martes, 6 de enero de 2015

Formar para ser productivos.

AURORA LACUEVA

Empieza el año con la intención gubernamental de promover un modelo económico no rentista: “basado en el trabajo, en la creación, en la lucha y en los logros, que van a ser los logros de todos”, según el vicepresidente Arreaza.
Empieza el año con la intención gubernamental de promover un modelo económico no rentista: “basado en el trabajo, en la creación, en la lucha y en los logros, que van a ser los logros de todos”, según el vicepresidente Arreaza. En verdad pocos -por no decir nadie- creerán que es posible alcanzar una sociedad equitativa y próspera simplemente gracias al reparto de la inestable renta petrolera. Pero no es fácil usar esta última como palanca en vez de como colchón y de ese modo llegar a cultivar la mayor parte de lo que comemos, a elaborar nuestro vestido y calzado, a generar a partir del petróleo toda una gama de derivados y productos petroquímicos, a sintetizar los principales medicamentos que requerimos, o a usar nuestro acero y otros materiales para producir tractores, taladros, maquinaria industrial, etcétera. Lo peligrosamente sencillo es vender el valioso crudo sin mayor procesamiento e importar, o a lo sumo ensamblar lo que otros con su esfuerzo e ingenio han creado mientras nos afanamos en el comercio, la burocracia y algunos servicios. 

Hace falta un esfuerzo de planificación a largo plazo, de inversión acertada y supervisada, de estímulos a la productividad, de buena integración regional, de formación de las trabajadoras y los trabajadores. Y hace falta también que los logros sean de todos y para todos: que la riqueza generada llegue luego a quienes laboraron para producirla y a sus familias, en vez de quedarse en pocas manos. Esa es precisamente la lógica en el avance hacia el socialismo.

La escuela está llamada a cumplir un papel importante en la construcción de una sociedad justa y fértil. Desde luego, la educación va más allá de la preparación para el trabajo: debe ser una acción cultural profunda y diversificada, que permita a cada uno desarrollar todas sus potencialidades y que promueva el florecimiento creativo de la sociedad, constituyéndose así en poderoso motor de la evolución cultural de la especie humana. Pero dentro de este empeño está incluida la formación para ser exitosos participantes en una economía que contribuya al buen vivir en armonía con la naturaleza. 

Aurora Lacueva
lacueva@hotmail.com

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