Es mentira que los maestros y maestras de la Patria hayan sido atrapados por el canto de las sirenas y se hayan dejado seducir y apartar de la ruta encomendada de enseñar la técnica, el arte y el amor a la nación a quienes hacen República. Es mentira que sea mentira o quizás viceversa.
Es mentira que la ilusión del abecedario vuelto bella prosa se te haga imposible trinchera de conquistar y se quede en quimera de los pasillos de una escuela que soñó con ser dueña de las letras.
Es mentira que tu dignidad está quebrada entre mercancías que ruedan profanando el templo dedicado al cultivo de las almas con sed de saber y ser. Es mentira que te hayan robado las ganas de aprender y ser mejor para servir con mayor presteza y que te aburra inventar ideas, métodos, juegos que curucutean en el alma y la inteligencia de quien está creciendo. Es mentira que no te levantas con la misma ilusión cada día para el encuentro con la curiosidad que despiertas con las preguntas que se vuelven camino y las respuestas que se tornan huecos. Es mentira que las matemáticas te enloquezcan, que la historia sea una intrusa, la Química o la Física no te expliquen el fenómeno de volar en parapente, escalar la montaña y besar a quien amas.
Es mentira que camines sobre el reloj desesperando el tiempo que se divierte dejando huellas en el alma y en la destreza que salva en la juventud. Es mentira que tu vida se socavó entre las paredes de un aula de clase pintada de blanco marfil y te hayas olvidado de nuestras plazas, el mercado, el mar, las montañas, la bodega, las canchas, el patio, el parque cuyos colores, figuras e historias se conjugan para conspirar con los contenidos curriculares y volverse pizarra viviente. Es mentira que los maestros y maestras de la Patria hayan sido atrapados por el canto de las sirenas y se hayan dejado seducir y apartar de la ruta encomendada de enseñar la técnica, el arte y el amor a la nación a quienes hacen República. Es mentira que sea mentira o quizás viceversa.
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